Son muchos los motivos por los que cada día más gente practica asanas. La mayoría de ellos responden a la búsqueda de un bienestar físico, emocional o mental que mejore su calidad de vida, y verdaderamente quien haya hecho asanas puede confirmar que los beneficios se hacen notar en corto espacio de tiempo.
Quizá por eso cada vez haya un mayor número de personas fieles a esta práctica, pero ¿es eso todo lo que nos tiene que ofrecer el asana?
Si nos dedicamos a realizar asanas fuera del contexto del Yoga con mayúsculas, es decir, sin Pranayama, sin Meditación, sin Filosofía, entonces la respuesta es sí, esto es todo lo que nos tiene que ofrecer. Es justo reconoce que no es poco, pero teniendo en cuenta el origen del Yoga conformarnos con el hecho de que nos aporte una mejora física, emocional y/o mental sería limitarnos a realizar una especie de gimnasia pacificadora restando a esta disciplina su valor esencial.
Si queremos realizar Asanas con mayúsculas, con todo el significado y profundidad que nos puede aportar, es obligado contextualizarla en su origen y al mismo tiempo adaptarla a la sociedad de hoy en día.
Remontándonos a los tratados tántricos como el Hatha Yoga Pradipika, el asana es una herramienta al servicio de Raja Yoga, que apoya y favorece el contacto con lo Trascendente. La mejora de la salud por la práctica de asanas nunca ha sido un fin en sí mismo, sino un medio que facilitase crear las condiciones necesarias para la conexión con lo Superior.
No obstante, debemos adaptar este enfoque a la sociedad en la que vivimos ya que la mayoría de los practicantes de yoga no son renunciantes que viven aislados. Para ello el Yoga Integral da una respuesta que facilita poder aplicar estas herramientas en las situaciones cotidianas, entre ellas en la práctica del asana, sin olvidar el fin último.
¿De qué modo? Convirtiendo la práctica en un campo de entrenamiento de la observación, un espacio de autoconocimiento más allá de lo físico.
Por ejemplo: ¿qué se mueve en mi interior cuando realizo un asana de fuerza? Mi relación con ellas puede estar mostrando cómo me manejo con la fuerza interior en la vida ante las presiones: ¿quiero deshacer pronto, salgo huyendo o me mantengo tranquilo/a aunque suba la presión interior?
Al mismo tiempo la práctica nos da la oportunidad de trascender. Si me mantengo tranquila en ella aunque me den ganas de deshacer fácilmente veremos que esta actitud se puede trasladar a la vida, dando respuestas más justas ante situaciones de presión social, familiar o laboral.
Para poder llevar a cabo este trabajo es indispensable el entrenamiento de la meditación, la cual desarrolla nuestra capacidad de observar y de darnos cuenta, y un ideal que sostenga la práctica, que vaya más allá de nosotros mismos y de nuestra mejora personal: la aspiración a que la Luz se instale en nosotros y en la Tierra.
Este enfoque del Asana dentro del Yoga Integral devuelve a la práctica su carácter espiritual original; es un enfoque para valientes que realmente quieran viajar por las junglas desconocidas de su interior. Es para aquellas personas que no se conforman con una relajación temporal supeditada al cuerpo o una pequeña mejora en su calidad de vida, que están dispuestas a una transformación interna real.
Este es un enfoque para el buscador sincero que quiere llegar al corazón, para el explorador interior que busca los paisajes del descubrimiento supremo: llegar a conocer y realizar en la vida lo más elevado que llevamos dentro utilizando para ello todas las oportunidades que lo cotidiano nos ofrece, haciendo de cada una de ellas una herramienta espiritual al servicio de la luz interior, lo que se resume en palabras de Sri Aurobindo “Toda la vida es Yoga”.
MATAJI DEVI
Escuela Mahashakti