Mirar sin observar es como ver desde la oscuridad

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Mirar y observar son dos verbos relacionados con la vista, pero para nada son sinónimos, más bien son verbos dependientes. Dos verbos que forman dos fases y que unidas desembocan en el conocimiento pleno de aquello que nos rodea. Pues mirar, la primera fase, es la acción de fijar la vista en un objeto o ser vivo, mientras que observar, como segunda fase, es la capacidad de poner nuestra máxima atención en cualquier cosa, ya sea un objeto, un ser vivo o una situación.

Sin embargo, en muchas ocasiones, nuestros estilos de vida no nos permiten pasar de la primera fase: el estrés y las prisas de nuestro día a día nos impiden ver más allá y profundizar en todo aquello que se encuentra a nuestro alrededor, así como en las situaciones que vivimos. Hay una cita del libro Escándalos en Bohemia que representa muy bien esta distinción: “Usted ve, pero no se fija. Es una distinción clara.” Esta frase la dice uno de los personajes del libro, el cual pone como ejemplo la situación de haber visto unos escalones, saber que existen, pero no saber cuántos hay. Justo por eso, porque miramos, pero no observamos.

Prestar atención es el puente entre mirar y observar

De lo que no somos conscientes es de los beneficios que nos puede aportar esta capacidad que todos poseemos: la atención. Prestar atención es el puente entre mirar y observar. Puede que a algunos les cueste más que a otros, pues no es una tarea fácil ya que requiere de mucha concentración y de cierta capacidad para desafiar a nuestro propio cerebro para discernir entre percepción y realidad.

En el caso de la percepción, sería el equivalente a la primera fase. Podríamos decir que percibir supone tener una primera impresión de la realidad, pero sin ser examinada o puesta a prueba. En cambio, la realidad aparece cuando se ha estudiado con detenimiento las posibles percepciones que la definen, pues todo en la vida depende de la perspectiva en la que uno mire las cosas. Sería como entrar en un bosque. Desde fuera, la primera percepción sería la de un conjunto de árboles, pero si nos adentramos, si nos salimos incluso de los caminos de ese bosque puede que encontremos algo más, puede que, entre la espesura, si nos fijamos, veamos algún animal o vegetal porque están, pero para ello no basta con mirar.

Observar es ser paciente

Por otra parte, ser consciente de la realidad lleva un gran trabajo. El primer paso para poder llegar a ella es observar todas las opciones, y eso requiere paciencia. Observar es ser paciente. Otra cualidad importante para hacernos buenos observadores es ser objetivo, pues ver las cosas como son y no como las percibimos nos acerca más a la realidad. En cambio, la subjetividad nos hará tomar más partido por unas opciones que por otras porque estaremos extrapolando continuamente lo que vemos en base a nuestra experiencia y eso, de algún modo, nos desviará de la realidad. Además, nuestra poca perspectiva frente a una mala observación nos puede llegar a impedir llevar a cabo una acción por no ser conscientes de la realidad que la rodea. Una actividad que requiera un esfuerzo mental y no físico, como puede serlo un deporte como el póker o el ajedrez, ya que estas disciplinas pueden verse en la cuerda floja por una falta de observación de las circunstancias y concentración .

El no juzgar nos permite empatizar y aceptar

Otra de las cualidades que nos será de gran ayuda es la de ser capaces de no juzgar, sentimiento que, atado a la objetividad, nos permite empatizar y aceptar. Para observar bien, uno debe apartarse de sus prejuicios, ser un poco científico. Imitando a un microscopio que reduce todas las posibilidades al mínimo para quedarse con la esencia, con la realidad que nuestro ojo no puede alcanzar a simple vista.

Y es que observar nos hace bien. Sin esta capacidad no podríamos hacer distinciones. Nada nos haría diferentes. Observar significa descubrir. Y descubrir no es más que ver una realidad que antes desconocíamos. Una realidad que, sin duda, nos hará ser previsores ante cualquier situación. Como decía el escritor Arturo Graf: “Tiene mejor conocimiento del mundo, no el que más ha vivido, sino el que más ha observado.”

 

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3,8 minutos de lecturaActualizado: 17/06/2019Publicado: 20/05/2019Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: