Inteligencia y Vida Artificial

¿Quieres más?

¿Te gustaría estar siempre al día con las últimas tendencias, consejos y secretos?  Suscríbete a nuestro boletín mensual y sé parte de una comunidad exclusiva.

«El destino manifiesto de la humanidad es pasar la antorcha de la vida y de la inteligencia al ordenador». Rudy Rucker (novelista de ciencia ficción).

Hace solo 25 años, en 1987, (30 años después de la reunión de la I.A.), se produjo en Los Álamos, la primera Conferencia sobre V.A. Definieron: «La Vida Artificial es el estudio de los sistemas artificiales que exhiben un comportamiento propio de los sistemas de vida natural. La tecnología microelectrónica y la ingeniería genética, pronto nos darán la capacidad de crear nuevas formas de vida «in silicio», además de «in vitro».

Hace tres años, Europa Press difundía la noticia de que un equipo de investigadores liderados por el padre del genoma humano, Craig Venter, había conseguido crear por primera vez en la historia una célula artificial hecha por el hombre.

«Esta es la primera célula fabricada, y podemos llamarla sintética porque deriva totalmente de un cromosoma sintético, (una versión sintética del ADN de una pequeña bacteria llamada Mycoplasma mycoides), hecho químicamente en un sintetizador químico, utilizando información en un ordenador».

El equipo de investigadores ve futuros usos de su logro. Se podría producir fuel, o nuevas algas que absorban el dióxido de carbono de la atmósfera e, incluso, para fabricar mejores vacunas.

El padre teórico y precursor de la V.A. fue el matemático John von Neumann, «la voz científica mas importante entre los creadores de las armas nucleares. Al final de su vida desarrolló su teoría de los autómatas celulares autorreproduc-tores en las que se iba a basar la V.A.

En 1980, la Nasa creó un equipo de Sistemas de Autorreproducción, para crear máquinas autónomas basadas en el silicio, capaces de colonizar planetas lejanos. Advertían del peligro de que no sería posible desconectar a las especies autónomas de V.A. creadas, una vez que hubieran alcanzado cierto punto de desarrollo. Sería un fenómeno de emergencia de una nueva especie viva, similar a los producidos a lo largo de la evolución de la vida biológica en la Tierra.

Se produciría una coexistencia permanente entre la nueva y la vieja especie inteligente, incluso habría una fusión de elementos de carbono y silíceo, (biónica), a través de la que la especie humana alcanzaría la inmortalidad.

Actualmente en el campo de la Vida Artificial existen dos opciones para la investigación y el desarrollo. Una de ellas considera la Vida Artificial como las herramientas necesarias para estudiar el mundo natural, mientras que la otra se centra en la idea de que se pueden diseñar programas, que ejecutados correctamente, constituyan una forma de vida por sí mismos.

Estas revoluciones científicas tienen una gran repercusión en nuestras cosmovisiones religiosas. Ya los protoprecursores de estas ideas, Descartes, y George Boole creían que el pensamiento humano era el enlace de la humanidad con lo divino, y que en consecuencia, la descripción matemática de los procesos mentales humanos, era al mismo tiempo una revelación de la mente de Dios.

El término Inteligencia Artificial (I.A.) nació en una reunión que una serie de personas mantuvieron en el Darmouth College en 1956 donde se planteó llamar así (IA) a los trabajos que debían orientarse a fabricar máquinas que pudieran pensar, razonar y crear. Siguiendo la regla de que «un sistema es inteligente, si parece inteligente».

Lograr una máquina de pensar, sería en términos de Descartes, conseguir el rescate de la mente inmortal de su prisión mortal, Entre los primeros que imaginaron su posibilidad están el ingeniero eléctrico Claude Shannon (redes de conexión), y el matemático americano Alan Turing que desarrollaron la base teórica para el diseño de ordenadores electrónicos.

El principio de imitación de Turing dice: si una máquina parece que funciona tan bien como un ser humano, entonces es que funciona tan bien como un ser humano.

La II Guerra mundial dio un impulso enorme a estas investigaciones, y así para el control del fuego de Artillería se desarrolló la cibernética, el uso de una teoría de la información para diseñar servomecanismos controlados, una maquinaria de autocorrección.

Marvin Minsky describió el cerebro humano como una mera «máquina de carne» y veía el cuerpo, como un «maldito revoltijo de materia orgánica y como un «teleoperador del cerebro». Ambos son sumamente reemplazables por maquinaria.

Lo importante de la vida es la «mente» que definió en términos de «estructura de subrutinas», es decir en términos de programación. Creía en la posibilidad de una máquina pensante, «maquinas que fabrican pensamientos», y veía la inteligencia como algo que podía lograr cualquier cerebro, máquina o cosa que tenga mente. Se preguntaba si la Inteligencia Artificial era otro avance tecnológico o un punto de inflexión en la evolución humana.

Daniel Crevier se preguntaba si la visión materialista de la mente no contradecía la existencia de un alma inmortal. En los años ochenta se especulaba en esos ambientes en la idea de «traspasar» la mente a una máquina, conseguir la transferencia de la mente humana a una «red neuronal artificial» a través de la «sustitución eventual de las células cerebrales» por circuitos electrónicos con funciones de entrada y salida similares. Este proceso aún imaginario sugiere la posibilidad de transferir la mente de un soporte a otro, y en consecuencia la supervivencia del ¡alma» después de la muerte, en un nuevo medio, mas duradero que el cerebro.

Esto garantizaría la continuidad de la experiencia subjetiva individual mas allá de la muerte, e incluso pudiendo mejorar los procesos mentales de cada personalidad, en forma inimaginable.

Hans Moravec un especialista en I.A. de Stanford y Carnegie Mellon, escribe en 1988, «Mind Children» sobre todos estos temas, explicando que la llegada de las máquina inteligentes proporcionará a la humanidad una «inmortalidad personal a través del trasplante de la mente».

Para los visionarios de la I.A., las máquinas mentales representan el próximo paso en la evolución hacia una especie nueva, Machina Sapiens, que rivalizará y finalmente superará al Homo Sapiens como el más inteligente de los seres creados conocidos.

Edward Fredkin lo valoraba como uno de los tres grandes hitos de la historia del universo. El primero fue el origen del mismo, el segundo la aparición de la vida, y el tercero el advenimiento de la Inteligencia Artificial. Por ello veía la I.A. como un paso hacia una relación final entre el creador y lo creado, un retorno de la mente a su origen divino.

El gurú de la I.A., Earl Cox, autoridad en la lógica difusa, considera que estamos en el crepúsculo de la civilización humana y en el amanecer de una nueva «supercivilización» robótica. La tecnología posibilitará a los seres humanos el mudarse en alguna otra cosa y así escapar de la condición humana.

Esto no sería el fin de la humanidad, sino solo el de su existencia física como forma de vida biológica. De esta forma se llegará a un sistema combinado de mentes, (una Mente global), que trascenderá los tímidos conceptos de deidad y divinidad que sostienen los actuales teólogos.

Y se conseguiría el sueño de Charles Babbage, el primer padre de los ordenadores: «Liberarse al fin de la pesada carga corporal».

Isidoro García

Director Revista Quitapesares

Haz tu buena obra del día ¡Compártelo!

6,5 minutos de lecturaActualizado: 03/06/2013Publicado: 03/06/2013Categorías: QUITAPESARESEtiquetas: , ,

Comenta este artículo