Desde los albores de la civilización, se ha debatido sobre el dualismo del cuerpo, percibiéndolo como un mero vehículo de placer o sufrimiento. Dos caminos radicales se han cultivado en Occidente: la severidad de los ascetas, quienes se sumergen en un mar de penitencias, y los hedonistas, que se entregan al desenfreno de los sentidos sin mirar atrás.
Sin embargo, este enfoque restrictivo ha limitado el potencial del cuerpo, que a menudo ha sido desconsiderado como un medio para la autorrealización. Mientras que en la cultura oriental, particularmente en la India, se ha desarrollado una visión integradora del cuerpo como un laboratorio de exploración de la realidad suprasensible, en Occidente se ha dominado una búsqueda más teórica y abstracta.
A medida que los filósofos occidentales se sumergen en profundas reflexiones, los orientales transforman su viaje interno a través de la experiencia práctica. El cuerpo no solo debería ser un objeto de disfrute o sufrimiento; debe ser comprendido como una herramienta crucial en nuestro camino hacia el autoconocimiento y la transformación personal.
Este enfoque resuena en nuestra realidad cotidiana. Cada respirar, cada movimiento ofrece la oportunidad de conectar con el presente, ser conscientes de nosotros mismos y cultivar nuestra atención. ¿Pero qué significa realmente este trabajo?
El Cuerpo como Herramienta de Autoexploración
A continuación, te comparto cómo el cuerpo puede ayudarnos a:
1. Conectar con el Presente
Al observar las sensaciones corporales, nos sumergimos en el aquí y el ahora. Mientras la mente tiende a divagar, el cuerpo nos ancla a la realidad inmediata, ofreciéndonos la oportunidad de vivir plenamente cada segundo.
2. Entrenar la Atención Pura
La práctica de la atención plena implica observar nuestras experiencias sin juicio, permitiendo que surjan pensamientos y emociones sin identificarnos con ellos. Esta capacidad se desarrolla al entrenar nuestro enfoque a través del cuerpo.
3. Armonizar Cuerpo y Mente
Una integración armónica entre cuerpo y mente fomenta la paz psicosomática. Este equilibrio facilita la “limpieza” de los residuos energéticos, permitiéndonos captar energías más sutiles y enriquecedoras.
4. Retornar al Centro Interior
En una vida llena de distracciones, es esencial reconectar con nuestro centro. Aprender a sentir nuestros cuerpos, desde la postura hasta la respiración, nos restaurará la conexión con nuestro ser interior.
5. Reavivar la Consciencia
Cuando la atención se dispersa, podemos utilizar nuestras sensaciones físicas para reenfocar la consciencia. La respiración se convierte en un ancla, guiándonos de regreso a nuestro estado presente.
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor