«Mi cuerpo se inmovilizó completamente, como si hubiese echado raíces; el aliento salió de mis pulmones como si un pesado imán me lo extrajese.
El pies en acto de gratitud por aquella experiencia en la conciencia cósmica, que tan larga y apasionadamente había buscado. Pero él me detuvo de pie y dijo calladamente:
“No debes embriagarte con el éxtasis. Mucho trabajo hay para ti en el mundo todavía. Ven, vamos a barrer el piso del balcón; luego caminaremos por el Ganges”».
Paramahansa Yogananda