“Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas”. El Principito, Antoine De Saint-Exupéry
En su encuentro con el zorro, en uno de los capítulos más emblemáticos de la novela de Saint-Exupéry, el animal explica al Principito la importancia de los ritos. “Algo demasiado olvidado”, según el zorro, que transforma un instante cualquiera en un momento especial. El rito se presenta en este pasaje como un mecanismo mediante el cual dotamos una acción o conjunto de acciones con un significado concreto para, en palabras del zorro, preparar nuestro corazón ante la llegada de ese evento.
A lo largo de la historia, las sociedades tradicionales han recurrido a mecanismos para conjurar el desorden emocional que genera la pérdida de un ser querido. La Doctora en Psicología Cifuentes Medina explica que los ritos funerarios permiten a la comunidad acompañar a sus muertos a los lugares que les han sido asignados, atribuyendo al mismo tiempo un lugar a los restos y los recuerdos que han dejado a los dolientes.
El ritual codifica culturalmente el proceso interno del duelo, ayudando a la comunidad a apaciguar la angustia mediante la reasignación simbólica de espacios en los que preservar la memoria del difunto.
De esta manera, se establece una nueva relación con nuestros seres queridos, evitando que irrumpan en nuestra vida cotidiana en forma de culpabilidad y angustia, pero garantizando a su vez un espacio simbólico en el que descansan y donde podemos recordarlos.
Asimismo, para Cifuentes Medina, la inscripción social del proceso de duelo mediante la práctica de rituales colectivos fortalece los lazos entre la comunidad, al mismo tiempo que ayuda al individuo a lidiar con su sufrimiento personal.
En la actualidad, sin embargo, el pensamiento dominante en Occidente ha desposeído de significación cultural el proceso fúnebre. La muerte adquiere un carácter accidental en nuestras vidas al poder ser evitada o retardada por la ciencia y la tecnología, a la vez que el sufrimiento, como el éxito, se individualizan. Progresivamente se abandona el simbolismo que acompañaba al duelo y, como sentencia el antropólogo Louis-Vincent Thomas, Occidente no ha sido capaz de inventar una nueva ritualidad que vertebre este proceso atendiendo a las necesidades de la sociedad actual.
Por contra, el malestar generado por el duelo, lejos de desaparecer, se intensifica y se prolonga. Cifuentes Medina afirma que cuando el individuo no cuenta con mecanismos que codifiquen el proceso de duelo, los tiempos se vuelven indefinidos y el sufrimiento solitario se traslada a los espacios de la vida cotidiana del doliente.
Ante esta discordancia entre la intensificación del duelo interno y la ausencia de prácticas colectivas que lo vehiculen, nuestra sociedad necesita identificar y construir nuevas modalidades de duelo que nos permitan mitigar el sufrimiento que genera la pérdida de un ser querido.
En ausencia de metarrelatos y tradiciones fúnebres capaces de canalizar el sentir colectivo, necesitamos crear espacios simbólicos alternativos para redefinir la relación con nuestros difuntos de una forma positiva.
Marisol Hernández
Fundadora de Cineris Memorial
Cinerismemorial.es