Por Feliciana García
La Amistad es el Amor en su estado más puro, limpio de necesidades, convencionalismos, componendas, contratos, pactos…
Estrofa a estrofa, línea a línea, palabra a palabra, Borges bucea en las profundidades de su alma y nos regala uno de los poemas más hermosos con los que me he encontrado sobre la amistad, también puedo decir sobre el amor.
Es la primera inspiración del año 2013 que quiero compartir con los lectores de este sencillo blog que únicamente desea ser una parada en este camino de incesante bombardeo de información, externa e interna.
Desde este poema de Amor toda relación se transforma en algo de manera amable y positivo.
Podemos recordar en este momento las veces que nos hemos preguntado: ¿qué tengo que hacer con esta persona?. Y la solución está ahí: sencilla, completa y justa. Ni de más, ni de menos.
Poema a la Amistad
No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuesta para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro,
Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano
para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos
no son míos,
pero disfruto sinceramente
cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomes en la vida,
me limito a apoyarte, a estimularte
y a ayudarte, si me lo pides.
No puedo trazarte límites
dentro de los cuales debes actuar,
pero sí te ofrezco ese espacio
necesario para crecer.
No puedo evitar tu sufrimiento cuando alguna pena
te parta el corazón,
pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos
para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres, ni quien deberías ser.
Solamente puedo amarte como eres
y ser tu amigo.
En estos días oré por ti…
En estos días me puse a recordar a mis amistades
más preciosas.
Soy una persona feliz: tengo mas amigos
de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran,
es lo que siento por todos ellos.
Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea
y la alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y
cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad.
En estos días pensé en mis amigos y amigas,
entre ellos, apareciste tu.
No estabas arriba, ni abajo ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el numero uno ni el numero final.
Lo que se es que te destacabas por alguna cualidad que
transmitías y con la cual desde hace tiempo se
ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero,
el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos.
Hice lo que todo amigo:
oré… y le agradecí a Dios por ti.
Gracias por ser mi amigo.
Jorge Luis Borges