Al cabo del día, pasamos por la mayoría de los momentos cotidianos en piloto automático. Mientras ocurren, nuestra mente no está realmente en lo que tiene entre manos, sino que se entretiene juzgando lo que ya ha sido hecho, imponiendo expectativas sobre lo que está por hacer o simplemente divaga sin orden saltando de una idea a otra, por no hablar del bombardeo exterior de estímulos cada vez más fuertes que exigen su atención. Obsérvalo, no vivimos realmente, más bien pensamos que vivimos y por eso, en algún punto, llegamos a desconectar tanto del sentido de lo que hacemos que nos encontramos vacíos o perdidos.
Permitirse hacer una parada para tomar distancia suele revelar una perspectiva distinta de las cosas y de nosotros mismos. Para volver a disfrutar de lo mas sencillo con el asombro de un niño y encontrar un sentido profundo a nuestro hacer has de reservarte un tiempo cotidiano para limpiar tus sentidos y agudizar tu sentir, volviendo, poco a poco, a ser uno con lo que te rodea y también contigo mismo.
Amigos del Desierto es un grupo de personas que estamos unidos por la vocación de ofrecer a la sociedad la oportunidad de disponer del tiempo de retiro y el acompañamiento necesario para redescubrir y profundizar en la propia riqueza interior a través de la meditación y el silencio por la vía de una tradición milenaria: la oración contemplativa de inspiración cristiana de los Padres del Desierto.
Son numerosos los hombres y las mujeres de oración que a lo largo de la historia han llevado a sus coetáneos y a generaciones posteriores el renacimiento espiritual. Desde Juan Casiano (s.IV), que introdujo la tradición espiritual de Oriente en Occidente, la tradición de los Padres del Desierto ha llegado a nuestros días gracias, entre otros, a testigos como el trapense Thomas Merton, el hermano universal Charles de Foucauld, el benedictino John Main y el jesuita Franz Jalics.
Normalmente las personas, al apartarnos de la rutina, expresamos a los demás nuestra necesidad de «desconectar«, nos sentimos agotados. Sin embargo, la propuesta de un retiro de Amigos del Desierto está en la línea de buscar «re-conectarse» con la fuente interior. El lugar desde el que brota la energía vital propia que da sentido a nuestros actos, por la que logramos ser creativos y veraces.
Pero un solo retiro no hace la diferencia a largo plazo, por eso, además de experimentar por ti mismo la práctica de la meditación contemplativa, queremos poner a tu disposición las pautas que te permitan poder continuar por ti mismo dedicando un tiempo diario de meditación en silencio que te vaya abriendo el acceso al tesoro único que hay en ti.
Pero, ¿cómo entrar en el fondo de nuestro corazón, donde, según dicen, está escondido ese fabuloso tesoro? Hay un camino: la meditación a través de la oración silenciosa.
¿Qué es Meditar?
«Meditatio» es una palabra latina que significa stare médium, lo que traducido es algo así como «permanecer en el centro». Normalmente estamos dispersos dando vueltas y vueltas en la periferia de nosotros mismos. La meditación es un peregrinaje a nuestro centro. Allí el paisaje interior se simplifica y, de pronto, empezamos a sentirnos bien.
«Contemplatio» también es una palabra latina. Significa «estar en el templo». Nuestro centro es un templo: ahí habita algo o alguien sagrado. Las personas religiosas lo llamamos Dios o Espíritu. Los no creyentes prefieren hablar del Misterio o del Meditar no es pura técnica, es un trabajo artesanal que requiere entrega, paciencia y confianza.
Los frutos del trabajo interior.
A medida que vayas adentrándote en la práctica del silencio interior, poco a poco, pero desde el principio, notarás sus efectos: capacidad para percibir y disfrutar, asombro ante el mundo y la propia existencia, sensibilidad, lucidez, coraje, serenidad, compasión y una profunda alegría.
Elena Sierra, Pablo d’Ors y los Amigos del Desierto
para La Hospedería del Silencio
www.amigosdeldesierto.org
