A la hora de escribir, de pintar o de crear, lo primero ante lo que nos encontramos es la página en blanco: ¿por dónde empezar? Si escuchamos al corazón la inspiración puede dar paso a la idea.
En un momento de la vida nos podemos sentir vacíos, como esa página en blanco, sin saber por dónde empezar para seguir adelante.
Cuantas veces escribimos nuestra historia basándonos en lo que los demás esperan de nosotros, o creamos expectativas y deseos que cuando no se cumplen nos traen frustración y sufrimiento.
¡Sorpréndeme, que hoy sea lo mejor para mí!
Lo bonito sería despertar cada mañana y decirle a la vida: ¡Sorpréndeme, que hoy sea lo mejor para mí! Pero eso requiere de una confianza absoluta, libre de miedo.
Nunca tenemos el control sobre todo lo que nos sucede, pero sí sobre cómo afrontarlo. Si pensamos que lo nuestro es lo peor y nos sentimos mal, estaremos dando alas a nuestros patrones de miedo.
Si observamos con una actitud de calma y serenidad, es posible que esas circunstancias que parecen ponerse en nuestra contra poco a poco puedan cambiar, sobre todo cuando aprendemos a ver también lo bueno que hay en nuestra vida.
Hace unos días me escribía una alumna de Masaje Celular comentándome lo que habían experimentado las personas que estaba tratando. Me decía que sentían un gran bienestar tanto físico como emocional. De hecho, una de ellas, al recibir el Masaje Celular le refirió que había sentido cómo se soltaba en ella toda la rigidez mental que tenía, permitiéndole dar un giro a su manera de actuar.
En mayo tuve una clienta que se había desplazado a España para visitar a su familia. Venía de Miami donde le habían tratado un cáncer de útero. Tenía que regresar para una revisión trimestral y quería que le hiciera Masaje Celular porque se sentía muy nerviosa y con ansiedad por miedo a que los resultados de la revisión no fueran buenos. Se hizo cinco sesiones y cuando nos despedimos me contó que se iba tranquila, con mucha paz; el miedo había dado paso a la serenidad y la aceptación.
En el Masaje Celular trabajamos sobre los patrones que traemos con nosotros desde la memoria del tejido y los centros de energía. Cuando comienza el tratamiento colocamos las manos sobre los chakras, para hacerlo después sobre zonas estratégicas de la espalda, sintiendo como se mueve la fascia y siguiéndola con las manos. La persona normalmente entra en un estado de relajación profunda.
Liberar al tejido es como volver a dejar la página en blanco, reduciendo la influencia de los patrones que nos condicionan. Esto nos permitirá poco a poco crear lo que quiero ahora y en este momento de mi vida. Para conseguirlo primero tenemos que conectar con la paz de nuestro corazón ya que ésta nos ayudará a ver lo que no veíamos antes; que todo lo que tenemos es perfecto. Si dejo de ver sólo lo malo de mi situación y empiezo a ver lo bueno que hay en ella, podré darle fuerza para transformarlo.
La alquimia de la transformación surge de nuestro propio corazón.
El cerebro va cambiando los puntos de referencia en los que basa sus creencias y modificando su bioquímica nos permite llegar a alcanzar un estado de paz y serenidad en el que no todo necesita ser perfecto, sino que todo lo que sucede forma parte de mi aprendizaje, aquello que me permitirá ser yo mismo.
Aunque las circunstancias que viva no sean las mejores, mientras mi corazón permanezca en su centro podré ver en ellas la oportunidad de aprender cómo manejarlas.
Carmen Benito
Bióloga, reflexóloga y terapeuta de masaje metamórfico