Todos vamos en busca de la Felicidad

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Hace ya casi 30 años, cuando empecé a hablar y escribir sobre la relación de nuestros hábitos de vida y el proceso de Salud, me sentía como el «bicho raro» de la película, no despertaba gran interés en mi auditorio, y si lo hacía era para llegar a la conclusión de que, sobre todo si hablaba de la Macrobiótica y la alimentación energética, era una exagerada.

Lo más popular por aquellas fechas era «comer un poco de todo» con moderación, eso sí. Con lo cual, todo lo que escapaba de este comodín, era demasiado incómodo.

Afortunadamente, en estos últimos años en todas la revistas orientadas a la Salud ya aparecen muchos artículos escritos con un enfoque energético sobre los alimentos, muchos de ellos escritos por alumnos formados en nuestra escuela, que ya comienzan a hacer «su propio camino» en esa dirección.

Son motivo de gran alegría para mi y para todo el equipo que venimos años trabajamos en nuestra «Escuela de Vida». Y una señal de un trabajo bien hecho durante muchos años dedicado a la formación de buenos profesionales al mismo tiempo que a particulares interesados en saber vivir, CON y PARA la Salud.

La Macrobiótica, es decir el enfoque que considera los alimentos desde su punto de vista más intrínseco, sutil y energético (yin-Yang), o lo que últimamente nos da por llamar «Cocina Energética» ó «Nutrición Energética». No tiene como principal propósito ayudar a sanar a alguien que ha perdido su equilibrio original. Sus posibilidades van mucho más allá y además de propiciar el proceso de Salud y recuperar esa memoria que todos llevamos impresa, despierta el potencial humano y los recursos para desarrollarlo.

En el fondo el Propósito es potenciar al máximo nuestra capacidad de ser más autoconscientes de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, y así llevarnos a la GRAN VIDA: MACRO-BIÓTICA

¿Por qué conformarnos con una vida pequeña y estrecha, cuando dentro llevamos la semilla de nuestra verdadera Naturaleza Esencial?

NUESTRA NATURALEZA ESENCIAL ES UNA PIEDRA PRECIOSA ESCONDIDA EN EL FONDO DEL CORAZÓN Y SU VESTIDO ES LA NIEBLA, LA NUBE, LA RAMA… EL UNIVERSO ENTERO

Este es el principal motivo por el que todos los seres buscamos infatigablemente la FELICIDAD.

Ahí, en el corazón, dónde la semilla de lo que somos espera su momento para romper su cáscara y brotar, ahí «sabemos» que la FELICIDAD existe!

Quizá lo que nos falta por descubrir, es que no está fuera (que es dónde se busca…) sino dentro.

La Felicidad, sin duda, tiene todo que ver con nuestro verdadero SER, está en nuestra naturaleza, prueba de ello, es que siempre somos nosotros los que la aportamos a nuestra vida.

Viviendo situaciones de la vida, algunos se sienten felices y satisfechos, otros profundamente desgraciados ¿Quién pone la Felicidad, quien la niega, quien pone toda la diferencia? NOSOTROS

Cuanto más percibimos esa dimensión profunda nuestra, que unifica al ser humano, más completos, más felices. Cuanto más lejana e ignorada, incluso negada, más infelices.

Esta es la diferencia entre la Gran Vida y una pequeña vida, donde vivimos como mendigos, aunque llevamos en nuestro corazón el mayor tesoro del mundo.

La MARCOBIÓTICA nos desvela la Naturaleza del Universo y de todas las formas de vida que lo habitamos.

La vida misma es posible gracias a la Energía del Cielo – Yang. Y la de la Tierra – Yin

Estas dos grandes fuerzas Cósmicas, son los pilares del mundo de la Materia, la forma y los fenómenos.

Son su raíz, son la causa previa a todo lo que, luego, se convierte en «realidad».

Conocer sus secretos, es decir, su dinámica, cómo actúan e interactúan, cuales son los resultados de sus movimientos y cómo los podemos utilizar en nuestro beneficio, nos confiere un gran poder para conseguir esa «Gran Vida» a la que todos los seres humanos estamos llamados.

Nosotros, igual que todo lo que nos rodea, existe con un propósito primordial, llegar a descubrir lo profundo, lo invisible, lo inmarchitable. Todo sigue este programa, desde una flor, hasta la aparente insignificancia de cualquier acontecimiento de nuestra vida.

¿Cómo iban a quedar excluidos de este programa nuestros órganos, glándulas, células y sangre? Imposible!

Aquí se comienza a entender la importancia que puede tener en este proceso de Vida, nuestra forma de alimentarnos y nuestros hábitos de vida.

Con la comida fabricamos la sangre y la base para todos los demás fluidos corporales, si la calidad de la sangre es buena y está en equilibrio, producirá buenos fluidos en el cuerpo, la nutrición celular se realizará de forma óptima e igualmente los procesos de limpieza y descarga. Esto dará como resultado que nuestros órganos vitales y glándulas no sólo tendrán la posibilidad de hacer bien su trabajo a nivel fisiológico, sino que su estado energético en equilibrio con la totalidad del cuerpo, ayudará a nivel psico-emocional a desarrollar el potencial humano y espiritual, que en un porcentaje demasiado alto, tenemos secuestrado e ignorado.

Este es el principal propósito nacido de una Cosmovisión enraizada en la Verdadera Naturaleza de todo lo Creado. Cuando nos quedamos más en la superficie de las cosas, un buen motivo puede ser la Salud, pero ¿de qué depende la Salud?

Principalmente de nuestra capacidad de adaptación al medio y a las experiencias que la vida nos trae, y al mismo tiempo de nuestra capacidad de no-adaptación a muchas cosas que se nos proponen y que representan una llamada a transformarlas, sanarlas o mejorarlas. Es decir, a ser capaces de colaborar en el proceso de evolución.

Naturalmente para poder seleccionar y escoger lo que es útil y lo que no lo es, necesitamos una mente clara, con capacidad de criterio propio y discernimiento, que no se deje manipular ni conducir desde el montaje de los grandes intereses creados que monopoliza y manipula gran parte de la opinión pública o, al menos, lo intenta.

Curiosamente para tener una mente lúcida, necesitamos unos intestinos fuertes y sanos, que difícilmente conseguiremos comiendo mal.

Lo alimentos, igual que el resto de los seres vivos, son paquetes de luz, portadores de la información y la memoria de su proceso evolutivo, y al ingerirlos, esa historia pasa a nuestros contenidos internos del mismo modo que los transformamos en parte de nuestra sangre, huesos, ideas, sueños, proyectos y un particular modo de percibir nuestras experiencias. Los alimentos no sólo pueden ser fuente de salud, si no que influyen poderosamente en la calidad de nuestras experiencias.

Además de nutrientes, cada alimento posee un carácter energético muy concreto, dado por su carga más Yin o más Yang, más concentración, otros nos relajan, nos refrescan, nos dispersan. Unos tienden a alcalinizar, otros acidifican, unos nos aportan glúcidos de cadenas largas y lenta asimilación dándonos vitalidad y estabilidad emocional, otros contienen azúcares rápidos que nos desajustan, no sólo los niveles de azúcar en sangre, sino también a nivel anímico.

Hay alimentos que nos ayudan especialmente a ser más lúcidos, más felices, a tener más vitalidad, más bienestar y dulzura en nuestra vida, otros no sólo no potencian lo anterior, sino que conviene medir su consumo, ya que, facilitan el miedo, la desconfianza, la tristeza la ansiedad y la preocupación.

Nuestra alimentación está inevitablemente ligada al estado de los órganos, nuestras emociones y nuestro psiquismo. Dada la naturaleza energética de cada órgano vital, lo alimentos extremos Yin-Yang, crean desequilibrios, más o menos importantes, dependiendo de la cantidad y la frecuencia. También depende de la persona, su condición, edad, trabajo y carácter…

LOS RIÑONES. Cuando están sanos, fuertes y equilibrados, son la sede de la confianza, el valor, los logros y la buena conexión con la energía de la Madre Tierra, que nos nutre y nos sana. En caso contrario, hay desesperanza, falta de autoestima, falta de recursos para transformar lo que hace falta transformar y falta de adaptación.

EL CORAZÓN. Sede de la alegría, la felicidad, la paz, la calma, la dicha, el amor, la honestidad, la gratitud. Cuando está sobrecargado o cerrado, la histeria, excitación, la ironía, la soberbia incluso la crueldad.

EL HÍGADO. Se asocia con la paciencia, la tolerancia, la suavidad, la generosidad, y sobre todo la visión profunda de las cosas que nos permite desarrollar la «Intención» que es el fuego secreto del Universo.

Cuando está en desequilibrio, el mal carácter, irritabilidad, el enfado y agresividad.

EL BAZO, EL ESTÓMAGO Y EL PÁNCREAS. De aquí sacamos la simpatía y la empatía, la inteligencia, el entendimiento, la flexibilidad para encontrar infinitas posibilidades y recursos, incluso cuando aparentemente no hay salidas.

En desequilibrio nos limita, apegos, ideas repetidas y obsesivas, fijaciones, nos hacen ver que no hay salida.

LOS PULMONES. Fomentan el coraje, la iniciativa y la fuerza para transformar las cosas que necesitan cambiarse. Y al mismo tiempo, la fluidez necesaria.

En desequilibrio, aparece la tristeza, la depresión, el encerrarse en uno mismo, la rigidez.

Como es fácil comprender, todos los alimentos muy desequilibrados sería importante evitarlos al máximo. O disminuir su consumo al mínimo.

EL EXTREMO YIN

El alcohol

Las drogas

La química

Bebidas industriales y frías

Estimulantes

Azúcar

Leche y derivados

Productos refinados

EN EL EXTREMO YANG

Salazones

Embutidos

Carnes rojas y blancas

Quesos curados

Pan

 

¿QUÉ ES LO QUE MÁS NOS INTERESA COMER?

Cereales integrales, en grano y biológicos.

Legumbres, en pequeña cantidad pero a diario.

Verduras y Frutas de estación, cocinadas de distintas formas.

Semillas y Frutos secos, con medida.

Algas Marinas, en pequeñas cantidades.

Sopas o cremas de verduras y/o cereales, a diario para comenzar cada comida.

Para terminar, un recordatorio útil: La Palabra viene del corazón. El Silencio de los Riñones.

Necesitamos equilibrio en estos dos órganos, porque «Sólo cuando el Ser Humano calla, puede hablarle Dios»

Mª Rosa Casal

Consultora Macrobiótica

Directora y Profesora de Escuela de Vida

www.escueladevida.es

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8,9 minutos de lecturaActualizado: 20/08/2017Publicado: 07/06/2013Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: , , ,

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