Desde que nacemos, comenzamos a escuchar a nuestro cuerpo. Sin embargo, a menudo interpretamos sus signos y síntomas como amenazas. Pero, ¿y si en lugar de temerles, aprendiéramos a entender lo que nos dicen?
Los síntomas que surgen en nuestro bienestar son, en su esencia, claros mensajes. Estas señales, que solemos catalogar como enfermedad, son nuestra biología adaptándose a los constantes cambios del entorno y de nuestras emociones. En el traicionero camino hacia el bienestar, los consejos bienintencionados de quienes nos rodean pueden, paradójicamente, alimentarnos de una preocupación excesiva.
Cuando la circulación sanguínea y la transmisión nerviosa son óptimas, el cuerpo suele florecer. Sin embargo, cuando estas funciones se ven comprometidas, es cuando los síntomas se vuelven más evidentes y, en consecuencia, inquietantes. Con una adecuada habilidad para escuchar y observar, podemos reencontrarnos con el equilibrio a través de la Terapia Cráneo-Sacral y la Nueva Medicina, conceptos que van de la mano en la búsqueda de la sanación.
Nuestro cuerpo habla a través de mecanismos de adaptación. Estas respuestas, manifestadas como incomodidades o síntomas, son la manera en que el organismo busca resolver conflictos internos. A menudo, en lugar de verlas como un error, deberíamos considerar que son respuestas biológicas perfectamente coherentes.
A través de la mirada del Dr. Ryke Geerd Hamer, se abre un nuevo horizonte a la comprensión de nuestras dolencias. Si bien hay muchos críticos de sus teorías, es crucial acercarse a su contento con una mente abierta: ¿Qué pasaría si, en lugar de desestimar la enfermedad, la abrazáramos como una oportunidad para el aprendizaje? En este artículo, comparto elementos prácticos que combinan la Terapia Cráneo-Sacral con la Nueva Medicina, una perspectiva que podría cambiar tu forma de vivir tu cuerpo.
El cuerpo, considerado nuestro templo, puede reflejar nuestras experiencias de vida. Aquellas situaciones conflictivas que no resolvemos pueden dejar huellas visibles, conectándonos a un sistema de comunicación interno que busca guiarnos hacia la solución. Es fundamental dejar de lado el juicio y permitir que el cuerpo exprese su sabiduría. Cuando intervenimos con medicamentos que suprimen estos síntomas, nos arriesgamos a ignorar lo que la naturaleza ha diseñado durante milenios.
Las cinco leyes biológicas que Hamer propuso se aplican no solo al cáncer, sino a una variedad de patologías. Por ejemplo, el conflicto de territorio puede manifestarse en problemas respiratorios si sentimos que nuestra seguridad está amenazada. El cuerpo, al crear moco, intenta atrapar lo que nos hace sentir agobiados. Trabajar en nuestra psique y dar espacio para que el cuerpo se exprese, a través de métodos como la Terapia Cráneo-Sacral, puede llevarnos hacia una mejor adaptación.
La sensación de desvalorización, otro conflicto relevante, se puede traducir en dolores físicos que afectan nuestros huesos y tejidos. En estos momentos, es crucial actuar para sanar. Si el dolor es una señal de nuestro cuerpo que busca reconstruir, ¿por qué apresurarnos con fármacos que bloquean ese proceso natural? A veces, simplemente necesitamos escuchar y permitir que nuestro cuerpo trabaje.
La clave reside en cambiar nuestra percepción. Minimizar el temor hacia la enfermedad y entenderla como una comunicación celular puede liberarnos. Cada síntoma no es un enemigo; es, en cambio, un amigo que busca guiarnos y enseñarnos. Regresando a la sabiduría natural, podremos escuchar a nuestro cuerpo, reconocerlo y así, reducir las voces que reclaman nuestra atención. Hasta pronto.
Michael Laloux Kodaewa
Diplomado en Osteopatía, Naturopatía,
Terapia Cráneo-Sacral y terapeuta de La Nueva Medicina y de la THC.
Director del Centro Terapiasalus en Madrid.
www.terapiasalus.com