Las Vacaciones son una enorme oportunidad para ganar vida, energía y salud si escuchamos nuestras necesidades y nos relacionamos con nosotros y con los demás desde el cariño necesario.

María vuelve a casa muy cansada. Ha tenido un día muy duro en el trabajo y además le quedan todavía las tareas domésticas. Se siente bastante cansada, no encuentra la energía ni el ánimo que le gustaría para sentirse bien, por no hablar del dolor de espalda. Se encuentra un poco pérdida. Al final de todas sus ocupaciones, decide tumbarse en el sofá para consumir un poco de tele, comiendo unas galletas de chocolate. “Me lo merezco”, piensa mientras come las galletas, aunque sabe que no le viene nada bien. Así encuentra quizás, pequeñas dosis de placer aunque no sabemos si encontrará de esta manera la felicidad. Al final cansada se mete en la cama, pensando en el próximo día que le espera, como los demás…

Lo que le pasa a María, le pasa a mucha gente. Un día tras otro lleno preocupaciones, ocupaciones, problemas y generalmente todo ello envuelto en mucho estrés, prisas, problemas de salud y cierto desánimo.

En España en los últimos años ha subido exponencialmente la toma de ansiolíticos y antidepresivos. Hablando de los problemas emocionales actuales existe una auténtica epidemia de separaciones y divorcios y por desgracia existe un incremento preocupante y alarmante de suicidios. Se dice que el 90% de la población sufrirá dolores de espalda a lo largo de su vida, por no hablar de la actual tasa de obesidad, que en la actualidad en España ronda cerca del 50%. Menudo panorama, pero actual, real y en progresión.

Frente a este escenario, todos usamos válvulas de escape y como María, la protagonista de esta historia, tenemos hábitos que nos permiten escaparnos y desahogarnos de nuestros quehaceres cotidianos y que nos dan pequeñas satisfacciones para poder seguir adelante. La cuestión surge cuando estos hábitos, solo nos permiten distraeros por un corto período de tiempo pero van mermando nuestra salud, nuestra energía y por tanto a medio plazo nuestro ánimo y nuestra capacidad de disfrutar de la vida o de al menos afrontar con más perspectiva nuestras obligaciones.

Es perfecto acostarse un día tarde viendo la tele o enredando en internet, o salir de fiesta alguna vez hasta volvernos un poco locos. Nadie se murió por comer chocolate un día, etc… pero si estos hábitos se convierten en nuestra habitual escapatoria, tenemos muchas papeletas de convertir nuestras vidas en un yo-yo, lleno de altibajos donde cada día estaremos más cansados, doloridos o desanimados.

Cada uno, debe ir eligiendo la manera que tiene de equilibrar las tensiones y sobrecargas del día a día. La cuestión será pues encontrar un punto de encuentro entre las evasiones y distracciones y las necesidades de recuperación del cuerpo, de la mente y de las emociones de manera positiva y sanadora a largo plazo.

Claro antes de seguir, habría que preguntarse cuánto y cómo nos gustaría vivir. Si queremos vivir bastante, con energía y vitalidad o si queremos quemar nuestra energía vital a corto plazo, como era el lema de los rockeros ¡de los años 70!.

Si tu respuesta es que quieres vivir bastante y además con energía entonces encontrar espacios de recuperación, de escucha interior, de descanso integral y de cariño, será necesario para equilibrar todas esas tensiones que se van acumulando a lo largo del día y del año, y ganar de esta manera vida.

A partir de los 30-40 años nuestro metabolismo va más despacio; una media de 0,4% cada año. Eso supone que a María, aún comiendo menos, le va costar más perder esos kilos de más. Cada año nuestras articulaciones y músculos, si no hacemos nada para evitarlo, estarán más rígidos y como todo el mundo dice, según nos hacemos mayores, nuestras manías se hacen más grandes y por eso, nos cuesta más relacionarnos y encontrar amistades profundas.

Quizás por eso Buda, dijo, que la base del sufrimiento humano es la falta de conciencia. Y para mejorar lo que primero hacía falta era parar, lo que el denominó samadha. Hasta en la tradición judeo-cristiana todos sabemos que Dios, descanso el 7º día, incorporando el hábito de descansar el domingo. O los romanos ya sabían que no se podía trabajar todo el día e incorporaron a media mañana la hora sesta, lo que daría lugar a la siesta. Costumbre, por cierto, que se perdió con la era industrial, salvo en algunas regiones de España y de la India. Curioso ¿no?

Una de las claves por tanto para ganar vida, es cuidar nuestros espacios de descanso a lo largo del año y nuestras queridas y tan deseadas vacaciones. Tenemos entonces la oportunidad de elegir espacios donde equilibrarnos y encontrar el placer de poder estar mejor con nosotros mismos a la vez que nos podamos divertir y relacionarnos.

Por eso quizás cada día está más de moda las vacaciones donde uno, además de divertirse y distraerse de las rutinas diarias, puede encontrar espacios en la naturaleza donde jugar y compartir cariño.

Vacaciones donde se integran técnicas de relajación, meditación y yoga por ejemplo que nos invitan a parar de manera consciente y sanadora, invitándonos a estar un rato con nosotros, ganar conciencia y además estirar y soltar tensiones.

Vacaciones donde se disfruta de la naturaleza, ya que es en ella donde el cuerpo de manera espontánea y natural se equilibra. El contacto con la luz del sol, los bosques, la visión de la fauna y flora, produce, como demuestran todas las evidencias y todos los estudios, efectos inmediatos de relajación y sosiego emocional que nos hacen sentir bien rápidamente. ¡Se reduce la tasa de cortisol en sangre (una medida del estrés) hasta un 50% simplemente por un paseo entre árboles!.

Vacaciones donde se pueda comer de manera más sana de la habitual, permitiendo evitar esos excesos de toxinas y dando un descanso básico y vital para nuestro cuerpo que nos hace sentir más sano, más ligero y por tanto con más ánimo. ¡La digestión es la función metabólica con más gasto energético!

Vacaciones donde uno pueda sentirse a gusto con uno mismo, de manera más relajada, con menos obligaciones y por tanto con más ganas de jugar, reír, divertirse y relacionarnos de forma positiva. Son estas, las relaciones, las que marcan buena parte de nuestra historia emocional y nuestro grado de felicidad. Por eso, cada día nos gusta más buscar espacios de encuentro con los demás y ampliar nuestras relaciones sociales.

Las vacaciones que buscan así ganar vida, de alguna manera son una manera divertida y eficaz de invertir en nuestra cuenta corriente de vida, salud y bienestar.

Como nos recuerda la antigua historia de un viejo sultán escribiendo sus memorias: “He estado vivo unas horas en todos estos años… juntado cada uno de estos momentos, en los que puedo decir que fui consciente de sentirme vivo.”

Desde hace años muchas Marías y Pepes, como ejemplo de estas historias han buscado este tipo de vacaciones llamadas alternativas para encontrar esos días de diversión a la vez que de reencuentro.

Vacaciones con uno mismo, en la naturaleza, cuidando lo que comes, invirtiendo en conciencia y relajación, regalándote momentos de descanso, compartiendo ratos de diversión, juego, humor y buen ánimo para relacionarte con los demás de manera más positiva. Quizás sea esta una fórmula para ganar vida. ¿Tu qué opinas? Te animamos a que encuentres tus vacaciones. Ojalá que encuentres la manera de ganar trocitos de vida.

Un cordial saludo

Casa de Reposo la Perezosa
Instituto Sana
www.laperezosa.com