En el Umbral de la Ambivalencia: Reflexionando sobre el Equilibrio Humano

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2,2 minutos de lecturaActualizado: 23/03/2025Publicado: 23/03/2025Categorías: Desarrollo PersonalEtiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

“Los que conciben al diablo como partidario del mal y al ángel como combatiente del bien aceptan la demagogia de los ángeles. La cuestión es evidentemente más compleja. Los ángeles no son partidarios del bien, sino de la creación divina. El diablo es, por el contrario, aquel que le niega al mundo toda significación racional. La dominación del mundo, como se sabe, es compartida por ángeles y diablos. Sin embargo, el bien del mundo no requiere que los ángeles lleven ventaja sobre los diablos (como creía yo de niño), sino que los poderes de ambos estén más o menos equilibrados. Si hay en el mundo demasiado sentido indiscutible (el gobierno de los ángeles), el hombre sucumbe bajo su peso. Si el mundo pierde completamente su sentido (el gobierno de los diablos), tampoco se puede vivir en él.”
(Milán Kundera. El Libro de la risa y el olvido. 1978)

La **ambivalencia** es humana por excelencia. Pocas veces estamos seguros de nada, y así debe ser, pues los que presumen de poseer las soluciones perfectas y la razón indiscutible resultan finalmente ser unos farsantes, unos ingenuos o por lo menos demasiado pretenciosos. Sin embargo, no podemos evitar desear sentirnos más seguros de nosotros mismos de lo que nos sentimos, gustarnos más de lo que nos gustamos, y completar incansablemente una vida a la que siempre parece faltarle algo.

**Somos seres “en falta”**, pero no por “pecadores” como me enseñaron de niña, sino por nuestra a veces insoportable necesidad de desear. Este deseo nos mueve constantemente, como una brújula señalando un norte que a menudo parece inalcanzable.

En nuestra búsqueda de ese sentido, el equilibrio se convierte en un arte difícil; un baile entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. ¿Acaso no es en las contradicciones donde encontramos nuestra verdadera humanidad? Cada decisión que tomamos nos lleva a reflexionar sobre el significado más profundo de nuestra existencia.

Así, **la conexión con los demás** y con lo que nos rodea se torna un refugio en un mundo de incertidumbre. Cuando abrazamos nuestra ambivalencia, comenzamos a entender que ser humano es aprender a vivir con preguntas sin respuesta y encontrar belleza en la búsqueda misma. Este viaje nos ofrece **sabiduría** que trasciende las dualidades de lo cotidiano.

En este sentido, aventurarse en el camino de la autoexploración y el cuidado de nuestra salud emocional puede guiarnos hacia un sentido más amplio: un universo donde cada ser humano, aún en su imperfección, puede encontrar un lugar especial donde **perdurar en algo bello**.

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