Tres claves para vivir sin estrés

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Parece que en las sociedades occidentales no podemos hablar de nuestro estilo de vida sin relacionarlo con un ritmo estresado. Solemos referirnos al estrés en el ámbito profesional, sin embargo, son muchas las personas que viven el estrés también en sus relaciones familiares y personales.

Comprender lo que es el estrés nos puede ayudar a vivir mejor. El estrés es como el tradicional juego de la soga-tira. En este juego participan dos equipos, cada uno empeñado en tensar una cuerda y tirar de ella hasta que el «contrario» pase la línea previamente establecida, lo que significa que hemos llevado la situación adonde queríamos, y decimos que hemos ganado.

Resulta interesante ver el juego desde fuera. Podemos observar cómo cada jugador de ambos equipos contrarios actúa y reacciona de forma diversa ante lo que va ocurriendo. Unos adoptan unas posturas, diferentes a las de otros. Algunos tiran con los brazos; hay quienes la fuerza la hacen desde las piernas. Igualmente podemos observar a quienes trabajan usando más técnica que fuerza. Y esto no es todo.

A la vez, podemos darnos cuenta del ánimo y las emociones con las que reaccionan cada uno de los participantes. Encontramos a los que se enfadan, a los que gritan y tratan de motivar, a los que se ríen, a los que se rinden, a los que lo dan todo, a los que echan la culpa a los demás… Curiosamente, en la mayor parte de las ocasiones, casi ningún participante se da cuenta de lo que está pasando a su alrededor, focalizados como están en llevar al contrario hasta su propio lugar. La situación a la que se enfrentan es la misma para todos. No obstante, unos disfrutan, otros lo pasan mal; unos se hacen daño, otros salen fortalecidos; unos ganan, otros pierden, y a algunos les da igual… ¿Y qué es lo que hace que la vivencia del juego sea diferente para cada uno?

El aprendizaje

Cada participante afronta el juego con sus propios recursos. Si ya es veterano, habrá adquirido una técnica más o menos depurada; si ha jugado poco, echará mano únicamente de los recursos con los que ya contaba. ¿Y cuáles son? Todos aquellos aprendizajes que a lo largo de la vida nos han permitido superar situaciones y conseguir lo que queríamos, en definitiva, sobrevivir y adaptarnos.

Hoy sabemos, gracias a la PNL y otras disciplinas, que desde que nacemos aprendemos a sobrevivir y a adaptarnos al entorno. Y más aún, nacemos con una herencia: un carácter y unas tendencias. Desde niños vamos poniendo en juego todos esos aprendizajes y desarrollando la herencia con la que nacemos. Y puede ocurrir que al hacernos adultos, todos esos aprendizajes que nos resultaron útiles y adaptativos y que nos ayudaron a sobrevivir superando las diversas situaciones a las que nos íbamos enfrentando ya no nos sirvan para seguir adaptándonos al entorno cambiante: lo que nos sirvió de niños no tiene por qué servirnos cuando somos adultos.


¿Qué hacer? La clave está en «re-aprender»


La PNL nos brinda la oportunidad de «aprender a aprender»: todos los aprendizajes generan unas rutas neuronales que convierten las acciones, los comportamientos, en hábitos de conducta, hasta tal punto que los repetimos sin darnos cuenta transformándolos en nuestros propios recursos, como los recursos que ponemos en juego en la soga-tira.

El estrés

El estrés es la tensión con la que afrontamos las situaciones en la vida, como en la soga-tira. Podemos referirnos al estrés como una respuesta heredada y aprendida frente a agentes reales o simbólicamente perjudiciales, según el juicio de cada uno, para la integridad o la supervivencia. Dicha respuesta se traduce en tres tipos de conductas: la lucha, la huída o la parálisis. Y reaccionamos ante los creadores de estrés sociales de la misma forma que si fuesen físicos, porque así lo hemos aprendido: ante la amenaza que puede suponernos un conflicto con nuestro jefe, con nuestra pareja, ante un acontecimiento imprevisto, etc., nos defendemos de la misma forma que lo haríamos ante el ataque de una fiera salvaje, porque así lo hemos aprendido y transmitido genéticamente.

El estrés es un mecanismo de defensa y adaptación, y como mecanismo que es puede ser útil (eustrés) en determinadas etapas de la vida o dejar de serlo (distrés). No obstante, el estrés es útil en sí mismo. Lo que se precisa es gestionarlo, y esa gestión se puede aprender desde una buena práctica de liderazgo interior.

La gestión del estrés

Volviendo a nuestra metáfora de la soga-tira, conviene darse cuenta de dos aspectos fundamentales del juego, que a la vez son fundamentales también en el juego de la vida. Por un lado, decimos que gana quien consigue dominar a los contrarios. No obstante, no reflexionamos sobre el hecho de que, cuando «desaparecen» los contrarios, el juego se termina. Traducido a lo cotidiano, vivimos afanados en dominar y doblegar las «fuerzas» o amenazas que nos contrarían, deseando que en nuestra vida no existieran y creyendo que así seríamos felices. Sin embargo, si esas fuerzas, si los contrarios desaparecen, el juego se termina, es decir, desaparece la vida.

Hace ya muchos siglos, y nos podemos remontar por lo menos a la antigua Grecia, y también a todas las civilizaciones de la humanidad, que los seres humanos sabemos que la vida consiste, entre otras cosas, en la vivencia de la dualidad de fuerzas, de tensiones, de contrarios…


Y una de estas dualidades es la tensión entre «lo que quiero y lo que soy»


Vivimos aferrados a lo que queremos, conforme a nuestros apegos y creencias, hasta el punto de que nos identificamos con todo eso, considerando que la seguridad que nos proporcionan es una de las bases de nuestra felicidad. Sin embargo, lo que queremos o lo que deseamos no tiene por qué estar alineado, en consonancia, en acuerdo con lo que somos. Y esto nos abre al segundo aspecto fundamental de la soga-tira del que nos conviene darnos cuenta. Cada participante suele comportarse como un individuo aislado dentro de su equipo. Y si no es así, cada individuo suele percibirse como una parte integrante de uno de los equipos, sin ser consciente de que ambos contrarios configuran un sistema que, considerado en su conjunto, relativiza enormemente, ya no sólo la vivencia de cada uno, sino el mismo resultado en sí: ganar o perder.

Ampliar nuestra conciencia al sistema completo que supone el juego de la soga-tira, inevitablemente hace que cambie nuestra vivencia del juego. De igual forma, ampliar la conciencia del sistema del que formamos parte, ampliar la conciencia de lo que somos para gestionar el estrés, permite que cambie nuestra vivencia de la vida.

El liderazgo interior

El estrés que cada uno vive está condicionado por su propio mundo interior. Éste mundo es el primero que conviene liderar. Así, las tres claves para vivir sin estrés, o mejor dicho, para vivir con un buen estrés siempre necesario para alcanzar nuestros objetivos son:

  1.  Llevar la atención a nuestras herencias y aprendizajes para poder re-aprender.
  2.  Darnos cuenta de cuáles son nuestras convicciones o creencias que nos puedan limitar y de con qué cosas nos identificamos en la vida para poder des-apegarnos y des-identificarnos.
  3.  Superar el funcionalismo para acceder a lo que somos más allá de la utilidad y así aprender a estar «presentes» por completo y en todo lo que vivamos.

 

El Liderazgo Interior, sirviéndose de herramientas como la PNL, el Coaching, la Inteligencia emocional o la Psicología Sistémica permite vivir sin el estrés que nos provocan nuestras herencias y aprendizajes, sin el estrés generado por nuestras identificaciones y creencias y sin el estrés al que conduce el funcionalismo. Se trata de cambiar las conductas que ya no nos resultan adaptativas, de superar las convicciones y estilos de vida que nos limitan y de reconocer que somos más que una utilidad puesta en juego.

Gonzalo Serra Fernández

Fundador y director de Invita Instituto

Coach sistémico y Trainer en PNL

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7 minutos de lecturaActualizado: 11/04/2018Publicado: 10/09/2012Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: , , , , ,

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