Entre el alma y el esqueleto: Cómo la autoestima moldea nuestra salud ósea

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La conexión cuerpo-mente: más allá de lo físico

Este título guarda abundante información sobre la repercusión que puede llegar a tener el comportamiento humano sobre su salud. Las células, no obstante, sienten y viven los acontecimientos del mismo modo que sus dueños. La mayoría no se da cuenta de la disociación que puede ocurrir entre la persona y su cuerpo. Si hubieras escuchado a tus células, ¿cómo habrían narrado tu historia?

Cuando alguien vive de manera ajena a su cuerpo, pueden suceder eventos indeseables que, de otro modo, no solo se pueden evitar, sino que además se puede obtener un mayor provecho de la vida cotidiana desde una conexión que permanecía ignorada.

El mensaje oculto de los síntomas y la descalcificación

Te descalificas, te descalcificas. Este es un ejemplo representativo de lo que la biología intenta comunicarnos. Cada síntoma, cada enfermedad, lleva consigo un mensaje sobre la causa y la consecuencia que ha llevado a la persona hasta su presente. La descalcificación, por ejemplo, se origina de un conflicto de desvalorización, donde la persona enfrenta sentimientos de poco valor.

Frases como “soy torpe” o “no me quiero” parecen inofensivas, pero son un ataque directo a nuestras células. ¿Te has preguntado cómo reaccionan tus células ante tales pensamientos? Responden a este daño a través de la pérdida de masa ósea, reflejando así nuestra angustia interna. La osteoporosis no es solo un diagnóstico; es una llamada de atención del cuerpo que te dice que necesita ser escuchado y valorado.

Reeducar en vez de solo tratar

La solución no reside únicamente en tomar suplementos de calcio y vitaminas; se requiere una reeducación de la conducta. No permitas que la desvalorización externa afecte tu valor interno. Prueba esto: en lugar de decir “no soy suficiente”, practica afirmaciones positivas para reconectar contigo mismo.

Ciclo de enfermedad y la sabiduría del organismo

Todos los conflictos de desvalorización presentan una pérdida de masa celular en los tejidos. Si esto se vive en soledad y no se resuelve rápidamente, la enfermedad puede evolucionar. La biología nos enseña que las enfermedades se desarrollan en dos fases:

– La fase de simpaticotonía o fase activa.

– La fase de vagotonía, parasimpaticotonía o fase de reparación.

La simpaticotonía se activa en situaciones de estrés. Aquí, el cuerpo se encuentra en modo de emergencia, y es en este estado donde la pérdida de masa ósea se acentúa, reflejando el daño que se vive emocionalmente. Ignorar esta fase es el primer paso hacia la cronicidad de cualquier enfermedad.

Entendiendo la fase de vagotonía

Si el conflicto se resuelve, el cuerpo cambia a la fase de vagotonía, donde la curación ocurre a través de una adecuada circulación sanguínea. En esta fase, la inflamación y el dolor son señales de que tu cuerpo trabaja arduamente en la reparación. ¿Estás dispuesto a escuchar y permitir que tu organismo complete este ciclo?

Ejemplos de conflictos comunes en el aparato músculo-esquelético

Tomar conciencia de los conflictos emocionales que afectan nuestras articulaciones puede ser el primer paso hacia la sanación. Algunos ejemplos son:

  • Cadera: Conflicto de no poder soportar una situación.
  • Mano y muñeca: Desvalorización manual.
  • Rodilla: Desvalorización deportiva.
  • Columna vertebral: Desvalorización central de la personalidad.

Esta toma de conciencia no se traduce en necesitar resolver todos nuestros conflictos, a veces solo basta con reconocer que nuestros cuerpos son la mejor estrategia de adaptación ante el entorno.

Confianza en el proceso de curación

Invierte en la confianza en tu cuerpo; es una de las mejores decisiones que puedes tomar. Escuchar a tu cuerpo y creer que tiene la sabiduría para sanar es fundamental. ¿Estás listo para dar el paso hacia una vida más saludable y consciente?

Michael Laloux Kodaewa
Director del Centro Terapiasalus en Madrid.
www.terapiasalus.com

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