Todos los seres vivos deben enfrentarse a decisiones constantes a lo largo de sus vidas. Cada nuevo estímulo se convierte en una oportunidad o un desafío, y es aquí donde nuestras emociones juegan un papel crucial.
Los Dos Grandes Sistemas Emocionales que nos Impulsan
Según Panksepp y Biven (2012), contamos con dos sistemas fundamentales que dan forma a nuestra capacidad de respuesta emocional:
El Sistema de “Búsqueda”
Este sistema activa nuestro impulso natural por buscar los recursos necesarios para vivir. Es lo que nos empuja a “buscar nuestra vida”. Su herencia evolutiva se encuentra en todas las especies con sistemas nerviosos complejos.
El Sistema de “Alegría y Cooperación”
Aquí es donde las emociones complejas se articulan. Las emociones incluyen una serie de reacciones que abarcan:
- Conductas motoras, como la huida en situaciones de peligro.
- Ajustes en la actividad del sistemas simpático y parasimpático, reflejados en cambios como el aumento de la frecuencia cardíaca.
- Ajustes hormonales, donde la secreción de adrenalina juega un papel crucial.
- Aspecto subjetivo; aquí se entrelazan nuestras emociones (lo que vive el corazón) y nuestra razón (lo que razona la cabeza).
El Dilema de la Razón y Emoción en la Vida Humana
Es imperativo que el desarrollo de nuestro “nuevo” cerebro tenga en cuenta la educación emocional de niños y jóvenes, para promover un crecimiento óptimo. Nuestra especie enfrenta desafíos constantemente para autoregularse; el mindfulness se erige como una herramienta eficaz para cultivar estas zonas cerebrales relacionadas con la regulación emocional.
La esencia radica en que a mayor conciencia sobre nuestras emociones, más capacidad tendremos para transformarlas y controlarlas. Es fundamental que se restaure el diálogo entre razón y emoción para tomar decisiones que nos beneficien a nosotros y a quienes nos rodean.
Elevando la Convivencia: El Papel del Mindfulness
Un aspecto vital de mindfulness es que no solo se trata de la conciencia del aquí y el ahora, sino también de un enfoque amable y compasivo. Mindfulness activa el sistema neural de cuidado, cuyo propósito radica en fomentar afecto y cariño.
Así, podemos encontrar soluciones no solo racionales a nuestros conflictos interpersonales, sino también compasivas. Solo a través de la conciencia compasiva lograremos una convivencia civilizada y pacífica.
J. Panksepp y Biven (2012). The Archaeology of Mind. Norton&Company, NY.
Vicente Simón
Catedrático de Psicobiología.
www.mindfulnessvicentesimon.com
(Colaborador de HERMESAN www.hermesan.es)