Agua pasada sí mueve molino…
La mayoría de corrientes psicológicas consideran el pasado como un mapa que nos guía para entender y resolver nuestros problemas y limitaciones. Esta idea no es ajena a las tradiciones de culturas ancestrales, donde la memoria es la brújula que orienta el camino hacia adelante. Al explorar tragedias griegas, textos sagrados o leyendas antiguas, se evidencia la importancia de lo vivido en relación a lo que aún está por vivir. Desde que Freud y Jung nos hablaron del subconsciente personal y colectivo, ha quedado claro que es necesario recapitular, sanar y aprender de nuestras experiencias anteriores. Somos, en esencia, hijos de la historia y debemos aprender de ella.
Frecuentemente, evadimos este proceso bajo la premisa de no querer revivir el dolor. Este pensamiento implica un juicio implícito, ya que recordar, cuando se hace con la conciencia adecuada, no es sufrir, sino más bien liberar, aprender y evolucionar.
En realidad, la libertad no se encuentra en el mañana, sino en el ahora. Sin embargo, como demuestran los avances de la neurociencia moderna, este momento presente se convierte en un laberinto manipulado por nuestra mente subconsciente. Este ámbito no opera en el lenguaje de las palabras, sino en el de los hechos y patrones, que, aunque puedan parecer injustos o difíciles de aceptar, son lo que son, independientemente de nuestras preferencias.
Algunas personas preguntan con curiosidad: “Esto parece sensato, pero ¿no deberíamos enfocarnos en vivir el presente?”. Es cierto que vivir en el presente es importante, pero a menudo no vemos la realidad tal como es; la llenamos de juicios y prejuicios basados en esa memoria emocional que arrastramos.
Percibimos la realidad a través de nuestros sentidos, con toques personales y culturales, convencidos de que lo que vemos y escuchamos representa la total realidad… hasta que las piezas no encajan: confrontaciones internas, insatisfacción, tristeza, ansiedad y otros miedos emergen.
El cerebro que se muestra resiliente y flexible es, precisamente, aquel que se ha permitido mirar atrás y revisar lo vivido. Este es un cultivo mental, una limpieza de los armarios internos donde se eliminan y reorganizan recuerdos y experiencias, transformados por la luz de la vida y la respiración, lejos de un juez interno que nos limita.
Existen muchas herramientas para explorar nuestro pasado. Este “atrás” representa esos instintos primitivos del cerebro límbico, de difícil acceso solo con palabras. La conexión con esa parte de nosotros se logra a través de sensaciones, sueños, símbolos y recuerdos que necesitan ser validados.
Entre las diversas herramientas útiles que se presentan para sanar el pasado y volver a la Vida, dos se destacan por su enfoque integral y holístico. Traspasan el tradicional marco de terapia, uniendo la fuerza de la vida y la naturaleza, y contemplando la razón, emoción e instinto de manera práctica.
La exploración del árbol familiar no se reduce a una mera colección de datos, sino que es un viaje de descubrimiento hacia esas partes no entendidas de nosotros mismos, desde una postura integral que considera cada fragmento del pasado.
La recapitulación, conocida también como el psicoanálisis indígena, no es una técnica psicológica convencional; es un viaje de conciencia que, en unión con la naturaleza, nos permite entender mejor nuestra esencia.
Como en cualquier herramienta, el poder reside en su uso, en el practicante y en el método. Sanar el pasado, desde esta perspectiva, requiere tiempo, dedicación personal y un enfoque comprometido. Se trata de una inmersión profunda, ya sea en grupo o en la naturaleza, que conlleve verdaderas transformaciones.
A fin de cuentas, crecer es simplemente recordar. No se trata solo de los traumas, creencias o dolores acumulados; se trata de recordar más allá de ese pequeño Yo individual, para integrarnos con la familia, el clan, la especie, las células y el vasto universo.
Es, en mi opinión, un viaje que toda persona debería emprender al menos una vez en su vida. Quizás descubran que la diferencia entre quienes son y quienes pensaban que eran es, de hecho, mucho más que sutil.
Sanar el pasado y recuperar la Vida.
Jose Sánchez.
Director Caminar, Meditar, Vivir
Colaborador Instituto de Estudios Naturales IEN El Vergel
Ingeniero industrial y Biotecnólogo.
Investigador de la conciencia a través de la neurociencia aplicada, meditación y prácticas de culturas ancestrales
www.ienelvergel.com