Historia y aplicaciones
Sin importar la época o la cultura, el uso de aromas y aceites especiales en ceremonias sagradas, templos y rituales curativos es parte primordial de la historia humana.
Un ejemplo excepcional es el de los egipcios, pues el uso de aceites esenciales y perfumes estuvo íntimamente ligado a su cultura, hasta el punto de ser parte fundamental del ajuar funerario de faraones, además de ser de uso común en templos y rituales.
Los egipcios reconocieron las propiedades energéticas de estos aceites y nos legaron un poco de su sabiduría milenaria para nuestro beneficio.
De las pirámides hasta nuestra época
Si bien las ofrendas de mirra, incienso y resinas eran comunes en los templos, los sacerdotes reservaban los perfumes más especiales para los rituales nocturnos. Precisamente para aprovechar la materia prima, abundante en sus tierras, comenzaron a experimentar con flores y especias. Lograron aceites esenciales de iris, heliotropo, canela, azafrán, mirra, rosas, cedro y muchos más. Estos aromas lograron trascender las costumbres del templo y se convirtieron en parte de la vida cotidiana de cortes y aristócratas. Los egipcios fueron reputados perfumistas.
Los sacerdotes egipcios, conocedores del secreto, simbolismo y comprensión del universo, sabían que estos aceites esenciales, especialmente los denominados “siete aceites faraónicos” eran capaces de transportar la energía entre distintos planos y dimensiones, por lo que eran particularmente útiles para ayudar en el tránsito de las almas al otro mundo, formando parte del ajuar funerario. Contenidos en ánforas de materiales preciosos, estos aceites se han conseguido intactos aún en nuestra época dentro de las pirámides.
Los sietes aceites sagrados se usaban para ungir y adorar a los dioses de los templos, pero también eran parte del arsenal que utilizaban los médicos de la época, pues se reconocía su poder sanador, capaz de afectar las funciones del organismo además de las vibraciones sutiles energéticas. Hay pocos registros físicos escritos de esto, si bien es cierto que las siete esencias faraónicas se mencionan en tablillas y papiros, además de haberse encontrado correctamente identificadas en tumbas. Sus usos y aplicaciones se transmitieron de la misma forma que el conocimiento hermético: a través de la transmisión oral, de iniciado a iniciado.
De este modo conocemos que estas siete esencias en realidad se corresponden a los siete chakras físicos, y que también existen otros siete aceites que corresponden a los chakras áureos o etéricos.
Los aceites sagrados egipcios no se elaboran de la misma forma que otros aceites o extractos de plantas, sino que se extraen siguiendo procedimientos estrictos que garantizan que los aceites esenciales de cada flor o especia tengan una concentración adecuada. Además, se deben observar ciertos métodos alquímicos antiguos que permiten que el aceite base capture la molécula del aceite esencial sin permitir su evaporación inmediata.
Usos y aplicaciones de los aceites sagrados egipcios
Los aceites egipcios se dividen en dos grandes categorías: físicos y áuricos. Los físicos tienen un impacto directo en los siete chakras frontales, mientras que los áuricos vibran en la sintonía de los chakras posteriores. Por esta razón tienen usos completamente distintos y afectan a las personas de formas particulares, razón por la cual se recomienda que estos estén indicados por un profesional, que sea capaz de hacer las lecturas adecuadas y recomiende la mezcla perfecta para sanar. Cada individuo es distinto, tiene procesos diferentes, por lo que puede aprovechar los beneficios de los aceites esenciales siempre y cuando se cree su mezcla única y personal.
Es posible usar los aceites en la vida cotidiana. No requiere un procedimiento o ritual especial: sólo hace falta utilizarlo como perfume, en la ducha e incluso en algún difusor de aroma en el ambiente. Lo importante es exponerse al aroma y las esencias. Los preparados suelen tener un aroma delicioso, embriagante y muy agradable. Es imprescindible respetar el tiempo y frecuencia del tratamiento indicado, para que los ingredientes esenciales actúen y modifiquen las energías necesarias.
Los siete aceites sagrados físicos son ámbar rojo, musk, jazmín, rosa, ámbar kaschmir, sándalo y loto.
Los siete aceites sagrados áuricos son papiro, mirra, incienso, flor del Nilo, agua de oro, carnation y flor de Sakkara.
Cada aceite del plano físico trabaja con un chakra en particular y se complementa con el otro aceite en el plano áurico, siguiendo esta estructura:
1er chakra: Muladhara.
Esencias: ámbar rojo y papiro
Usos: desvía energía negativa, permite aceptar el propio cuerpo, honestidad,
elimina resistencia al cambio, desbloquea energía sexual, permite
sanar heridas ancestrales. Reequilibra, eleva energía vital.
2º chakra: Swadisthana
Esencias: musk – mirra
Usos: alivia la ansiedad y depresión, ayuda a equilibrar y manejar las emociones, permite la conexión con seres elevados.
3er chakra: Manipura
Esencias: jazmín – incienso
Usos: alivia trastornos emocionales y psicosomáticos, equilibra energías, apacigua los miedos, atrae personas positivas, otorga confianza, limpia energías negativas, fortalece la voluntad.
4º chakra: Anhata
Esencias: rosa – flor del Nilo
Usos: atrae y trabaja el amor real y profundo, el amor a si mismo, sana el estrés, limpia el alma, trabaja la energía femenina, el amor que derrota el miedo.
5º chakra: Vishuddhi
Esencias: ámbar kaschmir – agua de oro
Usos: mejora la expresión, comunicación, elimina miedo y desconfianza, activa la memoria y afina la mente.
6º chakra: Agnya
Esencias: sándalo – carnation
Usos: ayuda a concentrarnos en el tercer ojo,amplia la visión, concentración, mejora la fortaleza mental, desbloquea el tercer ojo. Nos ayuda a entender la vida, nuestro camino, sana.
7º chakra: Sahasrara
Esencias: loto – flor de Sakkara
Usos: comunicación espiritual, contacto con el universo, trabaja la humildad, limpia de energías negativas, corta lazos negativos, libera el ser de luz del interior, equilibra lo masculino y femenino.
Begoña Ramos
Directora de centro Reiki es Luz