A pesar de las adversidades y de vivir en un mundo convulso que muchas veces parece un erial, necesitamos cultivar el contento interior. Este no solo actúa como un bálsamo que sana viejas heridas, sino que también nos fortalece para afrontar las dificultades cotidianas. No se basa en circunstancias externas, sino que se alimenta de nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, acumulando nuestras mejores energías. De esta manera, se convierte en un potente antídoto contra la amargura, la depresión, la frustración y la angustia.
El contento interior se distingue del que surge reactivo ante situaciones favorables; es un estado que emana desde nuestro ser profundo y refleja un sentido de paz y equilibrio. Cuanto más nos alineamos con nuestro propio sentido de desarrollo personal, más estable y seguro se vuelve este contento. de este modo, se convierte en una satisfacción duradera que prevalece incluso en los momentos de mayor adversidad.
Nuestra propia alegría tiene el poder de contagiar a quienes nos rodean, así como una pequeña llama puede encender a otra. Este estado de contento surge del desapego, de la aceptación consciente y del bienestar emocional que fomentamos en nuestro interior. Practicar la meditación y adoptar una actitud positiva hacia la vida son acciones fundamentales para evitar conflictos innecesarios y fomentar un enfoque apreciativo hacia nuestras experiencias. Lo que a veces percibimos como crisis son, en cambio, oportunidades de aprendizaje y crecimientos.
Del mismo modo que la insatisfacción y el descontento son contagiosos, la satisfacción que brota de una calma profunda, humildad y lucidez también lo es. Es este contento interior, cultivado con esmero, lo que da sustento a una vida plena. En palabras del Srimad Bhagavatam, un recordatorio para nuestras prácticas diarias es que:
“Permanece contento, sin que te importe tu suerte;
sé moderado en la comida, la bebida y el tiempo libre;
camina por los senderos de la soledad; busca la paz en tu corazón.
sé amigo de todos, no te quejes de tus fallos.
Con simpatía atiende a sus sufrimientos;
siempre a punto para recibir ese conocimiento que revela la Verdad.
Libre de las redes de la ignorancia,
libre de la esclavitud de la conciencia terrenal,
conocerás el Ser, divinamente libre.”
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor