La Sabiduría de los Años: Redefiniendo la Vejez en Tiempos Modernos

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3,7 minutos de lecturaActualizado: 04/02/2025Publicado: 04/02/2025Categorías: Desarrollo PersonalEtiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Preferiría ser viejo menos tiempo que serlo antes de la vejez (Cicerón).

Todo el mundo desea llegar a la tercera edad, aunque sea políticamente incómodo referirse a uno mismo como “viejo”. Pero, ¿qué significa realmente ser viejo? Existe una realidad biológica y, más importante aún, una construcción social que influye en nuestra percepción de la vejez. En muchos contextos, se asocia con la jubilación y las prestaciones sociales, convirtiendo a los abuelos en figuras que, a veces, parecen sobre-salir en una familia. Algunos ocultan su edad a partir de los cincuenta, pero ¿no sería mejor aceptar y celebrar cada año vivido?

Históricamente, a los 45 años alguien podía entrar en el mundo de los ancianos. Sin embargo, nuestras expectativas de vida han cambiado drásticamente en el último siglo. En India, tradicionalmente, se creía que a los cincuenta un hombre podía retirarse a un ashram a prepararse para la muerte tras haber cumplido con sus responsabilidades. Actualmente, en España hay más de ocho millones y medio de personas mayores de 65 años, representando el 18% de la población. De ellos, alrededor de 85,000 se consideran laboralmente activos. Es una verdadera ‘minoría’ que desafía la narrativa convencional sobre la vejez.

Recientemente, hemos visto a nonagenarios y centenarios que siguen activos, haciendo contribuciones significativas en diversos campos. Por ejemplo, recuerdo a mi abuelo Venancio, que a los 80 años trabajaba en su finca en Gredos, disfrutando cada día al aire libre. “Voy a enredar un poco” solía decir, refiriéndose a las tareas del campo. Gracias a su ejemplo aprendí sobre la naturaleza y la importancia de mantenerse activo y comprometido con el entorno. Como se menciona en el Eclesiastés: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo”.

Reflexionando sobre el concepto de vejez, hoy podemos hablar de una tercera y hasta cuarta edad, comenzando a los 75 años. Esta etapa no debería estar automáticamente vinculada a la invalidez o a necesidades de cuidados especiales. La realidad es que hay muchos ancianos que viven de manera independiente y contribuyen positivamente a la sociedad. Existen ejemplos poderosos como los presidentes de Uruguay y Túnez, que asumieron sus cargos con 75 y 88 años respectivamente. Para ellos, la edad está en la mente y el corazón.

Sin embargo, la jubilación a menudo no es el momento de celebración que todos esperan. Muchos la enfrentan forzada y demasiado tarde, cuando su salud se ha deteriorado tras años de trabajo insatisfactorio. Es esencial replantear este concepto de jubilación, adaptándolo según las necesidades individuales y las distintas profesiones. Algunas personas podrían beneficiarse de una transición gradual, reduciendo horas de trabajo o cambiando a tareas de mentoría. La jubilación, para muchos, representa también la pérdida de identidad y conexión social.

Al considerar nuestro futuro, es fundamental reconocer el inmenso caudal de sabiduría y experiencia que se pierde cuando ignoramos a los mayores en el ámbito laboral, político y social. Tal y como expresa el gran Mario Benedetti: “Vuelvo, quiero creer que estoy volviendo, con mi peor y mi mejor historia…” Su reflexión es un recordatorio del valor permanente que cada persona mayor puede aportar.

Finalmente, la vida sexual activa juega un papel crucial en la calidad de vida de las parejas mayores. Contrario a lo que muchos creen, aquellas parejas que han estado juntas durante más de 50 años pueden disfrutar de una vida sexual activa y satisfactoria. Superar conflictos y rutinas puede incluso revitalizar la relación. Muchos descubren nuevas dimensiones de intimidad, aun después de los 60. No permitamos que el tiempo nos despoje de nuestras conexiones vitales.

La clave para disfrutar de la vejez radica en aceptar esta etapa como un ciclo lleno de posibilidades. Estar presente en el ahora, apreciar las pequeñas alegrías, y cultivar una mentalidad abierta nos brinda la oportunidad de vivir plenamente, sin los grilletes del pasado. Y así, en esas sencillas expresiones de amor y gratitud que surgen de las interacciones cotidianos, podemos hallar la verdadera juventud del espíritu.

Así que celebremos cada año, cada experiencia, cada recuerdo, y no dejemos que la herida del tiempo nos adueñe de la esencia de vivir.

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