La acción se origina en la inacción, y la quietud es la madre del energía. Todo ello viene a constituir lo que podríamos llamar el árbol de la vida; con sus ramas, el tronco, las raíces y la vida fluyendo en su interior.
Hace algunos millones de años, el ser humano se puso de pie y liberó sus manos, dando inicio a una era de transformación. Esta transición hacia la posición vertical no solo nos permitió **realizar actividades manuales**, sino que también determinó el rumbo de nuestra evolución. Al elevarnos, desde el plano horizontal comenzamos una ascensión hacia lo trascendental, buscando el Cielo en todos los aspectos de nuestra existencia.
Nuestro cuerpo se adaptó, con la pelvis y la columna ajustándose a esta nueva postura, aumentando así la movilidad de nuestros hombros y caderas, y provocando un notable cambio en el funcionamiento de nuestro cerebro.
Desde la infancia, el ser humano busca mantenerse erguido. Este esfuerzo continuo representa un desafío , y el éxito en permanecer de pie el resto de nuestra vida es un reflejo de la **energia vital** que pulsan en nosotros. Cuando esta energía es robusta, la persona se despliega en su eje vital; se dice que está “bien enraizada”, “en su centro”, resistiendo las tormentas de la vida como “un árbol firme ante el viento”.
Así, cuando el ser humano planta firmemente sus pies en la Tierra y, alzando los brazos, abraza la inmensidad del cielo y el misterio que nos rodea, se convierte en un **ÁRBOL HUMANO**, un nexo entre Tierra y Cielo.
¿Por qué Practicar el Árbol en Qi Gong?
La búsqueda de la postura correcta en el eje vertical y la conexión con la Tierra desde la planta de los pies son los pilares sobre los que reposa la práctica del Qi Gong. La afirmación de que “cuando la postura es correcta, la práctica puede comenzar” resuena con verdad. Esta correcta alineación no solo se traduce a la meditación o al caminar, sino que tiene implicaciones profundas en **nuestro bienestar físico y emocional**.
Encontrar la postura adecuada contribuye a una presencia firme en el mundo, similar a una montaña que no se deja desbalancear por los vientos de la vida. Al relajar nuestra pelvis y alinear la columna con el eje vertical, liberamos el diafragma torácico, pélvico y craneal, lo cual permite el movimiento de la energía y fluidos a través de nuestro cuerpo, siendo esto esencial para el adecuado funcionamiento vital.
El Árbol Físico
Mantenernos erguidos se logra mediante varios factores:
- Un esqueleto robusto que soporta nuestro peso.
- Grupos musculares, tendones y ligamentos que equilibran la tracción sobre este esqueleto.
- Sistemas de presión hidráulica y neumática que mantienen nuestra postura erguida, como un muñeco inflable.
- Y la presión interna de Chi, la fuerza vital que reside en cada una de nuestras células y órganos.
El concepto del árbol físico se centra en la organización armoniosa de todas estas estructuras, permitiendo que cada componente trabaje en sinergia, como un equipo bien afinado.
En esta estructura, la columna vertebral juega un papel crucial. Por ella asciende la energía vital y sexual desde el abdomen, posibilitando el movimiento integral del cuerpo a través del sistema nervioso. A su vez, la columna actúa como un canal por donde fluyen las energías del Cielo y la Tierra.
En la columna reside nuestra “respiración primaria o aliento central”, que se desarrolla a partir de la formación del líquido cefalorraquídeo, vital para el equilibrio energético.
Por ende, el cuerpo energético no solo apoya nuestras funciones físicas sino que alimenta cada órgano con energía, permitiendo que nuestro sistema nervioso complete su trabajo, los músculos se activen, y las células operen eficientemente. Así, el cuerpo energético está profundamente interconectado con el físico, teniendo canales que facilitan la circulación de **energía vital** necesaria para nuestros procesos metabólicos.
Este sistema es intrincado y fascinante. Los órganos, lejos de ser meras piezas mecánicas, son entidades que irradían energía, psique y espiritualidad. Se dice que hay 72.000 canales en el cuerpo energético, incluyendo los 12 meridianos principales y aproximadamente 365 puntos de acupuntura. Algunos de estos puntos son fundamentales, como los centros en las manos y pies, así como los puntos críticos que regulan el flujo de energía.
Dentro de este contexto, el canal más relevante es el Chong Mai o Canal Central, que integra energía Yin y Yang del organismo. Este canal se activa de forma especial cuando practicamos la postura del **ÁRBOL**.
En el próximo artículo, compartiré ejercicios que nos permitirán profundizar más en este fascinante aspecto del Chi Kung.
Janú Ruiz
Instructor de Chi Kung