Lo que realmente nos hace felices

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4,1 minutos de lecturaActualizado: 08/04/2024Publicado: 09/10/2017Categorías: Desarrollo PersonalEtiquetas: , , ,

La sensación de felicidad puede obrar milagros

Quien es feliz tiene un sistema inmunológico más fuerte, enferma con menos frecuencia y se recupera con mayor celeridad. Incluso la ciencia moderna lo confirma:
la felicidad nos ayuda a alcanzar una edad avanzada, gozando de buena salud. Pero, ¿podemos ser felices así como así, fácilmente? Sí, podemos.

La investigación ha constatado que no son las grandes cosas las que proporcionan felicidad y bienestar. Más bien son esas pequeñas cosas cotidianas, accesibles a todos nosotros, las que enriquecen nuestra vida. La felicidad no es una casualidad, ni es cuestión de suerte. Pero sí se puede aprender a ser feliz, ya que todo depende de la actitud con la que observamos la vida. Las circunstancias exteriores no son tan determinantes como a menudo pensamos. Las personas que se desprenden de lastres superfluos son más felices con menos (menos objetos innecesarios, menos obligaciones…) que las personas que se complican la vida con excesiva abundancia.

El perfeccionismo nos impide ser felices

Un método infalible para evitar la felicidad es el excesivo perfeccionismo, que con frecuencia surge al compararnos con otras personas y pensar que los demás son mejores, más rápidos, más ricos, más divertidos…. Son pensamientos que crean presión y frustración. Y con ello únicamente logramos estresarnos.

En estas situaciones de estrés, nuestro cuerpo produce “hormonas de alarma”, como cortisona, adrenalina y endorfinas. Comienza un círculo vicioso de miedo, insatisfacción, insomnio, trastornos alimentarios y muchas otras enfermedades. Justo lo contrario de la felicidad.

Sienta bien saber que, incluso si por algún motivo en estos momentos estamos alejados de un verdadero sentimiento de felicidad, ya una simple sonrisa, pensamientos positivos, pequeños éxitos o el firme propósito “¡lo conseguiré!”, tienen efectos beneficiosos sobre nuestra salud. Científicamente, eso tiene una sencilla explicación: las sensaciones positivas y los buenos propósitos causan una mayor actividad en determinadas partes del cerebro, las cuales, a su vez, hacen que nuestro cuerpo, al tener más ganas de vivir, disfrute del momento y haga todo lo posible para sanar o mantenerse sano. Por otro lado, las personas felices están solas con menor frecuencia, lo que las protege de enfermedades y de envejecer prematuramente.

La felicidad es el mejor médico y consejero que podemos tener, así que deberíamos ir en su búsqueda lo antes posible.

La felicidad está a nuestro alcance cada día, pero, ¿qué es en concreto lo que nos hace realmente felices? ¿Cómo se consigue? De un modo sorprendentemente sencillo, puesto que son las pequeñas cosas de la vida las que influyen en nuestro estado de ánimo.

¡Hay tantas cosas que podemos hacer para alcanzar la felicidad! Cada uno de nosotros podemos hacer algo para aumentar nuestro bienestar. Por ejemplo alcanzar un peso saludable, dormir mejor o encontrar efectivos “elixires” que nos libren de nuestras diversas molestias y enfermedades, ya que, ¡la felicidad se puede comer!

¡La felicidad se puede comer!

Eligiendo los alimentos adecuados, podemos prevenir todo tipo de problemas de salud, e incluso aliviar y curar muchas dolencias.
Está científicamente probado: existe una estrecha conexión entre el bienestar y la alimentación.
A través del nervio neumogástrico, que va desde el cerebro hasta el aparato digestivo, hay una continua comunicación entre la cabeza y el intestino. Es decir, que el intestino influye en nuestro estado de ánimo, y por ello pueden determinados alimentos hacernos felices.

Así que, como la felicidad se origina en el estómago, ¡démosle lo que necesita!
Son tres las hormonas que desempeñan un papel fundamental para nuestra felicidad: la serotonina, la dopamina y la hormona del bienestar oxitocina.
Los mejores productores de serotonina son:

  • los dátiles y los higos secos
  • las nueces
  • y las habas de soja.

Además, los frutos secos ayudan a estabilizar el nivel de hormonas que queman grasas en el cuerpo, hacen descender el colesterol malo LDL, impulsan la renovación de las células, y tienen efectos antiinflamatorios, lo que los convierte en un verdadero “elixir mágico” para la felicidad.

También el chocolate negro pone en marcha la producción de las hormonas de la felicidad en el cerebro de un modo directo y rápido.
Es interesante saber que la comida picante es capaz de levantar el ánimo rápidamente. La capsaicina, sustancia principal en especias como el pimentón picante, la guindilla o el curry, produce una sensación de ardor en la boca, el cerebro quiere evitar el dolor y genera unas sustancias que luchan contra él: las endorfinas. Estas hacen que aumente nuestra sensación de bienestar.
Y un efecto similar en nuestro organismo tienen también el jengibre, la canela y la cúrcuma.

Dr. Michael Handel

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