El informe sobre el Comercio Mundial 2010 de la Organización Mundial del Comercio (OMC) destaca un aspecto crucial: el comercio de los recursos naturales. En él, se presentan estadísticas impactantes y se discute un dilema importante: ¿el desarrollo tecnológico podrá superar las limitaciones de la finitud de los recursos y evitar un deterioro del planeta? Los optimistas argumentan que la tendencia actual de precios en descenso de los recursos naturales respalda su visión, mientras que los pesimistas, entre los que me incluyo, destacan la alarmante crisis ambiental en la que nos encontramos.
El debate es claro. A pesar de los avances tecnológicos, los informes ambientales más confiables indican que la Tierra y sus recursos están en constante deterioro. La ecuación es simple: si los precios de las materias primas caen, es probable que esto se deba a un aumento de la oferta que no refleja adecuadamente los costos de explotación ambiental. Además, el mercado establece precios guiándose por el valor añadido, resultado del conocimiento técnico humano aplicado en la transformación de los recursos naturales, lo que explica por qué los productos sin procesar tienen precios más bajos.
Dependencia de los recursos naturales
Nuestra civilización depende en gran medida de recursos naturales estratégicos (RNE). La realidad es que la distribución desigual de estos recursos, sumada a la creciente presión sobre ellos, genera tensiones que podrían desencadenar conflictos graves en el futuro. Veamos algunos casos:
Desigual reparto de los RNE
La producción de RNE se concentra en regiones específicas del mundo. Según la OMC:
- Europa, Japón y Corea son importadores netos de la mayoría de los RNE.
- EE. UU. exporta algunos productos, pero es un importador neto de otros RNE.
- India y China, aunque producen en cantidades significativas, solo exportan pescado y presentan un alto nivel de importación en otros recursos.
Es preocupante que muchos de estos recursos se encuentren en países con pobreza y inestabilidad política, lo que puede transformarse en una verdadera maldición para esos Estados.
La crisis del agua
La escasez de agua es un problema mundial alarmante, como indica la ONU (2009). Las cifras son asombrosas: mientras un canadiense tiene una disponibilidad anual de 87,000 m3 de agua, un saudí solo dispone de 95 m3. Este desequilibrio afecta la salud pública y la estabilidad política, convirtiéndose en una amenaza a largo plazo.
Cambio climático y la atmósfera
El cambio climático es una realidad innegable. La concentración de gases de efecto invernadero continúa aumentando, con emisiones per cápita que variaron de 3.8 toneladas en 2001 a 4.4 toneladas en 2007. Esta disparidad en las emisiones refuerza la necesidad de actuar de inmediato.
La situación de los bosques
A pesar de una ligera disminución en el índice total de deforestación, sigue siendo una preocupación alarmante. Entre 1990 y 2007, se perdieron 1,603,000 km2 de bosques, mayormente en regiones tropicales. La protección de nuestros bosques debe ser una prioridad en la lucha por la sostenibilidad.
Explotación de las pesquerías
La FAO revela que la sobreexplotación de las poblaciones de peces ha aumentado del 10% en 1974 al 32% en 2008. Esto subraya la necesidad urgente de una pesca sostenible que respete los ciclos naturales del mar.
Riesgos de los combustibles fósiles
A pesar de las reservas aparentes de combustibles fósiles, los peligros ambientales asociados a su extracción y consumo son innegables. Además, el ascenso de los precios, como se evidenció en 2011, ilustra la fragilidad del mercado energético actual.
Materias primas críticas y el papel de China
La UE ha identificado 41 minerales y metales críticos cuya falta podría impactar gravemente en la economía. China, además de ser un productor predominante, consume cada vez más recursos, lo que complica la situación para otros países.
Conclusión y reflexión
Los RNE son fundamentales para nuestro bienestar, pero su disponibilidad está lejos de ser ilimitada. La creciente demanda y la presión sobre los recursos requieren una > acción urgente. Adoptar medidas de reducción, reciclaje y una redistribución equilibrada puede ser el primer paso hacia un futuro donde el acceso a recursos naturales sea sostenible y equitativo. Sin estas acciones, corremos el riesgo de enfrentar un entorno cada vez más conflictivo y desigual.
Miguel Angel Ortega
