Canto de Verano
Aprende a manejar el fuego
Vela tu llama: tu fuego interno
Templa las hogueras de lo externo
Aléjate de la anarquía y cultiva el centro
Aléjate de la impaciencia: cultiva nobleza y respeto
Celebra la vida
Sereno, despierto
Vive, disfruta, celebra
A cielo descubierto
En la más cálida de las estaciones los días son más largos y las noches más cortas. Anuncia su comienzo el solsticio de verano que tiene lugar el 21 de junio en el hemisferio Norte y el 21 de diciembre en el hemisferio Sur. En ese momento el sol alcanza su máxima declinación Norte y por ello es el día más largo del año. El sol se engalana con su máximo esplendor, la luna receptiva refleja su luz, las estrellas, la naturaleza y los seres humanos se unen en torno a una fiesta mágica y poderosa. En dicha fecha, desde tiempos inmemoriales, se han llevado a cabo celebraciones y rituales con un denominador común: la presencia del fuego sagrado, capaz de quemar lo antiguo, transmutar y renovar la energía. Esa es la cualidad sanadora del verano.
La Festividad de San Juan que nosotros celebramos proviene de tiempos anteriores al cristianismo. Desde entonces, los agricultores sostienen que en ese periodo tan especial germinan plantas y flores con grandes poderes curativos como el hipérico, también llamada planta de San Juan, que solían y suelen recolectar en esta noche mágica para luego hacer aceites y tisanas. La comunidad hacía y hace una gran hoguera: en ella se quema aquello que ya no queremos en nuestra vida. Después se salta la hoguera como un símbolo de purificación. Los agricultores celebraban y celebran las cosechas y tener más tiempo de ocio y diversión. El espíritu del verano ya ha llegado.
Los antiguos mitos griegos llamaban “puertas” a los solsticios. La “puerta de los hombres”, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio), “la puerta de los dioses” del solsticio de invierno (del 21 al 22 de diciembre). ¿Te animas a entrar en la energía del verano? se te abrirá la puerta de los hombres.
El calor nos lleva hacia el exterior, a querer estar fuera en las noches largas. Es tiempo de disfrutarlas, de celebrar los frutos recogidos durante este tiempo, relajarse, reír, jugar… eso sí, si nos vamos hacia fuera en exceso podemos correr el riesgo de perder lo acumulado en las prácticas anteriores o malgastarlo inútilmente en una socialización y anarquía que erosione el centro. Se consciente de cuándo la celebración nutre tu alma y cuándo se convierte en una evasión que la desgasta. La energía del verano conduce a la relajación, a soltar el orden y la disciplina de otros momentos del año. Se respira una sana anarquía en el aire. Muchos dichos populares la mencionan: locura veraniega, amor de verano, sueño de una noche de verano… Sus canciones nos invitan a bailar y celebrar. Esta encantadora proposición nos puede llevar a un serio exceso de anarquía si no sabemos compensarla. El verano necesita tiempos de silencio y presencia centrada para alejar la dispersión: No lo olvides: hay una forma de “desfogar” que aligera y conecta con el alma y otra en la que nos perdemos y erosionamos.
El corazón, el intestino delgado, la boca y la lengua – que son las ventanas exteriores del corazón – son órganos activos en verano. El corazón se agita en el clima caluroso, lo cual activa la aceleración mental sino estamos centrados y enraizados. El corazón está estrechamente ligado a la calidad y frecuencia de nuestros procesos mentales y verbales en la medicina china.
Por ello te proponemos un plan de vacaciones sanas:
– CALIBRA LA CALIDAD DE TU FUEGO INTERNO: El fuego es el elemento clave del verano. El fuego de la pasión que custodia el corazón y se expresa por la boca. Hay dos clases de fuego que pueden darse dentro de nosotros. Hay un fuego interno que arde con el amor que nutre los órganos. Cuando fluye irradiamos alegría y pura vida. Hay otro tipo de fuego que sentimos dentro cuando estamos enfadados, frustrados o acelerados. Este desgasta y estresa. Aprende a tomar conciencia de cómo fluctúan y se mueven en ti ambos. Mantén la calidez adecuada en el cuerpo y en el alma. No te escapes de ti. La idea es fomentar el fuego sagrado y alejarse del fuego de la emoción densa.
– POTENCIA LA EMOCIÓN CLAVE DEL VERANO: LA ALEGRÍA. La alegría centrada, conectada y sincera nutre el corazón, genera vitalidad. Encuentra razones y planes para entusiasmarte, crear, jugar, moverte, lanzarte a la aventura… Concéntrate en estar feliz el mayor tiempo posible del día. La tristeza puede aparecer si te empeñas en no aceptar lo que te toca o si hay un exceso de juerga, alcohol o marcha enajenada durante días. La falta de orden es una tentación estival y si se persevera durante días uno termina a la deriva, raptado por un fuego de baja calidad que le lleva a estar acelerado en actos y palabras: verborrea, enfados tontos, reacciones no centradas… El rojo es el color del verano, el rojo de la fertilidad, la abundancia, de la alegría que emanan las cerezas, las fresas, las granadas…
– CULTIVA LA PALABRA JUSTA: presta atención a lo que dices, a cómo y desde donde lo dices. Aléjate de la verborrea descontrolada, de un hablar desaforado e inconsciente que puede propiciar el verano. Vela por la alta vibración del mensaje. No digas nada crítico o negativo que pueda bajar la vibración de una estancia.
– PLANEA DESCANSOS: Para manejar el fuego es importante estar descansados aunque tanta luz no nos lo propicie. Dormir lo suficiente hace que la mente resista el calor y el fuego interno se equilibre. Siente si a lo largo del día necesitas un paseo a solas, una siesta o una meditación. Todas ayudarán a no perderte en los demás y volver a ti. Si tu mente está agitada descansa los músculos o cánsalos con danza o deporte. Toma conciencia de la fluctuación de tu fuego para que no genere un incendio. La taquicardia puede revelar una falta de descanso suficiente.
– CELEBRA DESDE EL SER: Salir, compartir, celebrar hacia afuera sin perdernos por dentro. Cuando sientas que te estás perdiendo o que el fuego está desequilibrado retírate. En verano se aprende a cultivar el arte de la despedida a tiempo. Las palabras dignidad y respeto a nuestros límites y a los de los demás son un trabajo diario en verano.
– PERMÍTETE IRRADIAR TU PROPIA BELLEZA: Si hemos viajado con cierta conciencia a través de las anteriores estaciones el verano nos regalará algo precioso: la irradiación de nuestra esencia hacia afuera de forma fluida, sencilla y festiva. Permite que los otros disfruten de tu belleza e irradiación. No escondas tu belleza, tu brillo, tu humor, tu ingenio, deja que tu luz se irradie hacia fuera. A mí me inspira mucho la luna, símbolo de receptividad plena en la medicina china. Ella refleja la luz del sol y acepta que a veces es luna llena, a veces nueva, a veces cuarto menguante y otras creciente. Ella simplemente recibe y refleja. ¡Y cuánto recibimos de su belleza!.
– DISFRUTAR AMANECERES Y ATARDECERES: Hacer alguna práctica al amanecer y al atardecer para equilibrar yin y yang. Son horas que recuperan el cuerpo si estas en la naturaleza y muchas personas están siempre durmiendo en ellas.
– PASEOS CONECTANDO CON LA NATURALEZA Y ELEMENTALES: Caminar por la playa, por la hierba y tomar tierra sin calzado. Caminatas conscientes.
– ATENCIÓN AL LATIDO: Meditaciones escuchando los latidos de nuestro corazón y armonizándolos con la respiración y otros pulsos
– CÁMARA LENTA: Conviene hacer yoga, qi gong, bailes o caminatas de forma lenta para que la energía refresque los meridianos y la mente se aquiete.
– AUTO MASAJES activando la circulación de las piernas y de las manos y tomando conciencia del límite piel. Masajearse con amor el intestino y hacerse círculos en él. El movimiento corporal, la natación, los paseos al atardecer y elevar las piernas pueden apoyar problemas circulatorios que pueden aparecer con el calor y un exceso de sedentarismo.
– DISFRUTA MASTICANDO LENTAMENTE ALIMENTOS CRUDOS Y ZUMOS: Es tiempo de tomar ensaladas y zumos naturales a ser posible orgánicos. Hacer un día a la semana a base de zumos o fruta. Si te aplatana el calor incluye jengibre, pimentón o curry en las comidas.
Verano: violín rojo, nube clara, zumbido de cigarra te precede,
el cielo abovedado, liso, luciente
Verano: cielo infinito, lisonjero y perezoso letargo, barriguita de abeja,
sol endiablado, sol seco en la cabeza, sol de la sed andando por la arena,
Verano: mar desierto en la mañana
Oh, verano abundante, carro de manzanas maduras,
boca de fresa en la verdura, labios de ciruela salvaje,
caminos de suave polvo encima del polvo,
tambor de cobre rojo,
y en la tarde descansa el fuego, el aire hace bailar el trébol,
y en la noche sube una estrella fresca por el cielo.
Amado Nervo
Techu Arranz
Socia-Directora del Instituto Potencial Humano
www.institutopotencialhumano.com