El Miso: Un Elixir de Salud en Cada Sorbo

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Siempre recomiendo tomar una tacita de sopa de miso al día; uno podría pensar que no es más que una repetición de algo aprendido, una “manía transitoria”, un esnobismo como otro cualquiera (pero esta vez a la “japonesa”) o una señal de identidad ligada a una determinada forma de comer. Nada más lejos de la realidad.

Exploré en otro artículo el mecanismo por el cual los alimentos se pueden transformar en herramientas terapéuticas, ya que al ser digeridos, pasan a formar parte de nuestra sangre, bañando así todas las células de nuestro organismo.

Para que este proceso pueda ser efectivo, hace falta algo esencial: que nuestra digestión funcione adecuadamente. Si nuestra digestión es pobre, lenta, ineficiente, no podremos aprovechar los beneficios tan preciados de una alimentación equilibrada. Y una de las formas más efectivas para mejorar la digestión de la comida es tomar alimentos fermentados.

El Poder Oculto de los Alimentos Fermentados

¿Qué tienen de especial los alimentos fermentados?

Se cree que la fermentación se descubrió por casualidad, al añadir la cantidad apropiada de sal a la comida y ver los efectos que producía conforme pasaba el tiempo. De esta forma, las bacterias y los enzimas no solo evitaban que la comida se pusiera mala, sino que se producía una alquimia, una transformación en la estructura molecular del alimento, que lo hacía más saludable, digerible y delicioso.

Es decir, la fermentación actúa como un sistema digestivo externo que, por un lado, preserva la comida y, por otro, la transforma cualitativamente. De esta manera, el alimento cambia su composición y se hace rico en:

  • Enzimas Digestivas: Estas se secretan naturalmente en nuestro aparato digestivo y son cruciales para la absorción de nutrientes. Los alimentos fermentados aportan un impulso extra de estas enzimas.
  • Bacterias Beneficiosas: Las conocidas como lactobacilos son vitales para la salud intestinal.
  • Vitaminas Esenciales: Incluyen especialmente las del grupo B y C, que pueden no estar presentes en el alimento original.

Fermentaciones a través del Mundo: ¿Son Todas Iguales?

Las distintas culturas han desarrollado sus propios alimentos fermentados para realzar y mejorar los alimentos que consumían. Desde el vino, el queso, la cerveza y los encurtidos de Occidente, hasta el yogurt y el kéfir en África del Norte y Europa; así como el tempeh, miso y tamari en Oriente.

No obstante, no todos los tipos de fermentación ofrecen los mismos beneficios. En particular, la fermentación acética (vinagres) y alcohólica (vino, cerveza) mantienen un nivel de acidez tan alto que anula la presencia de bacterias beneficiosas. Por lo tanto, es esencial centrarse en los productos de fermentación láctica, que son los que realmente benefician nuestra salud.

Alimentos Fermentados Más Saludables para el Consumo Habitual

Es bien conocido que muchos lácteos promueven sus bífidus activos y lactobacilos. Sin embargo, para obtener beneficios reales, el yogur o el kéfir deben ser caseros y consumidos en un plazo de 24 horas. Además, es relevante considerar que estos productos siguen conteniendo caseína y lactosa, que pueden ser contraproducentes para algunos. Por eso es recomendable optar por alternativas más saludables para mejorar la digestión.

Encurtidos: Las verduras fermentadas son ideales para equilibrar la mucosa intestinal. Es importante seleccionar aquellas que no contengan vinagre o azúcares añadidos, siendo más recomendable comprarlas en tiendas de productos naturales o hacerlas en casa.

Derivados de Soja: Miso, tamari y tempeh son opciones nutritivas a considerar. El miso, por ejemplo, es extremadamente beneficioso y su proceso de fermentación puede llevar hasta tres años. Los japoneses lo califican de “milagro de los dioses” por sus múltiplos beneficios para la salud.

La Ciruela Umeboshi: Un Tesoro de Salud

Originaria de Japón, esta ciruela curada en sal y hojas de sisho destaca por sus propiedades antibióticas, antisépticas y alcalinizantes, ayudando a combatir resfriados y problemas de acidez estomacal.

Un Hábito Fácil de Adoptar

Incorporar una cucharadita de pickles en las comidas, junto con una taza de sopa de miso al día, puede convertirse en un delicioso hábito que favorece la digestión. Ayuda a evitar gases, estimular la producción de bilis, refuerza la inmunidad y, entre otros, equilibra el pH de nuestra sangre. ¡Te animo a que lo pruebes y experimentes sus beneficios por ti mismo!

Eva T. López Madurga

Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.

Consultora de Nutrición, Macrobiótica y Salud Integral

www.el-vergel.com

www.doctoraevalopez.com

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