El cerebro y el sistema nervioso se comportan como una red de almacén de datos e integración de la información exterior con la interior. Sus funciones son vitales y sirven de conexión entre todas las células; la información es una cuestión de inteligencia y de supervivencia. Hoy en día vemos como aumentan las enfermedades neurodegenerativas y aparecen en edades cada vez más tempranas, lo que está muy relacionado con los hábitos de vida y la dieta de los países desarrollados.
Evitar tóxicos
Nuestro cerebro y tejidos nerviosos son para nuestro organismo una especie de santuario a proteger por lo que tenemos un sistema llamado Barrera hematoencefálica que evita la entrada de sustancias dañinas, sin embargo muchas partículas de carácter pequeño y liposoluble pueden atravesar esta barrera y acumularse y depositarse en cerebro: tal es el caso del mercurio que es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica y también la placentaria. Este mercurio puede provenir de varias fuentes: timerosal, conservador presente en algunas vacunas, pescados, especialmente los de gran tamaño, y amalgamas dentales. El acúmulo de mercurio en nuestro organismo se relaciona con enfermedades como el Alzheimer y el autismo, así como desórdenes de tipo nervioso.
Limita el consumo de productos precocinados
Aditivos tales como el aspartamo o el glutamato tan presentes en la dieta occidental son llamados excitotoxinas o neurotoxinas ya que excitan y matan neuronas, y producen alteraciones en el funcionamiento cerebral, tal como relata el Dr. Russell L. Baylock en su libro «Excitotoxinas el sabor que mata», en el que constata más de 500 referencias científicas que muestran como estos aminoácidos excitativos están causando desórdenes neurológicos serios. La exposición a largo plazo a estos aminoácidos va a dar lugar a muchas alteraciones crónicas, tales como la esclerosis múltiple, pérdida de memoria, problemas hormonales, pérdida de la audición, epilepsia, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, desórdenes Neuroendocrinos. Son especialmente vulnerables a estas sustancias los niños, las mujeres embarazadas y las personas mayores así como las personas con patologías crónicas.
- El glutamato monosódico (E-691) llamado también potenciador de sabor, lo encontraremos en numerosos alimentos: salsas, sopas, snaks, comida precocinada, aceitunas en conserva, en los llamados gusanitos que comen los niños, y se puede decir que hoy en día este aditivo se añade prácticamente a todos los alimentos producidos de forma industrial incluidos muchos alimentos para niños.
- El aspartamo (E- 951) se utlliza para dar sabor dulce a los productos llamados «lithg» como sustitutivo del azúcar: lo encontramos en bebidas gaseosas, refrescos, chicles o medicamentos.
- Pesticidas y herbicidas también originan daños neurológicos esencialmente por su carácter liposoblible y neurotóxico. Varios estudios relacionan el Parkinson con estos productos.
La alternativa pasa por evitar consumir productos precocinados y elegir alimentos frescos y sin transformar ya que así se evitará la presencia de aditivos. Además hay que tratar de consumir alimentos de cultivo ecológico ya que además de poseer mayor cantidad de nutrientes han sido cultivados de forma respetuosa con el medioambiente y sin la utilización de estos productos tóxicos.
Cuidado con el alcohol
Según el Dr. Javier Aizpiri neuropsiquiatra, el alcohol produce daños cognitivos y destruye parte del tejido cerebral especialmente a nivel del lóbulo frontal, sobre todo en jóvenes, ya que su cerebro aún está en proceso de desarrollo. Especialmente dañino es cuando ingieren alcohol en grandes cantidades y en muy poco tiempo como en los llamados «botellones» de fin de semana. Si esto se acompaña de otras sustancias como anfetaminas, cannabis o cocaína el efecto neurotóxico se multiplica. La dieta mediterránea aconseja tomar una o 2 copas diarias de vino tinto acompañando las comidas. Para que este vino sea de calidad debería ser de origen ecológico, ya que sino va a contener componentes químicos como pesticidas y sulfitos también dañinos para nuestro hígado y tejido nervioso.
Alimentos que perjudican y alimentos que protegen
Especialmente nocivos son el azúcar refinado y los alimentos refinados, ya que producen elevaciones de los niveles de glucosa en sangre con la siguiente liberación de insulina y reacción de hipoglucemia. El cerebro necesita niveles de glucemia estables, por lo que se han de evitar los alimentos dulces y refinados, tales como el propio azúcar que se añade a la bebidas como el té, o el café, y los alimentos que lo contienen: bollería, pastelería, chuches, etc. Estos alimentos están situados en el vértice de la pirámide de la dieta mediterránea por lo que su consumo ha de ser ocasional. Los alimentos refinados tales como arroz blanco, pan blanco, pasta, pizza y harinas refinadas se deberían sustituir por cereales y granos enteros para mantener estable la glucemia. El arroz integral, el pan de trigo espelta, el mijo, la quinoa, la avena son excelentes fuentes de fibra y nutrientes que favorecen nuestra actividad cerebral.
La quinoa favorece nuestra actividad cerebral
Especialmente evitemos tomar un desayuno dulce ya que por la mañana se produce una elevación de cortisol fisiológica con la consiguiente elevación de la glucemia. Si tomamos un desayuno rico en glucosa se producirá una mayor hiperglucemia con la consiguiente hipoglucemia reaccional, por lo que se recomienda tomar un desayuno rico en glúcidos lentos o bien rico en proteínas y grasas saludables: pan integral de centeno, frutos secos, huevo, aguacate…., nos aportará ácidos grasos esenciales y aminoácidos que ayudarán a sintetizar neurotransmisores para un mejor funcionamiento cerebral.
Grasas saludables:
- Disminuyamos las grasas saturadas que contribuyen a formar estructuras más rígidas en nuestro cerebro, membranas celulares mucho menos flexibles que dificultan la actividad de los receptores celulares. Las grasas saturadas están presentes en alimentos de origen animal especialmente en animales terrestres de cuatro patas como cerdo o vaca, en la carne de estos animales y en sus derivados como embutidos o lácteos. Es más saludable ingerir grasas poliinsaturadas que proporcionan estructuras cerebrales mucho más fluidas y más funcionales: por ejemplo en productos animales: pescados o aves y en vegetales: semillas y frutos secos sin tostar, que nos aportan ácidos grasos esenciales omega 3 y 6.
- Antioxidantes y vitaminas: los ácidos grasos que conforman las estructuras nerviosas y cerebrales necesitan sustancias protectoras que los protejan de la oxidación. Estas sustancias están presentes en frutas, verduras y hortalizas, en alimentos coloreados: antocianos, flavonoides, carotenos, vitaminas A, C y E, actúan como antioxidantes que nos protegen de los radicales libres que pueden oxidar y dañar las estructuras celulares. Estos nutrientes sin embargo no están presentes en alimentos elaborados, enlatados o precocinados así como en alimentos sometidos en su preparación a altas temperaturas como fritos, asados, barbacoa, por lo que es mejor tomar alimentos crudos en forma de ensaladas o bien cocinar a la plancha o al vapor.
El apoto de la fitoterapia:
- Gingko biloba: sus hojas contienen gran riqueza en antioxidantes que protegen las estructuras cerebrales. Además protege los vasos sanguíneos y favorece la llegada del oxígeno a través de los pequeños vasos sanguíneos por lo que mejora la microcirculación y llegada de nutrientes a las diversas estructuras cerebrales. Se recomienda en casos de enfermedades cerebrovasculares, mala memoria, falta de atención y concentración, Alzheimer, depresión asociada a la edad, etc.
- El hongo Yamabushitake o Melena de León contiene Hericenonas y vitaminas A, B, C, D y E, y según varios grupos de científicos japoneses favorece la regeneración neuronal de aquellas zonas dañadas por algún accidente cardiovascular. Se toma en forma de extracto, tanto en gotas como en cápsulas y actúa disminuyendo la degeneración cerebral, típica de la Demencia Senil; además detiene la degeneración de las zonas neuronales afectadas por un accidente cardiovascular. Como algunos otros hongos (Shitake, Maitake y Reishi) refuerza nuestro sistema inmunológico. Por lo que el Hongo Yamabushitake puede ayudarnos a llegar a la tercera edad con mayor calidad de vida, ya que por un lado mejora nuestro sistema inmune y por otro ralentiza la degeneración de nuestro sistema nervioso.
Palmira Pozuelo
Farmacéutica
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