“El Dan Tien es el centro de la arquitectura física, psíquica y energética del Ser Humano.”
Cuando nos adentramos en la práctica del Chi Kung, nos encontramos con ciertos conocimientos ajenos, que a veces resultan totalmente desconocidos en nuestra cultura, a los que es necesario aproximarnos y entenderlos para podernos comprender mejor en toda nuestra dimensión como seres humanos.
En esta ocasión intentaré aclarar algo que es fundamental conocer cuando practicamos estas artes relacionadas con la energía:
El DAN TIEN o HARA: “Es el lugar de donde brotan las fuerzas vitales, anímicas y espirituales del Ser Humano”.
En primer lugar, debemos saber que este centro no se trata simplemente de una idea o un concepto abstracto, sino de una realidad física, un espacio que alojamos en nuestro cuerpo, entre el ombligo y la columna. Con este espacio, todas las antiguas culturas y religiones de Oriente—como el Taoísmo, el Budismo y el Hinduismo—lo describen como un lugar del que brota una fuerza vital, un centro desde el cual surge una nueva forma de ser y estar en el mundo.
Desde aquí se manifiesta nuestra presencia y dignidad, creando un espacio que trasciende la mera existencia.
Aunque el Dan Tien tiene una realidad física, no debemos quedarnos solamente con el aspecto material o los simbolismos que le atribuimos—como una bola de luz, un caldero, o una esfera de fuego suspendida en un océano de agua—sino ir más allá, como lo hacen los practicantes de artes marciales, Chi Kung y Tai Ji Quan. El Budismo afirma que cada ser lleva en sí mismo “la naturaleza del despertar”.
“Descubrir el Dan Tien es un re-nacimiento, un re-descubrimiento de nuestra forma humana para volver a la unidad”.
Entendamos el Dan Tien como la suma de cualidades que emergen de aquello que ES y que se manifiesta en el espacio, en relación con nuestra sensación de eje y presencia. El primer ejercicio básico en las escuelas tradicionales consiste en “Sentarse correctamente”. Este ejercicio permite tomar conciencia de la pelvis y de nuestro anclaje a la tierra. Desde ahí, la columna se eleva vertical, sostenida por los músculos erectores y apoyada en una respiración que desciende hacia la pelvis, cultivando una fuerza serena en lo profundo del cuerpo. Mientras tanto, los hombros y músculos de la espalda se relajan, logrando que en el exterior, todo parezca suave y armonioso, y en el interior, la fuerza y presencia se manifiesten.
Al observar a alguien firmemente en esta posición, sentimos la sensación de peso y densidad, similar a la de una montaña inamovible. Esto no se relaciona con la fuerza o el tamaño del individuo, sino con un enraizamiento y un equilibrio que surgen desde lo profundo.
El descubrimiento de este centro nos abre a una nueva dimensión Espacio-Tiempo. Sin el reconocimiento del plano corporal, el espacio puede vivirse como una amenaza. Al reconocer el centro, encontramos un lugar de referencia desde donde movernos con seguridad en todas direcciones, convirtiéndose así en un espacio de interacción que facilita una vida rica en relaciones.
Cuando una persona está centrada, se siente fuerte y el sentimiento de autoprotección desaparece, permitiendo que el individuo se expanda con armonía. Utilizar el espacio se convierte en un gozo, incorporando la experiencia del tiempo. Vivir el Dan Tien es un camino hacia la plenitud en el presente. El único camino para visualizarlo es practicar y entrenarnos en el ámbito alquímico del Dan Tien, un espacio que es como “El Campo de Cinabrio”.
Janú Ruiz
Instructor de Chi Kung