Aceites sagrados en el antiguo Egipto

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5,3 minutos de lecturaActualizado: 20/09/2024Publicado: 17/01/2018Categorías: Salud Natural

El uso de los aceites en el antiguo Egipto se pierde en la noche

Desde las primeras dinastías ya se menciona el uso de aceites para restituir la salud o entrar en estados alterados de conciencia, que fueron utilizados por los Sacerdotes en las antiguas Escuelas Iniciáticas diseminadas a lo largo del río Nilo (Templos), en las Casas de la Vida (Per Anj), en las ceremonias de apertura de la boca del difunto, en los procesos de embalsamamiento, en la unción de las estatuillas de los dioses, etc.

A pesar de que mucha información se ha perdido (terremotos, espolios, robos, incendios, …) hasta nosotros ha llegado el testimonio del uso de aceites curativos y sagrados que fueron utilizados en Egipto con fines sanadores tanto a nivel físico, mental, emocional, así como su uso como instrumentos vehiculares que desataban fuerzas del más alto Orden Espiritual.

Por ejemplo, en Saqqara se han descubierto dos tumbas del Imperio Antiguo (aprox. 2.300 A.C.) que contenían tablillas de alabastro donde aparecen escritos los nombres de siete aceites considerados sagrados. Estos siete aceites se encuentran también en los Textos de las Pirámides (Pirámides de Unas), donde se nos cuenta su uso para ungir las estatuillas de los dioses, en los procesos de momificación y en la ceremonia de la apertura de la boca del difunto.

En el Laboratorio de Edfú (Cámara de los Ungüentos) y en el Templo de Philae encontramos formulaciones de aromaterapia khemita (Egip- cia) escritos en piedra. Imhotep (2690 A.C.), Gran Visir del Rey Djoser, arquitecto, astrónomo y uno de los padres de la primera medicina dejó constancia escrita en papiro del uso mágico de los aceites perfumados. En 1817 se encontró el Papiro de Ebers (1.550 a.C.), que menciona más de 800 fórmulas de ungüentos y aceites perfumados en base a hierbas y resinas. Otros papiros indican que los antiguos egipcios tenían tratamiento para más de 80 enfermedades. La mirra, el cedro, el incienso, la canela, el alcanfor, entre otros, se utilizaban en el proceso de embalsamamiento para preparar el cuerpo del difunto para la eternidad.

En los templos, se hacían quemar constantemente Mirra e Incienso en honor de los dioses. “El cielo y la tierra deben estar bañados de Mirra e Incienso “, ordenó el dios Amón a la reina Hatshepsut, tras lo cual ésta organizaría una expedición para buscar árboles de Incienso en el país de Punt. El ajuar funerario del difunto incluía siempre perfumeros y pequeñas ánforas etiquetadas con marfil para contener los aceites perfumados.

De entre los cientos de aceites utilizados por los médicos, sacerdotes, sanadores, etc, del antiguo Egipto, encontramos siete que fueron consi- derados sagrados y que solo podían ser utilizados por los más altos Sacerdotes y Sacerdotisas, por sus propiedades restauradoras de energías y por sus altas frecuencias vibratorias.

Son los Aceites Sagrados que vibran en armonía con los siete chacras o vórtices energéticos principales del ser humano, los cuales se corresponden con las glándulas de sistema endocrino, desde las gónadas hasta la pineal: Ambar rojo, Almizcle, Jazmín, Rosa Damascena, Musk Blanco, Sándalo y Flor de Loto.

Existen, además otros siete aceites denominados Aceites Sagrados Aurales (o Celestes) cuya vibración resulta armónica con los chacras de los siete cuerpos del ser humano: Papiro, Mirra, Incienso, Flor del Nilo, Agua de Oro, Carnation y Flor de Saqqara.

De los siete cuerpos que componen nuestra fisiología etérica tenemos mucha información escrita en el Libro de los Muertos (cuyo nombre real es el Libro de la Salida a la Luz del Día), el Papiro de Ani y otros papiros que acompañaban al difunto en su recorrido por el Más Allá.

Los conceptos egipcios de los siete cuerpos Ka, Ba, Ren, Khat, Shuyt, Hati, Akh que se mencionan en dichos papiros difieren de los conceptos que hoy tenemos de los cuerpos sutiles del hombre, pero aún así, he- mos establecido unas correspondencias con los cuerpos etérico, mental, astral, crístico, unificado, celestial y causal, y de este modo utilizamos cuatro aceites para los cuerpos energéticos temporales y tres para los cuerpos divinos e inmortales del Ser. Estos aceites establecen circuitos energéticos entre sí y con los chacras físicos, de modo que la energía circula en octavas armónicas y de este modo se restituye la salud y se accede a conocimientos de dimensiones superiores que están más allá de los cinco sentidos físicos.

Unas breves pinceladas de las propiedades de los siete pri­meros aceites:

Ambar Rojo – Chacra Raíz, la conexión con la Tierra, el suministro, la relación con los ancestros, la madre, la tribu, la alegría de vivir, la nutri- ción, el cuerpo.

Musk Rojo (Almizcle) – Chacra Sacro, la relación con los hijos, con los demás, la sexualidad, la creatividad, la fuerza de vida, la gestión de las emociones, la asimilación de los alimentos y de las lecciones de vida.

Jazmín – Chacra Plexo Solar, la autoestima, el poder personal, la alegría, el gozo, la fuerza solar, el impulso, la superación.

Rosa Damascena – Chacra del Corazón, la apertura del corazón, la ma- nifestación de los sentimientos, el amor hacia uno mismo, el amor hacia los demás seres, la ternura, la calma, la quietud y la paz interior.

Ambar Kashmir (Musk blanco) – Chacra de la Garganta, la expresión del yo, la comunicación con los demás y con el mundo, los objetivos y mi- sión de vida, la palabra justa, la vibración del verbo creador de realidades.

Sándalo – Chacra del Tercer Ojo, la visión de la Verdad, la comprensión, el conocimiento, la sabiduría, la escucha de la Voz del Maestro Interior, traspasar los velos humanos para acceder a conocimientos superiores.

Flor de Loto – Chacra Coronario, la puerta a los mundos superiores, el acceso a nuestra dimensión espiritual, el entendimiento de las leyes del mundo, la comprensión de quienes somos, la visión de la misión de vida, el sentido real develado de cada una de nuestras experiencias.

 

Isara

Experta en aromaterapia egipcia

aromasdeegipto.com

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