Hacernos mayores es una bendición, pero también nuestras reservas de energía disminuyen y nos volvemos más propensos a las enfermedades y los accidentes. Por eso, es muy importante mantener un buen nivel de energía y hacer ejercicios para fortalecer la salud.
¿Cuándo nos sentimos personas mayores?
Depende de la naturaleza de cada persona, de su genética, de la forma de vida que ha llevado, de cómo cuida su salud y muchos otros factores como nuestra manera de pensar y la actitud ante la vida que hacen que afrontemos las cosas desde un lugar más sereno, o desde el conflicto.
Al margen de estos factores, hay un momento determinante en el que pensamos:
¡a mí esto no me pasaba antes!
¡qué raro, si a mí esto nunca me ha dolido!
En ese momento uno toma consciencia de que las cosas están cambiando y hay que empezar a cuidarse, si no lo hemos hecho antes, porque a partir de ese momento el deterioro puede ser muy rápido. Un proverbio chino dice “no esperes a tener sed para ponerte a cavar un pozo, porque puede que sea tarde”.
Nuestra energía vital, aquella que disponemos para vivir, se va gastando constantemente. Es como un depósito de agua muy grande del que vamos bebiendo un sorbo cada día y parece que nunca se va a acabar. Cuando somos jóvenes, nuestro organismo responde con rapidez ante las enfermedades y sanamos pronto. Si se rompe un hueso suelda fácilmente, es difícil que tengamos molestias musculares o en las articulaciones. Podemos realizar una gran actividad y con poco descanso nos recuperamos.
Pero la edad va marcando sus ritmos. Se necesita más descanso y el organismo tarda más en sanar cuando hay una enfermedad. La calidad de la sangre empeora, aparecen los problemas circulatorios, el corazón, los riñones, las arterias,… todo el cuerpo parece que se rebela por el uso que le hemos dado en el pasado.
Empiezan a encenderse las luces de alarma que avisan de que el organismo necesita atención. Los dolores articulares, la vista cansada, la tensión alta, los dolores de cabeza, la dificultad para conciliar el sueño, el agotamiento ante el mínimo esfuerzo,… son señales de que el cuerpo se empieza a deteriorar y la energía está en descenso. La enfermedad y las lesiones están llamando a la puerta.
Los tres peligros principales que acechan a la salud cuando la edad avanza:
- La inactividad: la falta de ejercicio causa debilidad muscular, rigidez en los tendones, debilidad en los huesos y mala circulación de la sangre, lo que también afecta a todo el sistema de salud de los órganos que reciben sus nutrientes a través del torrente sanguíneo. Es muy importante darle movilidad al cuerpo. Los ejercicios suaves de Chi Kung para las articulaciones y estirar los músculos y tendones, es el mejor sistema para mantener fuerte y saludable el cuerpo y mejorar la circulación de la sangre. Los accidentes como las torceduras de tobillo, o las caídas, tan frecuentes en personas mayores, se evitan con unas piernas y pies fuertes. Dicen los chinos que “envejecemos por las piernas”.
- Las enfermedades: a medida que la energía vital va mengua, nuestra capacidad para superar la enfermedad es menor, por lo que es muy importante cultivar la energía como barrera protectora para la salud. Los ejercicios de Chi Kung también refuerzan nuestra salud en este aspecto, fortaleciendo nuestros órganos y mejorando la respiración.
- Los pensamientos: son la mayor causa de consumo de energía en nuestro cuerpo. El cerebro es el órgano que más oxígeno, glucosa y sangre consume de todo el organismo, lo que deja sin provisiones al resto. El mal humor, las preocupaciones, los pensamientos excesivos y la agitación mental, son una de los principales causas de enfermedad y agotamiento. El Chi Kung también nos enseña a calmar la mente y encontrar la paz en el corazón.
Janú Ruíz
Instructor de Qi Gong