El Reino de Dios, ¿símbolo o realidad?

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«Así, todo está lleno de dioses. La tierra está llena de dioses celestiales y el cielo está lleno de dioses supercelestiales.» Proclo (412 – 485 d. C)

La expresión «Basileia tou Theou«, Reino de Dios, según el teólogo Jürgen Moltmann, sugiere un espacio con una ley, un gobierno y unos ciudadanos.

«La doctrina del Reino de los Cielos, es la enseñanza principal de Jesús aún cuando represente solo una pequeña parte en el credo cristiano. Es ciertamente una de las doctrinas más revolucionarias que alguna vez haya influído y transformado el pensamiento humano». (H. G. Wells)

En los evangelios, no se anuncia la salvación, ni el perdón de los pecados, ni la resurrección futura. Lo que constantemente se anuncia es la próxima llegada del «reino de los cielos», (en Mateo), o del «reino de Dios», (en el resto de evangelistas). ¿A qué se refería Jesús con esta expresión?.

Dado el contexto mesiánico del momento histórico y a la muy posible asunción de Jesús de ese papel mesiánico, muy probablemente se refería a la toma del poder mundial por parte de Israel, con el apoyo directo de las fuerzas divinas, para instaurar un gobierno mundial bajo las leyes que Yhavé comunicó a Moisés.

Sin embargo en otros momentos ese significado es mas dudoso. Por ejemplo en un momento determinado Jesús dice que «el reino de los cielos ya está entre vosotros». Y en otro momento, hablando de Juan dice que el mas grande en este mundo es inferior al mas pequeño del Reino de Dios.

Hay un miedo muy grande a veces de concretar, y avanzar hipótesis imaginativas y en cierto modo arriesgadas. Y entonces se abusa del simbolismo.

En este tema el historiador del cristianismo Antonio Piñero señala: «Tampoco encuentro razón alguna para que sistemáticamente se obscurezca, o se interprete simbólica o metafóricamente, el aspecto en parte material, geográfico, espacial y temporal, del reino de Dios futuro según Jesús.

Quien se introduzca en la mentalidad de los judíos del siglo I sentiría que para ellos el reino de Dios –aunque se viera aún como futuro– ha de concebirse como algo bien real, un evento concreto, sensible y palpable. A quien les hablara de que es un «símbolo» o «metáfora» podrían tenerlo por loco». El reino de Dios, tal como Jesús lo presentaba, tenía que ser «algo muy sencillo, al alcance de las gentes (de Galilea)».

Muchos biblistas han estado estudiando la connotación que el «reino de Dios» podría tener. Sus resultados fueron de lo más variados sin llegar a un consenso unívoco. Por ejemplo, Miguel Ruiz entiende que en el Evangelio de Marcos, la forma de hablar acerca del reino viene representada «espacialmente» e incluso como un bien a heredar. O sea algo muy concreto, y nada etéreo.

La hipótesis que sustentamos en esta revista, de que el Reino de Dios anunciado por Jesús, tiene mucho que ver con nuestros hipotéticos vecinos de Galaxia, (también denominados «extraterrestres»), puede ser vista por muchos como algo fantasioso y alejado de los estudios académicos.

Pero eso no es así. Un teólogo serio y acreditado como Hans Küng, se pregunta en su libro «¿Vida eterna?»: ¿No podría ser que algunas cosas que para el entendimiento humano son aún hoy, (en el actual estadio de desarrollo del cerebro), trascendentes, cosas del más allá, sean en posteriores milenios, tal vez inmanentes, cosas del más acá?».

Y prosigue: «¿No conocemos nuestra realidad, tanto el macrocosmos, como el microcosmos, sólo muy parcialmente, en esbozo?».

«De ahí que Hoimar von Ditfurth, tenga razón cuando dice que la evolución nos ha abierto los ojos para descubrir que la realidad total, no puede terminar donde termina la realidad que experimentamos.

Y tiene asimismo razón, con muchos otros estudiosos, que la vida no se reduce a nuestra pequeña tierra, en la periferia de una galaxia, sino que según los conocimientos mas recientes, debemos contar con otros seres vivos inteligentes, en otras estrellas del inmenso universo.

Negar esa posibilidad es mantenerse aún en la idea terracéntrica, de la Edad media, en la que la Tierra y el hombre eran todo lo que había en el Universo, acompañados de unas lucecitas fijas en el cielo.

Y esta teoría también es reflejada por la Cabala judaica, en el que el Árbol de la Vida, o Árbol sefirótico, sería una especie de mapa o diagrama de los componentes de dicha Comunidad del Cosmos, y sus relaciones entre ellos. Y en la que nosotros seríamos el 10º componente, (el 7º aparte de los tres iniciales).

En varios profecías se señala que al final de los tiempos, se irán descubriendo los secretos del Universo. Hoy día cada vez que aparece una noticia sobre descubrimientos de planetas en el Universo, o sobre grandes avances tecnológicos, que hacen terrenal lo que hace poco nos parecía «celestial», y propio de ángeles, son nuevos anuncios del «Reino de Dios».

Cada vez mas se anuncia el Reino en los telediarios. Cantaba Atahualpa Yupanqui: «A qué le llaman distancia, eso me habrán de explicar. Sólo están lejos las cosas, que no sabemos mirar».

Isidoro García

Director Revista Quitapesares

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4,6 minutos de lecturaActualizado: 01/07/2013Publicado: 01/07/2013Categorías: QUITAPESARESEtiquetas: ,

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