Descubriendo el Ojo de Horus: Un Viaje hacia la Visión Interna y Espiritualidad Elevada

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4,5 minutos de lecturaActualizado: 26/12/2024Publicado: 26/12/2024Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: , , , , , , , , , ,

El Ojo de Horus es el símbolo que determina la capacidad de visión espiritual y que anatómicamente se relaciona con la glándula pineal. Pero es mucho más que eso.

Primero, es esencial entender qué significa realmente tener visión espiritual. La mayoría asociamos esta noción con el Tercer Ojo o Visión Astral, creyendo que es nuestra única conexión con lo sutil y espiritual; sin embargo, es solo una parte del todo, un aspecto en un vasto panorama de experiencias y percepciones.

Es crucial clarificar que tener el Tercer Ojo activo no equivale necesariamente a tener habilidades clarividentes; en muchos casos, esta capacidad no se manifiesta nunca. Lo que ocurre es una apertura a planos sutiles que nos permite conectar y sentir lo que hay más allá, facilitando el desarrollo de los sentidos extrasensoriales, cada uno despertando a su propio ritmo, o a veces, no despertando en absoluto.

La excesiva valoración de la clarividencia ha creado una vívida expectativa de que sin ella, nuestro desarrollo espiritual está truncado. Esto infravalora a otros sentidos igualmente fiables, que a menudo pueden ser más reveladores que la vista. La percepción visual puede ser ilusoria, engañándonos con visiones distorsionadas por nuestra psique o entidades ajenas.

La interacción de la glándula pituitaria y la pineal está indisolublemente ligada a esta experiencia, y sin una unificación con otros aspectos del ser, resulta difícil activar efectivamente el Ojo de Horus.

La Visión Espiritual, que proviene del Ojo de la Mente, sí está fuertemente relacionada con el Ojo de Horus. Al activar esta forma superior de percepción, la necesidad de desear ver formas y colores se disuelve, ya que se experimenta una certeza profunda sobre su existencia.

Cuando la visión interna se activa, resulta como si nuestros ojos se volviesen hacia dentro y nuestro entendimiento se convirtiese en un instrumento que nos muestra todo lo que realmente es. Este proceso también se traduce en una percepción auditiva interna que nos ayuda a escuchar sin interferencias externas.

Debemos recordar que no son nuestros sentidos los que ven, oyen o sienten, sino nuestro cerebro el que interpreta toda esta información. Por lo tanto, el Ojo de la Mente abre una puerta hacia la percepción libre de distorsiones externas.

Al activar esta conexión divina, el verdadero Ojo de Espiritual desencadena profundas transformaciones internas. La frecuencia personal aumenta, las capacidades se expanden, los dones emergen, y como consecuencia, la persona experimenta un cambio palpable.

A nivel físico, estos cambios se traducen en un funcionamiento óptimo de la glándula pineal, que produce neurotransmisores como Melatonina, Serotonina y Endorfina. Sin embargo, esto no garantiza que los niveles se mantengan siempre ideales; nuestras emociones y actividades influyen en estos procesos.

La integración y armonización con otros centros energéticos significativos, especialmente la Glándula Timo, Glándula Pituitaria e Hipotálamo, es esencial para la activación de la glándula pineal en un sistema que potencie y enriquezca su funcionamiento.

Para activar el Tercer Ojo, es importante tener en cuenta que forma parte de un sistema mayor. Las glándulas suprarrenales también juegan un papel crucial en este proceso al estar en conexión con el chakra raíz, facilitando así una estabilidad necesaria ante la energía vibracional intensa que se despierta dentro de nosotros. Así, la energía debe descender y fluir hacia la tierra, adhiriéndose a este anclaje.

Las glándulas endocrinas son los elementos de enlace en nuestra estructura anatómica-energética, cada una conecta con diferentes planos de conciencia dependiendo de su energía primordial. Desde la perspectiva de los planos, el recorrido glandular se jerarquiza desde las Adrenales o Suprarrenales hasta la Pineal o Epífisis, siendo el Hipotálamo el nexo entre el sistema nervioso y el hormonal.

Es fundamental entender que la activación del Ojo de Horus no es un proceso mecánico; se requiere un trabajo interno sostenido y consciente para lograr una transformación auténtica. Es necesario establecer una conexión profunda con nuestro ser interno, lo que implica desentrañar y reconocer las sombras que podrían estar distorsionando nuestro camino espiritual.

El trabajo de sanación interna es primordial y, para lograr esta unificación, mente y corazón necesitan estar alineados. Estas son las dos piedras angulares de nuestra existencia, sin las cuales es difícil avanzar en el camino de la transformación.

Como seres humanos, poseemos un intelecto que piensa y un corazón que ama; al unir ambos, logramos avanzar en nuestra realidad espiritual. Esta unificación permite que nuestros discernimientos no sean solo racionales, sino que se nutran también de la sabiduría del corazón.

Para activar el Ojo de Horus, se emplean iniciaciones a través de meditaciones y visualizaciones guiadas, cuyo propósito es cultivar la visión interna que nos mantenga alerta y despiertos, sin importar nuestro estado de conciencia. Asimismo, la glándula pineal será estimulada para que no solo despierte nuestras capacidades espirituales, sino que también optimice sus funciones físicas.

Al final del proceso, podremos conectarnos con nuestra sabiduría ancestral a través de nuestro verdadero yo, y proclamaremos con certeza: YO SE, PORQUE YO SOY.

Sol Ahimsa
Terapeuta holística y profesora
Directora de etaci
www.etaci.org 

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