En los Círculos de mujeres hablamos mucho de aquello que llamamos “parirnos a nosotras mismas”. Se trata de reconocer la madurez de ser “tu propia madre y tu propio padre”.
Cuando acontece este reconocimiento, una mujer ya no pretende que se cumplan las expectativas que tiene puestas en los demás, sino que se alimenta a ella misma, de tal forma que sabe atender sus propios anhelos.
Y es que “darse a Luz” supone haber contactado con el arquetipo de la Sabia Interna que toda mujer alberga dentro. Es esa Sabiduría que le hace sentirse a salvo incluso cuando corresponde resolver duros conflictos.
El arquetipo de la Sabia Interna suele estar en estado latente pero no siempre de modo manifiesto.
Por eso hace falta acudir a un lugar y contexto donde poder despertarla de un modo amable y seguro. Porque la mujer que se encuentra con su Sabia Interior se inclina ante Ella con reverencia reconociendo y sabiendo que su mundo cambiará movido por la Sabiduría que albergaba en sus entrañas.
Muchas mujeres acuden a los círculos para solucionar sus problemáticas. Eso está bien decidido. En la alternancia de la vida “Bienestar-Malestar”, cuando estamos transitando lo agradable -el bienestar-, nos sentimos muy bien en el mundo externo y en las relaciones con los demás. Pero cuando el relevo lo toma el malestar, toca entrar en “crisálida”, en el mundo interno de cada una, para curarnos del sustrato que nos esté dañando.
La metáfora de la oruga que entra en solitario, con lentitud y privacidad absoluta en su crisálida, es un buen ejemplo de esa fase de desarrollo interno de una mujer donde no hay alimento para su feminidad que provenga del mundo exterior, sino que, para sanar el miedo y dolor encontrados dentro, toca contactar con los recursos de la Sabia Ancestral que estaba esperando hacía mucho tiempo a que se le solicitara ayuda y sosiego.
Entrar en “crisálida” resulta muy necesario, porque si nos resistimos no veremos desde ese mundo interior las máscaras que han ido ocultando desde la infancia, durante muchos años, nuestra verdadera naturaleza de contento y asombro por la Vida que portamos.
Cuando la vida nos apura con dolor y miedo irresistibles, nos está instigando y mostrando el camino para entrar en nosotras mismas, ver nuestro universo más íntimo y entrañable. Ahora bien, hay que saber romper con el mundo viejo, pues el pasado genera formas de vida que tienden a repetirse una y otra vez ante la presión de lo anterior, para que lo actual se le asemeje. Entonces toca revisar todo aquello donde la vida avanzó, o se quebró, todo lugar interior donde se extendió el amor hacia la vida o se vio obligado a retroceder ante las punzadas de lo adverso.
La mujer que se “ha dado a luz” desde su Sabiduría Interna, se sabe anunciada de la oportunidad de una vida más plena
Cuando una mujer se ha gestado a sí misma, se ha parido y ha cuidado de esa mariposa que salió del encapsulamiento de su propia crisálida, expresa en sus obras y acciones un supremo y sencillo “sí” a la realidad tal y como se manifiesta. Una incondicional adhesión a lo que “es”. Porque la mujer que se “ha dado a luz” desde su Sabiduría Interna, se sabe anunciada de la oportunidad de una vida más plena, pues no hay mayor maestría que la de los hechos de la vida, ni mayor prueba que la de integrarlos y convertirlos en nutrientes, sean los que sean.
Sí, saber convertir lo que tememos o nos duele en alimento y fortaleza es el supremo don y talento de una mujer que “Se ha parido a sí misma”.
Ángeles Sánchez
Transmisora de la Tradición Celta y el Chamanismo
femenino en la Asociación de mujeres ArtemisaDana