A todas luces y visto su comportamiento, los primeros grandes traidores del verdadero espíritu del hatha-yoga fueron los mentores indios que viajaron a Estados Unidos y comenzaron a comercializar esta modalidad de yoga mercantilizándola, falseándola, robándole su espíritu y sustancia, y convirtiéndola en una especie de exótica gimnasia traída de la India y que era desposeída de su carácter espiritual.
Se convirtió el hatha-yoga en un yoga híbrido y superficial, donde cabía inexcusablemente el narcisista culto al cuerpo, la competición e incluso los campeonatos a ver quíen era mejor contorsionista.
Hasta tal punto el hatha-yoga se ha ido adulterando y desdibujando, que muchas personas, confundidas, ya no saben qué es yoga y qué no es yoga. O sea que hoy en día no es infrecuente llamarle yoga a lo que no lo es o hacer pasar por hatha-yoga a un degradado yoga-fitness que en absoluto se ocupa del desarrollo de la consciencia, sino que se centra en tener un cuerpo llamativamente flexible o, como en el caso del yoga practicado a altas temperaturas, en que se sude cuanto más mejor y adelgace, sin reparar en los graves desordenes que ello puede acarrear.
El hatha-yoga es un solvente método de control psicosomático, mediante el cual se trabaja conscientemente sobre el cuerpo para involucrar la mente y estimular la evolución de la consciencia. Cuando las técnicas se efectúan con la actitud adecuada, nos permiten ir entrenando metódicamente la atención y trabajan en tres niveles: el somático, el energético y el mental. Se convierte en una meditación a través del cuerpo, que se usa como escalera para llegar a la mente.
El verdadero hatha-yoga incluye entre sus técnicas:
- Asanas o posturas corporales.
- Ejercicios de control respiratorio o pranayama.
- Savasana o relajación consciente y profunda.
- Ejercicios de control neuromuscular y aprovechamiento de la energía, que se llaman mudras y bandhas.
- Shatkarmas o procedimientos de higiene física.
El auténtico hatha-yoga influye positivamente sobre el cuerpo, los centros energéticos, los puntos vitales, el sistema nervioso, la mente y el carácter. Se utilizan las funciones corporales como herramienta para alertar la consciencia, interiorizarse y vivir trascendentemente la corporeidad.
Nada tiene que ver el genuino hatha-yoga con todos esos “yogas” gimnásticos, atléticos o acrobáticos que se ponen de espaldas al verdadero espíritu yóguico y lo adulteran y banalizan.
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor