Por mucho que algo no se quiera ver, no deja de ser. Lo que es, es lo que es, pero a menudo nos dejamos condicionar por lo que deseamos o lo que tememos que sea.
Cuando estamos atados a nuestras expectativas, la frustración se convierte en una compañía constante, perpetuando un ciclo de insatisfacción. Si, en cambio, tememos lo que podría ser, vivimos ansiosos, atrapados en anticipaciones de calamidad.
Admitir la realidad requiere una notable madurez emocional, ese mismo estado de lucidez que un maestro ejemplifica al responder con “lo que ocurre” cuando se le pregunta qué espera de la vida. Es un arte dominar nuestros pensamientos y emociones, y observar el curso de los eventos desde la calma y la sabiduría interna.
Lo sabio es poner en práctica medios justos para alcanzar lo que anhelamos, con la humildad necesaria para aceptar que no siempre está en nuestras manos lograr lo que deseamos. Este entendimiento es crucial; nos permite desarticular el ego y cultivar la aceptación consciente. En la vida, hay variables fuera de nuestro control, pero podemos hacer lo mejor en cada momento.
Cuando fallamos, encontramos una valiosa oportunidad de aprendizaje; los errores son escalones hacia la mejora personal. Primero debemos discernir lo que *es*, y luego actuar. Si la acción es posible, la tomamos; si no, aprendemos a no hacer. No debemos permitir que el apego o el miedo nublen nuestro juicio.
Lo que es no es lo que tememos que pueda ser. Es vital protegernos, pero no alimentar temores innecesarios que drenan nuestras energías. A menudo vivimos desorientados por lo que deseamos o tememos, perdiendo de vista la claridad de la realidad.
Buda nos enseñó esto con su frase: “Acude y mira”. Esta sabia enseñanza nos invita a observar la realidad tal como es, sin juicios ni prejuicios. Desde esta conexión, podemos tomar decisiones correctas y adecuadas, ya sea actuar o permanecer en silencio.
Desentrañar la miedo no se logra a gritos, sino abriendo la puerta de la jaula interna, liberándonos de patrones restrictivos. Si nuestra mente está atrapada en el miedo o el deseo, nunca se renovará.
Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de buscar su propia verdad. No se trata de imitar a los grandes maestros, sino de convertirse en uno mismo. Esta transformación debe empezar aquí y ahora, no en algún futuro incierto.
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor