¿Qué sabemos a ciencia cierta de Jesús?

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«Se estima que sólo una sexta parte del Nuevo Testamento fue pronunciado realmente por Jesús». John Shelby Spong

John Shelby es un obispo episcopaliano, y participa en las investigaciones actuales sobre el Jesús histórico. Por ello pertenece al grupo de estudio denominado «Seminario de Jesús», compuesto de 250 estudiosos y expertos de todo el mundo sobre la Biblia y el Nuevo Testamento.

Este «Seminario de Jesús», durante 15 años, intentó determinar palabra a palabra, cuánto del Nuevo Testamento puede ser definido como literalmente cierto, cuántos de los dichos de Jesús fueron dichos realmente por Él.

La conclusión del estudio, fue que sólo un 16% de las palabras atribuidas a Jesús fueron realmente pronunciadas por Él, y que el 84% restante eran interpretaciones de la Iglesia

En una reciente entrevista en ABC, dice Shelby: «Jesús vivió entre el año 4 antes de Cristo y el año 30 de nuestra era, y el primer evangelio no fue escrito hasta el año 72, así que tenemos 42 años entre la crucifixión y la narración escrita de la historia de Jesús».

«Durante ese periodo de tiempo fue traducido del arameo –que es la lengua que Jesús solía usar en su conversación– y del griego, que es una lengua que ellos no hablaban».

«Así que no está escrito por testigos oculares, sino por la segunda generación de cristianos, que contaban la historia a la gente una y otra vez y pasó mucho tiempo antes de que lo recogieran por escrito. Es muy difícil determinar qué es lo que Jesús dijo literalmente o lo que realmente hizo. Solo son intentos de interpretar la vida de Jesús».

«Por ello hay que leer la Biblia sin interpretaciones literales. Se puede ser buen cristiano sin interpretar las escrituras al pie de la letra».

«No conozco ningún estudioso moderno que piense todavía que el evangelio de Mateo fuera escrito por Mateo, o que el evangelio de Lucas fuera escrito por Lucas, o el de Juan escrito por Juan, sino que lo fueron por comunidades que lo hicieron en lenguajes que jamás habló Jesús, y que intentan representar su conocimiento de Jesús».

No hay que olvidar que para cuando se escribieron los evangelios, que fueron escritos por conversos sirios, y en griego ya el peso específico del cristianismo, estaba fuera de Judea, en pleno imperio romano.

Por ello los primeros dirigentes cristianos, judíos del Imperio romano y gentiles, con Pablo a la cabeza, predicaron que la nación judía había crucificado a Jesús, y que Poncio Pilatos, había hecho todo lo posible para salvar su vida, un punto de vista históricamente insostenible.

Ésto se hizo para protegerse de toda sospecha de conspiración contra Roma, cuando ya además tenían el problema jurídico-político, de que su Jefe espiritual, hubiera sido un ajusticiado por insurrección política, como lo prueba la tablilla escrita en la cruz, (INRI).

Como dice Marvin Harrys : «Los evangelios cristianos no exponen y ni siquiera mencionan la posible relación de Jesús con la lucha de liberación de los judíos. Por los evangelios nunca comprenderíamos que Jesús pasó la mayor parte de su vida en el teatro central de una de las situaciones de guerrilla más feroces de la historia».

«Y ¡menos evidente aún resulta para los lectores de los evangelios, y del Nuevo Testamento en general, que esta lucha siguió intensificándose durante mucho tiempo después de la ejecución de Jesús. Nunca podríamos adivinar que el año 66 los judíos llegaron a lanzar una revolución total que requirió la presencia de seis legiones romanas al mando de dos futuros emperadores (Vespasiano y Tito) antes de conseguir dominarla».

Y justo después de esa gran revuelta militar que duró cuatro años, se empezaron a escribir los evangelios.

Del estudio exhaustivo de la historia de la Iglesia en los dos primeros siglos, se ha determinado que el cristianismo inicial fue un magma de creencias diferentes, que solo al final mediante una poda constante, y en muchos casos hasta violenta, fue unificándose en un tronco único, aunque el tema de las «herejías» y divergencias doctrinales ha sido un avatar constante en la historia de la Iglesia Católica.

Y no olvidemos que «hereje» por definición es el que pierde, en la batalla eclesiástica, como un caso particular mas de la historia humana, en la que siempre ganan los buenos porque el que pierde ocupa automáticamente el puesto de «malvado».

En este sentido es muy ilustrativo la relación de los diversos colectivos, de diferentes seguidores de Jesús en los dos primeros siglos, descrita por José Montserrat, en su libro «La sinagoga cristiana». Está expresada según la diferentes creencias sobre la persona de Jesús, de la siguiente manera.

1.1. Jesús humano – meramente humano – Sin misión divina = El rabino Jesús conocido por la tradición talmúdica hebrea.

1.2. Jesús humano – meramente humano – Con misión divina = El Jesús profeta de los «ebionitas» – seguidores de Santiago (hermano de Jesús).

2.1. Jesús no meramente humano – No preexistente – No elevado durante la vida mortal = El Jesús que recibe la cualificación mesiánica en la resurrección (mesías que ha de venir).

2.2. Jesús no meramente humano – No preexistente – Elevado durante la vida mortal = El Jesús que recibe la filiación y la misión en el bautismo en el Jordán.

2.3. Jesús no meramente humano – No preexistente – Elevado desde el nacimiento = El Jesús de los evangelios de la infancia (en cuanto reflejan un estado mas arcaico de la cristología de los evangelistas).

3.1. Jesús no meramente humano – Preexistente – No de naturaleza divina = El Cristo-ángel de ciertas tradiciones judeo-cristianas.

3.2. Jesús no meramente humano – Preexistente – De naturaleza divina = El Logos del evangelio de Juan y en general de la teología trinitaria.

4.1. Jesús no humano = El Jesús de los docetas con cuerpo sólo aparente.

Isidoro García

Director Revista Quitapesares

revistaquitapesares.wordpress.com

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5,3 minutos de lecturaActualizado: 25/04/2013Publicado: 25/04/2013Categorías: QUITAPESARES

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