En la actualidad, muchos de nosotros dependemos de medicamentos sintéticos para abordar problemas de salud que van desde un simple dolor de cabeza hasta condiciones más complejas como la hipertensión o la diabetes.
Sin embargo, es crucial recordar que el ser humano ha recurrido a los remedios de la naturaleza desde sus inicios, especialmente a través de las Plantas Medicinales, hasta el siglo XIX, momento en que la química comenzó a reemplazar las sustancias naturales por compuestos sintetizados en laboratorios. Este cambio no solo abarató costos, sino que también permitió un control más riguroso sobre la producción y comercialización de los fármacos.
La civilización egipcia, alrededor de 3000 a 4000 años a.C., recopiló un vasto conocimiento en el Papiro de Ebers, que detalla más de mil recetas medicinales. Este documento revela su uso de morteros, molinos y diversas plantas frescas como la Verbena, Artemisa, Anís, Azafrán, Granado, Ajo, Cebolla y el Lirio, entre otras.
Receta del antiguo Egipto: Aceite de Incienso y Mirra
Los sacerdotes egipcios utilizaban las resinas obtenidas de dos plantas durante el invierno.
Por otro lado, en la civilización del valle del Indo (3250 años a.C.), se compilaron conocimientos en textos como el Ayurveda, que abarca ocho secciones sobre medicina y salud. Este texto menciona más de 2000 productos vegetales aún utilizados actualmente, como el Cardamomo, cannabis indica, Tamaris, Cassia, Jengibre, Cilantro, Nuez moscada, Albahaca, Sándalo, Rawolfia, Aloe y Cúrcuma.
El médico romano Dioscórides enfatizó el uso de más de 600 plantas medicinales en su obra, “De Materia Médica”, un texto fundamental de la Fitoterapia medieval, consultado hasta el siglo XVIII en diversas traducciones. Visto como un Vademecum, su conocimiento era ampliamente accesible a los médicos a lo largo de los siglos, convirtiéndose en el libro más leído después de la Biblia.
Otras civilizaciones antiguas dejaron huella del uso de plantas medicinales, como el Pen Tsao en la antigua China (2800 a.C.), que recopila más de 8,160 fórmulas, utilizando hierbas como el Ginseng, el Opio, el Cannabis, el Anís estrellado, la Efedra, el Ruibarbo, el Aconito y la Bardana.
Receta del Siglo XIV: El Vinagre de los Cuatro Ladrones
Durante la devastación de la Peste Negra, cuatro ladrones eran inmunes a la enfermedad, lo que llevó a su captura y posterior liberación a cambio de su secreto. Su preparación incluía una maceración en vinagre con hierbas aromáticas como lavanda, laurel, romero, salvia, hierbabuena, ajo y clavo. Este ‘vinagre de los cuatro ladrones’ se popularizó en Francia como un remedio contra enfermedades infecciosas.
Para prepararlo, se recomienda mezclar las plantas en estado fresco, evitar las partes leñosas y llenar un frasco hasta 2/3 de su capacidad con hierbas cubiertas de vinagre de vino o manzana de buena calidad, dejando reposar durante 15 días antes de filtrar. Este vinagre se puede usar en ensaladas como un aromatizante digestivo y antiséptico o tomar 15-20 gotas en agua como medida preventiva para afecciones catarrales.
Agua de la Reina de Hungría
Receta del siglo XVI, en la que la reina Isabel de Hungría, a sus 72 años, padecía de dolores reumáticos y solicitó a un alquimista de su corte que le proporcionara un remedio. A partir de sus recomendaciones de romero y lavanda y baños con estas hierbas, la reina experimentó un notable rejuvenecimiento en su salud, llegando a llamar la atención del rey de Polonia.
Una receta inspirada en este preparado incluiría:
4 cucharadas de romero fresco triturado
3 cucharadas de flores de lavanda trituradas
1 cucharada de piel de limón ecológico rallada
150 ml de agua destilada
150 ml de alcohol o vodka
Macerar durante 15 días y filtrar. Aplicar en friegas sobre la piel o áreas articulares doloridas.
Palmira Pozuelo
(Farmacéutica Naturista)
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