Si nos fijamos en el Universo y más concretamente en el sistema solar, desde la física y la astronomía se ha podido observar que si se desplazara o eliminara una sola estrella todas las demás se moverían para restablecer el equilibrio ya que todos los elementos del sistema solar mantienen una distancia unos respecto a otros debido a la ley de atracción de masas.

Pongo este ejemplo porque este mismo movimiento sucede en los sistemas formados por personas, equipos y organizaciones, cuando alguna de ellas se mueve o se elimina, en el resto también se produce un movimiento para reequilibrar al grupo.

Voy a pasar a un ejemplo práctico para que todos aquellos que estéis leyendo este artículo comprobéis y sintáis que lo que he expuesto anteriormente sucede:

Coloca un grupo entre 5 o 6 personas de pie dentro de una sala. Tú en mientras observa. Este grupo de personas permite que se coloquen libremente en el lugar que más cómodos se encuentren respecto a ese grupo. Como espectador has de observar si las del grupo llegan a permanecer completamente quietas o por el contrario siempre se están moviendo uno poco las unas respecto a las otras.

Pasados unos cinco minutos y habiendo sido acordado con anterioridad, uno de los miembros se retirará y alejará lo más posible.

Ahora el resto de los componentes se dejan sentir si quieren quedarse en el mismo lugar que ocupaban o quieren moverse a otro para encontrar una nueva posición en la que se sientan más cómodos.

Observa ¿se han quedado todos en el mismo lugar que estaban antes de que se retirara la persona? ¿Se han sentido igual todos los miembros del grupo antes de que se retirara?

Cómo se ha sentido la persona al irse del grupo? ¿Cómo se han sentido los demás?

Esto mismo ocurre en la realidad en todos aquellos sistemas a los que pertenecemos. Cuando en una relación se genera una ligazón, también se crea un vínculo, dependiendo como se realicen estas relaciones y cómo se mantengan los vínculos estos serán más o menos satisfactorios.

Y seguidamente puedo enumerar algunos de los más importantes que van a enmarcar nuestras vidas, para poner foco en cómo han sido, en como son y cómo es nuestro nivel de satisfacción con respecto a ellos:
Vínculos afectivos– Los que están relacionados con el cariño, la implicación. Serían los círculos de amigos.
Vínculos sanguíneos– Son los existentes en un familia.
Vínculos sexuales/sentimentales- Corresponderían a las parejas, exparejas,(aunque hayan sido de una sola noche, ha existido una relación).
Vínculos laborales y profesionales.- Todas aquellas relaciones que hemos tenido en nuestra carrera profesional, compañeros, jefes directivos…

Como observaréis estamos inmersos en una red de vínculos inmensa en la que también podríamos incluir como nos relacionamos con nuestro país, con la religión…o incluso con nosotros mismos. Estas relaciones y vínculos van creando sistemas que en definitiva sirven para unirnos y hacer algo, para tener un proyecto en común…si el objetivo cambia o los valores de la red de personas se modifican estas también se alteran, se mueven para encontrar un lugar, como hemos visto en el ejercicio que he propuesto anteriormente.

La Visión Sistémica trabaja con la certeza de que los seres humanos necesitamos formar parte de grupos interrelacionados funcionalmente para desarrollarnos; es decir, nacemos en una familia, luego vamos a la escuela, tenemos grupos de amigos, trabajamos en organizaciones, empresas, y asociaciones.

Por esto es tan importante saber qué lugar se ocupa en cada red de sistemas a los que pertenecemos, en los cuales aun siendo los mismos elementos en algún caso, la posición o lugar no es la misma. El refranero español está lleno de estos dichos “Le voy a colocar en su sitio” “Que cada uno ocupe su lugar” “me siento desplazado”…

La mayoría de las personas buscamos la paz, la dicha y la felicidad. Estas metas son un sistema con nosotros mismos, un conjunto de pensamientos y situaciones, que en equilibrio nos darán una vida más satisfactoria y relajada.

Gran parte de los bloqueos que nos pueden surgir a lo largo del caminar diario y patrones de comportamiento ante determinadas situaciones, que nos impiden alcanzar esta dicha y felicidad, no siempre son responsabilidad directa de nuestras decisiones conscientes, ya que en nuestro ser existe un nivel más profundo donde se archiva mucha información, “ El inconsciente”, que forma parte de todas estas decisiones que tomamos, aquí se encuentran hábitos que tomamos heredados de padres y abuelos.

Al margen de la personalidad con la que un ser humano se mueve en su círculo social, familiar o laboral, su sistema de creencias, su conducta emocional, su respuesta ante cualquier situación, también está condicionada por instintos, conocimientos e ideas profundas que se encuentran más allá de la consciencia con la que se desenvuelve una persona en el día a día. Este conocimiento inconsciente, profundo e instintivo, es la fuente profunda de nuestro ser más básico, y aun cuando no se expresa de forma visible a lo largo de nuestra vida, tiene como función principal mantener la supervivencia del individuo.

Esto nos lleva a razonar que la totalidad de nuestra mente, está formada por una parte oculta o inconsciente mucho más grande que la que podemos percibir de nosotros mismos y es ahí donde está recogida todas esta información transgeneracional que nos puede influenciar y/o determinar a la hora de tomar decisiones o de tener relaciones. Podemos encontrar ejemplos visibles a la hora de conseguir o no determinados objetivos, a la hora de realizar proyectos de vida y hasta a la elección de nuestra pareja.

Mediante la Visión Sistémica y la técnica de constelaciones familiares conseguimos ver como se mueven inconscientemente estos vínculos de los que os he hablado, para ello el facilitador pide al interesado que de entre las personas que están en un grupo elija a alguien para representar a los integrantes del sistema con el que tiene un conflicto y a alguien para el cliente mismo, para situarlos, en la sala. Sería básicamente como lo que habéis realizado en el ejercicio que al inicio os he propuesto.

Una vez situados los representantes, tiene lugar la observación. En ella el “constelador” pide a los representantes que se dejen llevar por sus emociones, de manera que, si sienten ganas de moverse, sigan ese impulso; si registran algún malestar corporal lo manifiesten; o si hay algún tipo de sentimiento hacia los otros representantes, que lo verbalicen.

Las personas que están haciendo de representantes, reciben y dan muestras de manifestaciones emocionales del inconsciente de la persona que está constelando y mostrará las dinámicas que originan las situaciones dolorosas, señales inequívocas en dónde está la causa del bloqueo emocional y lo que hay que solucionar.

Las constelaciones no se limitan solamente a sacar a la luz de la conciencia del cliente el origen de sus hábitos negativos, también se encargan de reparar la causa del problema porque el cliente es observador de lo que este le provoca. De esta manera la persona que viene se lleva una visión nueva que no tenía de su conflicto, y que por esta razón este se mantenía en el tiempo.

Por otro lado, otro de los beneficios de este método es que permite que esto a la vez tenga un impacto en el resto de su familia o de los miembros del sistema, sin que estos estén presentes, por mera ley física de reacción en cadena. Cuando en un sistema uno de sus elementos modifica su posición, a los demás miembros los repercute y van a buscar otra posición para reequilibrarse, es como el aleteo de una mariposa que puede causar un huracán en la otra punta del mundo.

Ángel de Lope Alemán
Director de “Desarrollo SISTÉMICO Humano”
Didacta y Titular de la AEBH
Autor del libro: “La Visión Sistémica en las Relaciones Humanas”
www.dshumano.com