Cuando dejo de SER, SOY

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La verdad está en la vida de cada día. No se trata de evadirse, sino de afrontarla con lucidez, sosiego y ecuanimidad. En eso consiste la denominada «acción diestra». Tenemos que aprender a desenvolvernos en el espacio exterior y en el espacio interior. Tambien tenemos que aprender a movernos en la realidad sensible, la cotidiana, por ilusoria que pueda resultar, y la realidad suprasensible, donde se nos abren veredas para recorrerlas hacia lo más hondo de nosotros.

Todo lo que sean palabras puede inducir a error y falseamiento, y por eso es necesario complementar la teoría con la vivencia directa o experiencia personal. Nos volvemos viajeros hacia los adentros para descubrir en nosotros aquello que se nos escapa y que, sin embargo, es lo medular. Y aquí es donde se hace imprescindible la investigación interior y la meditación.

¿Qué es la meditación?
Se nos propone hoy en día como un método para calmarse o sosegarse, pero la meditación es mucho más que una técnica de tranquilización, más que un medicamento ansiolítico. Tambien se propone como un procedimiento para adquirir un poco más de concentración y brillar en las actividades de la vida cotidiana, pero ese es un alcance pobre del que trata de obtener la práctica meditativa. La meditación, en última instancia, es la «muerte» del ego para poder nacer a un modo de ser diferente e infinitamente más constructivo. Durante unos minutos muere el ego para poder encontrar una fisura hacia el Ser. La meditación nos enseña la disciplina de la «detención consciente» para al menos durante unos minutos saltar fuera de nuestra prisión egocéntrica y encontrar una vía de acceso a nuestra naturaleza original o real. El pensamiento cesa durante unos minutos para poder obtener la desnuda experiencia de ser.

Al ir más allá del pensamiento y su envolvente dinámica, obtenemos otro tipo de experiencia, otro plano de consciencia. Para eso el yoga ha concebido y ensayado un gran número de técnicas. Recurrimos a ellas para recobrar nuestra naturaleza original. La suspensión del pensamiento permite otro tipo de percepción interior, del mismo modo que en un cinematógrafo solo vemos la pantalla cuando la película ha concluído. Al conseguir inhibir el pensamiento, nos establecemos en nuestra naturaleza prístina y original. Como los pensamientos son los que incitan al apego y al aborrecimiento, al cesar, se obtiene una luminosa experiencia de ser. Se sitúa uno, aunque sea por segundos, más allá de la mente condicionada. Por eso es necesaria la conquista de la mente, que es el escenario donde todo se interpreta.

¿Qué hace el pensamiento?
Representa, mide, compara, etiqueta e interpreta. Pero en la raíz del pensamiento se adquiere una sensación de ser tranformativa y liberadora. El pensamiento es condicionado, pero más allá del pensamiento hay un espacio de reveladora claridad. Aunque parezca una paradoja o acertijo, es mucho más que eso: CUANDO DEJO DE SER, SOY.

Ramiro Calle
Centro Shadak

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

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3 minutos de lecturaActualizado: 03/06/2024Publicado: 08/02/2016Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: , , , ,

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