Cada persona es una historia #cáncer

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Del historial médico a la historia personal en oncología

Seguro que te has preguntado más de una vez por qué nadie se atreve a garantizar que tu tratamiento va a hacer efecto y te vas a curar. Seguro que también te cuesta entender por qué una infección tiene un tratamiento estándar y una curación casi garantizada y, sin embargo, tu cáncer no.

Lo que sucede es que el cáncer es una enfermedad que se origina y se desarrolla en tus células. Tu eres único y tus células también. No es posible predecir a ciencia cierta cómo van a evolucionar con la enfermedad, ni cómo van a responder al tratamiento. Por eso, si bien hay líneas de tratamiento establecidas y probabilidades calculadas, no puede haber garantías.

Además, aunque utilicemos la palabra cáncer como un cajón de sastre, hay en torno a doscientos tipos y tanto el tratamiento, como su evolución, estarán condicionados por el estadío, o el nivel de gravedad en que te encuentres. Poco tiene que ver el bultito que Amelia se detectó en la ducha, con el cáncer de mama con metástasis que diagnosticaron a Juana en una revisión; o un cáncer de próstata, con uno de pulmón. Por eso, una vez recibido el diagnóstico, es importante que dejando a los médicos hacer su trabajo, tu te centres en lo que necesitas para hacerle frente y avanzar de la mejor manera posible para ti.

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En psicología solíamos decir que cada persona tiene su historia y que más allá del historial médico, ésta abarca esferas tan variadas como la psicológico-emocional, familiar, social, económica, laboral, cultural y hasta espiritual. Después de muchos años en la práctica clínica ya no creo que cada persona tenga una historia. Creo que cada persona es una historia. Y es desde nuestra historia desde donde podemos abordar con éxito cualquier tratamiento, o situación por complicada que sea.

Necesitamos encontrar nuestros puntos de apoyo para avanzar hasta el infinito

Como decía Arquímedes, solo necesitamos encontrar nuestros puntos de apoyo para avanzar hasta el infinito. La única pega es que cada uno tenemos unos puntos de apoyo diferentes y no siempre sabemos los que son. De ahí que sea necesario contar con los profesionales adecuados; aquellos que están específicamente preparados para ayudarte a encontrar esos puntos de apoyo que te permitirán ser resiliente ante el cáncer y los tratamientos, a veces tan duros, que conlleva.

La labor inicial del psicooncólogo se centrará en tres puntos:

  • En primer lugar, es importante que identifiques cuál es tu estado emocional y de qué manera puede facilitar o empeorar tu estado físico, o la adherencia al tratamiento. El estrés, la ansiedad o la depresión son compañeros frecuentes del cáncer y se convierten en un claro obstáculo para la calidad de vida a la vez que aumentan la percepción subjetiva del dolor y de otros síntomas secundarios como el insomnio, o los trastornos digestivos.
  • En segundo lugar, te ayudará a comprender y ponerte al mando de tu mundo mental: si piensas que no podrás hacer nada contra el cáncer, o asumes que es una etapa en la que vencer al “enemigo” y después olvidar; si te inundan los pensamientos obsesivos de fracaso, o el miedo a la muerte. En definitiva, si los pensamientos te dominan a ti, o tu puedes con ellos.
  • En tercer lugar, te aportará las herramientas para que identifiques a las personas con las que cuentas en esta etapa, la forma en la que te pueden ayudar y cómo comunicarte con ellas.

Aún quedará un largo camino por recorrer, pero al menos, habrás logrado tres puntos de apoyo sólidos sobre los que construir tu avance durante la fase del tratamiento oncológico y la posterior re-creación de tu vida cotidiana.

 

Olga Albaladejo Juárez

Psicooncóloga y Coach. Salmah, Centro oncológico integrativo y participativo

centrooncologicosalmah.com

 

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