Mucho se ha escrito sobre el Pensamiento Positivo, pero creo que siempre puede venir bien en un momento determinado, volverlo a escuchar, aunque solo llegue a una sola persona que en este momento necesite estas palabras.
¡Qué bueno es que alguien nos de un soplo de aliento una voz de esperanza! Algo que nos abra las puertas a una nueva escena. Saber que hay un nuevo horizonte donde mirar. Algo nuevo que descubrir.
A veces al sentirnos mal nos dicen “ponte en positivo” y si, lo hemos podido oír muchas veces, pero otras muchas, no lo hemos querido escuchar. Seguimos sumergidos en nuestros pensamientos de siempre. Pero el pensamiento positivo puede ser una técnica maravillosa, que nos hace cambiar nuestras vidas.
Recuerdo hace muchos años que yo estaba triste y abatida y sin saber qué hacer con mi vida. No entendía porque me sentía cada vez más infeliz, si era mi destino, mi mala suerte, y no lograba entender que pasaba.
Entonces llegó a mis manos un libro sobre Pensamiento Positivo: Usted puede Sanar su Vida de Louise Hay . ¡Nunca olvidaré ese libro!. Fue tan importante en mi vida; me ayudó a cambiar.
Empecé a observarme a escuchar cómo pensaba, qué hablaba, y que decía a los demás, y en muchos casos, cómo me regañaba. Una y otra vez me preguntaba de dónde venía esta informacion ¿Por qué hacía esto?. Entonces empecé a actuar.
Al escuchar mis pensamientos y mis creencias, gracias a las enseñanzas de aquel buen libro, comencé a practicar. Cuando pensaba por ejemplo… que era una víctima de la desgracia, esa palabra la ponía en positivo y decía: “Soy afortunada. Soy Feliz. Tengo derecho a Ser Feliz”. Al principio no me lo creía pero repetía mis afirmaciones tantas veces como fuera necesario, cada vez que me acordaba.
De vez en cuando volvían otra vez esos pensamientos oscuros, y muchas veces me decía a mi misma: “No. Ahora quiero pensar que Soy Feliz. Me merezco ser Feliz. Dios, El Universo, o como cada uno lo llame, no me habían traído a este mundo para que yo me sintiera mal”.
Cuando retrocedía, en mi intento por salir adelante, cogía fuerzas y cada vez era más sencillo volver a sentirme bien. Me iba dando cuenta de cómo actuaba mi mente, y no tardaba tiempo en ser consciente de ello. Eran tantas las ganas de salir de esa desilusión interna, que una y otra vez volvía a la labor, al pensamiento positivo, a hacer afirmaciones, cambiando mis pensamientos por otros más positivos. Nada perdía por volverlo a intentarlo. Sabía que en otras ocasiones había funcionado y me había sentido bien. Cada vez me ocupaba menos tiempo retomar los buenos hábitos de positividad. Solo había que practicar lo aprendido. Era normal que a mi mente se le olvidase y volviera a pensar como lo había hecho durante muchos años. (No te desanimes si esto te llega a suceder).
Seguí probando con el pensamiento positivo y descubrí que cuando escuchaba una canción triste yo me sentía triste, pero por el contrario, si escuchaba una canción alegre también sentía esa alegría. Fui cambiando hábitos. Eligiendo cosas más adecuadas para mi propósito.
Fue un despertar. Nadie nunca en mi infancia, ni adolescencia, me había dicho anteriormente el poder que tenía la palabra, el pensamiento, los sentimientos. Tuvo que pasar algo para empezar a ser consciente de que tenía que cambiar. A veces la vida es así de caprichosa, y cuando menos te lo esperas, ocurre algo, que te hace reflexionar, plantearte qué hacer con tu vida, y preguntarte ¿qué estoy haciendo mal?.
Fui profundizando más, y más, para saber de dónde venían esos pensamientos, porque siempre había pensado que el dinero no caía de los árboles, que había que trabajar duro para vivir más o menos bien. Yo hice de esto mi creencia, pero descubrí que eso también se puede cambiar. Esa expresión la escuché de pequeña, y crecí creyendo en ello. Cuando somos niños creemos lo que nos enseñan los mayores, aquello que vimos en nuestros padres, tutores, maestros, y personas que en nuestra vida habían sido importantes y piezas claves. Los creíamos con mayores conocimientos que nosotros y a veces hacíamos de sus palabras leyes, verdades absolutas. Pero no deja de ser su verdad, la de ellos. A ellos tampoco les enseñó nadie cual era la mejor manera de vivir, de pensar ni de reaccionar.
Swami Sivananda por ejemplo siendo médico, decía que si viene un paciente y el médico le dice: ¡Estás fatal, de esta no se si saldrás!, la persona cae en la destrucción inconscientemente, sintiéndose cada vez peor. Y también decía que si por el contrario, le dices “esto no es nada, ayuna y mañana estarás como nuevo” así será. Esta es la información que le estás dando a tu cuerpo para que reaccione de una manera determinada, es lo que le estás pidiendo al Universo, y esa es la energía que irradias, y la energía que atraes.
Observa tu mente y transfórmala con el pensamiento positivo
La mente es tan poderosa, que nos lleva por donde quiere. Unas veces es nuestra amiga y otras nuestra enemiga, por eso es bueno observar tu mente, conociendo tu mente puedes cambiar las cosas que no están bien. Limpia tu mente de esos pensamientos que no sirven para nada. Habrá algunos pensamientos que no sirvan para nada, otros te ayudarán a conocerte mejor: escúchate, obsérvarte, no te regañes. Puede que a veces te regañes tal y como te regañaban cuando eras niño, puede que te digas las mismas palabras que te decían entonces, obsérvalo.
No buscamos culpables. Como dice Louise Hay (autora de una extensa obra ) somos víctimas de victimas, nadie nos ha enseñado a vivir. Los tutores, maestros etc. lo han hecho lo mejor que han podido y sabido. Siempre hay un motivo para hacer las cosas. Según el momento en que nos encontremos así actuamos. Siempre haciendo lo que creo que es lo mejor en ese preciso momento. En el aquí y el ahora.
No te culpes por no haberte dado cuenta antes. Ni creas que es muy tarde para cambiar.
Yo quiero que hasta el último día de mi vida, sin importar la edad que tenga, seguir cambiando para mejorar mi vida. Hasta que como “yogui en prácticas“ llegue a la Realización del Ser. Eso requiere cambios: cambios en mi, en mis defectos de carácter, en mis actitudes sintiéndome bien conmigo misma, y con el prójimo.
Louise Hay nos dice “no me creas, sólo practica”. Empieza dando pasos pequeños pero seguros. Escoge una o dos frases de esas que te pueden hacer más daño, esas que son negativas y te están haciendo ser infeliz. Transformalas en pensamiento positivo y practica tus afirmaciones. Inténtalo, las veces que sea necesario; no te vengas abajo si en algún momento no consigues tus propósitos.
- En vez de fijarte en lo negativo, da gracias; son muchas las cosas por las que hay que dar gracias.
- Levántate con una palabra positiva, acuéstate con una frase positiva.
- Soy salud física y mental – Confianza y seguridad en mi misma.
- El éxito acompaña todo lo que emprendo.
- Desarrollo mi potencial espiritual.
A esa persona que necesita leer esto, se lo dedico. Que le llegue como a mi me llegó ese despertar.
Jánaki Alcalá Molina
Centro de Yoga y Formación Om Ganesha
www.yogamostoles.com