La postura, el centro de gravedad y el eje. CHI KUNG
En el artículo anterior pudimos ver la importancia de instarnos correctamente sobre nuestros pies, como la base sobre la que se sustenta toda la estructura.
EJE
Nos relaciona con la sensación de verticalidad, de caminar erguidos y ligeros, lo cual sucede cuando nos colocamos en relación con el eje vertical. Esto amortigua en nosotros el efecto de la fuerza de la gravedad.
El cuerpo humano se mantiene erguido gracias a un sistema de fuerzas internas que actúan en equilibrio unas con otras, tensando, resistiendo y empujando en diferentes direcciones, desde los huesos a los tendones y las fascias, igual que un edificio se mantiene en pie gracias al juego de tensiones existentes entre los diferentes componentes de su estructura. Cuando este equilibrio falla aparecen grietas y el edificio corre el riesgo de desmoronarse.
Este eje lo experimentamos como el hilo de una plomada que pasa por el centro de nuestra cabeza, el centro del pecho, el centro de la pelvis, hasta el centro entre los pies.
El eje vertical se encuentra relacionado con la respiración. Cuando tomamos aire, en nuestro interior se genera una fuerza expansiva que estira la columna y nos ayuda a mantenernos erguidos. Esta fuerza dinámica actúa en sentido contrario a la gravedad, haciendo que el cuerpo se vuelva más ligero.
Cuando nos movemos en relación con este eje, los movimientos de rotación, flexión-extensión y lateralización, se dan de forma equilibrada, y la distribución de las cargas mecánicas que soportan las diferentes piezas se adapta a la propia estructura, fortaleciendo el cuerpo en lugar de dañarlo, como ocurre cuando no tenemos la noción de eje vertical.
Por eso en las prácticas orientales como el Chi Kung o el Tai Chi, la consciencia del eje vertical es sumamente importante, y resulta indispensable a la hora de realizar un movimiento correcto con un buen efecto para la salud.
CENTRO
En el sentido de la estructura corporal, entendemos como centro el lugar desde el que parten la mayoría de los movimientos, en el caso de los seres humanos es la zona de la pelvis, el vientre, Hara o Dan Tien como le llaman los chinos. Es el lugar de distribución de las fuerzas ascendentes que desarrollamos desde las piernas hacia el tronco. Es evidente que los músculos de las piernas son los más fuertes del cuerpo, porque están diseñados para soportar el peso de la parte superior, para correr y para saltar.
Cualquier movimiento para que sea efectivo, debe apoyarse en la pelvis y ésta enraizarse en la tierra. Si no existe esa raíz, el gesto carece de apoyo y de fuerza. Se dice en Tai Chi, “que el movimiento comienza en la Tierra, se desarrolla en la cintura, y se expresa en las manos”.
Nuestra pelvis se relaciona por abajo con la Tierra, de ahí que los canales de energía encargados del buen mantenimiento de la estructura corporal, se encuentren ligados a las piernas, así que “empezamos a envejecer por las piernas”. Por este motivo es tan importante para la medicina china fortalecer las piernas para tener una buena salud.
La pelvis con su centro energético, el Dan Tien, es el lugar de almacenamiento de nuestras fuerzas físicas, psíquicas y anímicas, allí donde guardamos nuestro potencial de ser. En todas las tradiciones antiguas se toma este lugar como el verdadero centro desde el cual nos movemos cuando lo hacemos de una manera plena. El movimiento debe surgir desde nuestro vientre; esto es un movimiento integrado, donde el Cielo y la Tierra se unen.
Janú Ruíz
Instructor de Qi Gong