Fudaraku Tokai: La Búsqueda del Más Allá y el Sacrificio en el Corriente del Tiempo

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2,4 minutos de lecturaActualizado: 10/01/2025Publicado: 10/01/2025Categorías: PATCHWORKEtiquetas: , , , , , , , ,

La mención al Fudaraku Tokai, el suicidio espiritual al que se entregaban muchos monjes en el Japón antiguo, ha despertado el interés de algunos lectores. En esta segunda entrega, exploraremos esta impactante práctica en profundidad.

El suicidio como vía de escape no era desconocido entre los primeros budistas japoneses recluidos en las montañas de Wakayama. Muchos monjes buscaban un atajo hacia la ‘Tierra Pura’ de Kanon lanzándose desde los acantilados de Nachi o, más comúnmente, prendiéndose fuego. Un personaje notable, Sanuki-no, decidió en el siglo XIII que quemarse vivo no aseguraba su entrada al paraíso: “Pensó que quemarse vivo era muy fácil, pero no aseguraba la entrada en el paraíso de la Tierra Pura, ya que a una persona podían asaltarle dudas en el último momento. En cambio, el Monte Fudaraku, mítico lugar de Kanon, era a donde podía llegar físicamente. Decidió embarcarse solo hacia el sur, dejando atrás a su familia, decidido y sin dudar”.

Las dudas del último instante eran temidas por los ascetas; si dudaban, su espíritu no alcanzaría al seno de Kanon y vagaría como un fantasma. Se decía que el último pensamiento de una persona influía en su reencarnación, motivo por el cual algunos monjes se encerraban en estancias pequeñas en sus barcos, sin posibilidad de huir. Otros packeaban suficiente comida para prolongar su travesía o hacían agujeros para acelerar su final. Esta decisión provino de un proceso de austeridad y meditación, donde, con el apoyo de un preceptor, el monje aceptaba gradualmente su salida de este mundo, similar a la preparación de un terrorista suicida.

A pesar de que se habla del Fudaraku Tokai desde el siglo IX, estos relatos son recopilaciones orales que no pueden ser consideradas testimonios certeros. Interesantemente, los misioneros jesuitas españoles del siglo XVI corroboraron la existencia de esta práctica. Describieron a los ascetas como héroes cuyas muertes les garantizaban la salvación. Como un jesuita relató: “Los japoneses creen que estas prácticas los llevan a un cielo que existe bajo el mar, donde el santo Kanon los amparará. El día del Fudaraku, todos vestían sus mejores atuendos y se despidieron de familia y amigos, antes de zarpar en su viaje a lo desconocido.”

En sus relatos, tanto Caspar Videla como Luis Frois aportan detalles de la inminente inmolación, mostrando la paradoja de la tristeza en los que quedaban, mientras celebraban la inminente santificación de los que se partían. La historia revela un profundo entendimiento del sacrificio y la esperanza en la trascendencia espiritual. Al llegar a cierta distancia, los ascetas se arrojaban a las aguas, incertidumbre y devoción entrelazadas hasta el final.

Francisco López-Seivane

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