El yoga es apropiado para todos, no importa la edad, o el estado físico. Es independiente de las creencias de cada cual, porque no es un dogma o una religión, si bien tiene elementos comunes con algunas tradiciones religiosas. Podría decirse entonces que es un sistema psicológico, filosófico y científico. El yoga nos ayuda a enfocarnos, a fortalecer la capacidad de goce y la fuerza de voluntad, a regular los procesos metabólicos, a aumentar la agilidad y la elasticidad, a desintoxicar el cuerpo, a revitalizar cada órgano, a estar siempre jóvenes. La salud está en nuestras manos, así como la dicha, el gozo y el crecimiento espiritual.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de yoga terapéutico?
El Yoga terapéutico es aquél que se usa para mejorar la salud a nivel físico, energético, emocional y mental. Es un yoga sencillo que, por definición, debe estar al alcance de todas las personas, con opciones para que cada cual haga lo que más le convenga en función de su estado y de sus capacidades.
Con una práctica constante se pueden llegar a prevenir o combatir distintos tipos de afecciones del cuerpo y/o la mente. Para que el Yoga sea realmente terapéutico hay que trabajar el autoconocimiento del ser; esto es lo que distingue a un yogui de un contorsionista o un gimnasta.
Las asanas ayudan a tomar conciencia del propio cuerpo y de ellas se obtienen los siguientes beneficios fundamentales:
- Masaje sobre vísceras y órganos
- Estimulación del sistema nervioso vegetativo
- Acceso a la calma mental mediante posturas que llevan a “la cesación de los movimientos del pensamiento”.
Si vemos las posturas de flexión lateral de la columna se da un masaje por presión sobre el hígado (lado derecho) y sobre el bazo y el páncreas (lado izquierdo).
El masaje sobre estas vísceras hace que estas se vacíen de sangre; luego, al deshacer la postura, estas mismas vísceras se llenan de sangre renovada, cumpliéndose una función de limpieza y drenaje.
La estimulación del sistema nervioso vegetativo y parasimpático favorece el estado de Yoga terapéutico, donde se utilizan herramientas de la psicología para lograr una introspección que permita afrontar las causas de los trastornos físico-mentales.
El rol fundamental del trabajo en grupo
Es importante también el trabajo en grupo que permite el feedback necesario para acelerar los procesos, aunque depende de los casos, el trabajo del profesor puede ser personalizado. Se trata, entonces, de enseñar a los alumnos a liberarse de sus propios esquemas mentales inconscientes que los condicionan y oprimen.
Este proceso se divide en tres fases: conocer, aceptar e integrar, empleando distintas técnicas como las asanas, pranayamas, la relajación y la meditación.
En este proceso es esencial que el profesor de Yoga sea un acompañante en el camino, capaz de facilitar a sus alumnos la vivencia de sus procesos y posterior integración de conductas saludables.
Dentro del Yoga, siempre el límite es el dolor; nunca debe forzarse porque en el dolor el cuerpo nos está diciendo ¡para!
Ejemplo de aplicación del Yoga en la ansiedad: la ansiedad con Yoga Terapéutico podría tratarse comenzando con los cuadros secundarios (ej: contracturas, depresión, etc) que derivan de un cuadro primario de ansiedad.
Para superar este cuadro primario debemos atravesar una fase educacional, la práctica de asanas de gran poder ansiolítico, el trabajo sobre la respiración diafragmática profunda, la relajación consciente y la meditación. No podemos operar sobre la mente si no abordamos primero la fase fisiológica.
Finalmente, el profesor debe explicar al alumno cómo se producen los desequilibrios y cómo se mantienen, pues reconocer los efectos es el primer paso hacia la sanación.
Adaptando el Yoga para todos: cómo puede ayudar a personas con discapacidad
Los problemas psíquicos o físicos no pueden impedir que se inicie o continúe la práctica de yoga. El yoga es tan personal que todo el mundo lo puede adaptar a su condición, ya sea desde una silla, frente a limitaciones de movimiento o habilidades psicomotrices.
El yoga abarca mucho más que una práctica física; implica una actitud de vida, independiente de las condiciones físicas o psíquicas. Las técnicas variadas que se enseñan pueden facilitar la convivencia con las dificultades, que pueden aparecer repentinamente o de manera gradual y casi imperceptible.
Beneficios físicos y posturales: a nivel físico, nos proporciona una gran higiene postural, mejora de la circulación sanguínea, de la digestión, de la respiración y la posición interna de los órganos. La idea principal es mover la columna en las cinco direcciones, flexibilizándola, estirándola, haciéndola rotar, fortaleciendo el eje central de nuestro cuerpo, el nadi Shushumna que tiene la fuerza para normalizar y equilibrar.
Principios comunes del yoga: Afortunadamente, los principios del yoga son más importantes que la forma concreta que adoptamos en cada asana, y estos son iguales para todos.
Para la práctica física personal de las asanas desde una limitación, sólo hay que aprender a adoptar las posturas posibles, buscando variaciones o alternativas a acuerdos movimientos que nuestra limitación no nos permite hacer. Debemos olvidarnos de cómo debería ser el movimiento y la alineación del asana, estando completamente presentes, utilizando bloques o cualquier ayuda, centrándonos en la respiración y en la coordinación de esta con la postura, incluso visualizándola si, por motivos puramente mecánicos, no nos es posible hacerla y no tenemos ninguna alternativa.
Profundizando en la conexión mente-cuerpo: Controlar la conexión entre mente, cuerpo y espíritu es más que una estrategia personal de salud; es un cambio de conciencia práctica que puede transformar el mundo.
La percepción de discapacidad: A menudo tendemos a pensar en la discapacidad como en una limitación, lo que es cierto, pero salvo en casos de discapacidad extrema, no será una incapacidad para hacer y para vivir la vida de acuerdo con la forma que tenemos de entenderla. Quizás sufrimos limitaciones físicas, pero la discapacidad a menudo es una cuestión mental.
El Yoga nos hace más conscientes de nuestro cuerpo; nuestra “discapacidad” se integra más a nuestro ser. Así como cada mañana, al poner el pie en el suelo, siento que me falta algo, la práctica del yoga elimina este obstáculo y ya no me falta nada. La plenitud que conlleva el yoga comprende todo lo que hago: los flujos de mi práctica, el tiempo que tomo para integrar y perfeccionar la sensación de mi existencia, el hecho de tomar conciencia del por qué y del cómo lo hago, es un todo.
Nuestra práctica regular de Yoga nos lleva al estado de Santosha, el segundo Niyama, el contento con uno mismo, que nos insta a aceptar nuestra condición y también a no buscar la felicidad en el exterior, porque sin paz interior tenemos un vacío que nada externo puede llenar. A veces, las limitaciones fruto del descontento interno, de la búsqueda de algo que pueda llenar el vacío, son más limitadoras e incapacitantes que una discapacidad psíquica o física.
APYTA
ESCUELA ESPAÑOLA DE YOGA TERAPÉUTICO Y AYURVEDA.
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