El Yoga Integral es una “enseñanza” que aporta los medios para la mejora personal en los planos físico, emocional y mental, propiciando el despertar y la realización en la vida cotidiana de la dimensión espiritual del ser humano. Se trata de una “enseñanza” ambiciosa en medios, objetivos y resultados, que está sustentada por la certeza de que todos portamos en nuestro interior el conocimiento de un propósito o propósitos luminosos para desarrollar en la vida, algo que se va mostrando en la medida en que se activa en nosotros la presencia de nuestro guía interno y se realiza en el exterior, lo cual nos aporta cada vez mayores niveles de felicidad, plenitud y armonía.
El objetivo de este Yoga no es la huida de la vida y las circunstancias vitales; la vía no es la de alejarse o apartarse del escenario de fuerzas vivas de la naturaleza, muy al contrario, el ideal del Yoga Integral sostiene la posibilidad y la oportunidad evolutiva que tenemos como seres humanos de transformar los códigos negativos habituales de necesidad, enfermedad y muerte, con el fin de alcanzar una vida superior más plena. Su práctica impulsa un cambio personal progresivo y real en la medida que se desarrolla nuestra fuerza interior, sabiduría intuitiva y libertad de elección.
Este intento de conciliar la dimensión dimensión espiritual del ser humano es tan real y concreta como el resto de aspectos de nuestra existencia aunque temporalmente pueda estar velada a nuestra comprensión a causa de una atención demasiado centrada en los objetos externos o en los resultados sensoriales. Así que parte del entrenamiento meditativo está dirigido a ordenar nuestro interior para permitir que podamos distinguir lo que somos de lo que simplemente deviene o se mueve a través de nosotros.
En el Yoga Integral las tres dimensiones del ser humano cooperan y colaboran entre sí: el trascendente, el mundo y el individuo, que en origen son lo mismo pero en la práctica se expresan diferente. De partida la tendencia natural de estos tres planos es estar en equilibrio, y cuando no lo están, vivimos las consecuencias a través de la experiencia sensible del sufrimiento. El mundo y el universo no están en contra del ser humano, como a veces nos puede parecer erróneamente; simplemente son un espacio de experiencia para nuestra alma. Lo trascendente no es esquivo o lejano; muy al contrario nos acompaña silenciosa y cercanamente, aunque velado, para que podamos descubrirlo por nuestros propios medios.
Lo que tenemos más cerca es el individuo, y empezamos por él, dándonos cuenta del inmenso potencial que representamos y asumiendo libremente la responsabilidad de desarrollarlo. Nuestra capacidad de auto-consciencia es la garantía de que podemos no solo participar de las imposiciones de la Naturaleza, si no que nos podemos convertir en co-creadores de la realidad, y en alquimistas de la naturaleza ordinaria. Y aunque nuestro alquimista interno no esté plenamente desarrollado, es posible atisbarlo cuando nos observamos con capacidad para transformar estados emocionales o mentales negativos en positivos.
Los resultados de la naturaleza ordinaria no son inevitables para la persona que realiza un trabajo personal consciente, ordenado y comprometido. Nuestra meta es encontrar la claves para cada momento de esta aventura consciente en la que estamos embarcados, activando los recursos que nos ofrece el guía interno, disminuyendo la influencia de los movimientos poco edificantes que a veces sostenemos por hábito o por ignorancia, abriéndonos a las fuerzas del universo más poderosas y luminosas para que ejerzan la influencia transformadora que mejore el estado presente de la persona y de la humanidad en general.
Sandra Docando, Savitri
Formadora de profesores de Yoga Integral
en la Escuela Mahashakti en las materias de
Filosofia, Psicologia y Meditación Integral.
www.escuelamahashakti.com