¿Se imaginan que sus hijos nunca tengan que pasar por un dolor de muelas, una extracción o por una mala experiencia en el dentista? La higiene dental y los hábitos nutricionales adecuados destierran el viejo mito de que cada embarazo incrementa el riesgo de problemas dentales. Según estudios científicos, durante la gestación la mujer tiene un mayor riesgo de padecer caries, gingivitis y enfermedad periodontal, que a su vez se relacionan directamente con partos prematuros y un bajo peso del bebé al nacer. Por eso, aprovechar y asistir al dentista durante esos nueve intensos meses, tanto la madre como el hijo, es fundamental.
Durante el embarazo, se producen cambios fisiológicos y hormonales significativos. Las encías pueden aumentar de tamaño debido a estos cambios, lo que genera una mayor retención de placa bacteriana. Si no se trata a tiempo, esto puede progresar hacia una enfermedad periodontal, convirtiéndose en un foco infeccioso que podría afectar al bebé. En algunos casos, se conoce como granuloma o épulis del embarazo, una afección que suele revertir espontáneamente.
La saliva también presenta cambios significativos durante el embarazo. Se vuelve más ácida, lo que puede desmineralizar el esmalte dental, especialmente en presencia de náuseas y reflujo gástrico. Además, los cambios en los hábitos alimentarios típicamente incluyen un aumento en la ingesta de azúcares, lo que puede facilitar la desmineralización dental.
Es vital que las embarazadas mantengan una alimentación equilibrada, que incluya proteínas, vitaminas C y D, calcio y fósforo. Es recomendable evitar los