La acción se origina en la inacción, y la quietud es la madre del movimiento.
Impulsados por la fuerza natural, sois tan fuertes como un dragón.
Respirando de forma natural y relajada, percibís el mecanismo de todos los movimientos.
Disponed de las fuerzas del Universo y dejad salir toda vuestra capacidad instintiva.
En movimiento sois como el tigre furioso y en la quietud sois como el dragón en hibernación.
(Wang Xiang Zhai)
Cuando miramos en los libros de anatomía cómo está formado en su interior el ser humano, nos encontramos con algo que se asemeja mucho a una maraña de ramas y raíces entrelazadas, en forma de vasos sanguíneos, sistema nervioso y linfático, esqueleto y órganos, y en un plano más energético tenemos una organización similar en forma de meridianos o canales de energía. Todo ello viene a constituir lo que podríamos llamar el árbol de la vida; con sus ramas, el tronco, las raíces y la vida fluyendo en su interior.
Hace algunos millones de años, el ser humano se puso de pie y liberó sus manos, de manera que comenzó a hacer cosas con ellas. Este paso hacia la posición vertical trajo consigo numerosos cambios; pasamos de desarrollarnos en un sentido horizontal (siempre lo mismo) a hacerlo en vertical (cada vez más alto) y este gesto marcó el destino de la humanidad, buscando el Cielo en todos los aspectos de nuestra vida.
Nuestro cuerpo se modificó, la pelvis y la columna tuvieron que adaptarse a la nueva postura, nuestros hombros y caderas adquirieron más movilidad y nuestro cerebro cambió sustancialmente.
El ser humano busca ponerse de pie desde la infancia. Supone todo un reto y permanecer de pie erguidos el resto de nuestra vida será el resultado de la fuerza vital que pulsa en nosotros. Cuando esta energía vital es fuerte, la persona se ve bien plantada sobre sus pies, decimos que está “bien enraizada”, “en su eje”, “en su centro”, sin dejar que las situaciones de la vida la sacudan o la desborden como “un árbol a merced del viento”.
Así cuando el Ser Humano planta sus pies en la Tierra y mira hacia el Cielo alzando los brazos en señal de abrazar la inmensidad y el misterio que nos rodean, se vuelve un ÁRBOL HUMANO entre la Tierra y el Cielo.
¿PORQUÉ HACER EL ARBOL EN QI GONG?
Encontrar la forma correcta de colocarnos en el eje vertical, descubrir nuestro centro y conectarnos con la Tierra desde la planta de los pies, forma el trabajo de base sobre el que descansa toda la práctica del Qi Gong y esto es encontrar la postura correcta. Se dice que cuando la postura es correcta, el trabajo puede empezar. Esta postura se traslada también a la posición de sentados, cuando meditamos, al caminar, etc.
Encontrar la postura correcta es algo que no sólo beneficia a nuestra estructura física, si no que nos aporta un “estar en el mundo” con una presencia sólida, como una montaña a la que los vientos de la vida no alteran.
Cuando relajamos debidamente nuestra pelvis y alineamos la columna con el eje vertical, estamos liberando el diafragma torácico, pélvico y craneal, lo que permite que el diafragma torácico con sus movimientos de descenso y ascenso actúe como un pistón que mueve la energía arriba y abajo a la vez que impulsa a los líquidos orgánicos por todo el cuerpo y moviliza y masajea los órganos; esto es fundamental para el buen desarrollo de las funciones vitales.
EL ÁRBOL FISICO
Nos mantenemos erguidos gracias a varios factores:
1) Porque tenemos un esqueleto consistente capaz de soportar nuestro peso.
2) Porque hay grupos de músculos, tendones, ligamentos y fascias, que realizan tracciones mecánicas equilibradas sobre este esqueleto, a modo de tensores, como los vientos de una tienda de campaña.
3) Porque en nuestro interior existen unos sistemas de presiones hidráulicas (en relación con los líquidos corporales) y neumáticas (en relación con los gases que contiene nuestro cuerpo y la respiración), que nos permiten mantener esa postura erguida, igual que un muñeco de goma hinchable.
4) Además existe una presión interna de Chi, como la fuerza vital que está presente en cada célula y en cada órgano, que es la propia fuerza de la vida llenándolo todo.
El árbol físico consiste en conseguir que todas estas estructuras se coloquen de manera ordenada para que puedan trabajar armoniosamente, como un buen equipo.
Dentro de la estructura de este árbol que somos, la columna vertebral ocupa un papel muy importante. Por la columna asciende la energía vital y la energía sexual desde la parte baja del vientre (el primer DanTian); también permite el movimiento de toda la estructura física por la acción del sistema nervioso. La columna recibe las energías del Cielo y de la Tierra.
En la columna se encuentra la “respiración primaria o aliento central”, que es independiente de la respiración torácica y que se desarrolla a partir de la formación del líquido cefalorraquídeo.
Otra estructura importante que interviene en la formación del Árbol Humano, es el sistema de fascias y de envolturas que envuelve y protege a los órganos y que se sitúa por delante de la columna. Está formada por las pleuras, el mediastino, el pericardio y el peritoneo, formando una especie de saco que comienza en la base de la lengua y termina en los órganos genitales.
En relación con el sistema músculo-esquelético, aunque parezca paradójico, cuando adoptamos la posición de “abrazar un árbol”, con los brazos extendidos hacia delante a la altura del pecho, como si rodeáramos con nuestros brazos el tronco del árbol, estamos colocando todas las articulaciones de manera que encajen con la máxima congruencia entre sí, lo que permite que la energía pueda circular sin cortes y que pueda fluir de manera óptima.
Esto se debe a que en nuestra evolución, al pasar de la cuadrupedia (caminar a cuatro patas) a la bipedestación (caminar sobre dos), ciertas articulaciones, como son las caderas y hombros debieron adaptarse, desarrollando un gran arco de movilidad a costa de perder estabilidad en la articulación, de manera que en su posición natural quedan un poco desencajadas y al adoptar la postura clásica de “abrazar el árbol” esta posición les aporta un máximo de estabilidad.
EL ÁRBOL ENERGÉTICO
Nuestro cuerpo energético está contenido dentro del cuerpo físico; es el que hace posible que los órganos tengan energía para funcionar, que el sistema nervioso reciba energía para mandar impulsos y órdenes a todo el cuerpo, haciendo que los músculos se muevan, es el que permite que nuestras células puedan llevar a cabo su metabolismo de una manera eficaz… en suma es la fuerza de la vida llenando con su aliento nuestro espacio interior. Este cuerpo energético está en relación íntima con el cuerpo físico, pero también tiene una emanación hacia el exterior, expandiéndose más o menos, dependiendo de su fuerza y al igual que el cuerpo físico tiene canales de sangre, de linfa o nervios, el cuerpo energético también está formado por una red de canales o meridianos en los que circulan diferentes tipos de energía; la energía de los órganos, necesaria para que todo funcione, circula en los meridianos principales, la energía de protección o defensiva (wei chi) en los meridianos tendino musculares, y en los vasos Maravillosos o canales Extraordinarios, las energías heredadas que determinan aquello que somos como seres Humanos.
Dentro de éste sistema, nuestros órganos no son sólo máquinas que funcionan haciendo más o menos bien su trabajo, si no que son entidades energéticas, psíquicas y espirituales. Se dice en el Taoísmo, que el cuerpo energético está formado por 72.000 canales, que comprenden a los 12 meridianos principales y por 84.000 puertas, dentro de las cuales están los 365 puntos de acupuntura. Unas puertas son más importantes que otras, por ejemplo los centros de las manos, los Lao Gong, o los centros de los pies, Ion Quan, el Bai Hui en lo alto de la cabeza, o el Hui Yin en el perineo.
En relación con los canales de energía, el más importante es el Chong Mai o Canal Central, que recoge toda la energía Yin y Yang del cuerpo, y este canal se activa de manera muy especial cuando practicamos la postura del ÁRBOL.
En el próximo artículo mostraré algunos ejercicios que nos servirán para adentrarnos aún más en este aspecto tan interesante del Chi Kung.
Janú Ruiz
Instructor de Chi Kung
www.chikungtaojanu.com