En busca del punto de quietud: descubriendo la calma en medio del caos

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2,5 minutos de lecturaActualizado: 22/11/2024Publicado: 22/11/2024Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: , , ,

La importancia de la consciencia

Cuanto más desarrollemos la consciencia, más conscientemente viviremos y más capaces seremos de vigilarnos, observarnos, conocernos y saber qué transformar en nosotros. Iremos pudiendo así discernir entre lo que es en nosotros adquirido y lo que es real.

Activando la consciencia-testigo

Estando en el intento por conseguirlo, lograremos activar esa consciencia-testigo que sabrá ser más libre e independiente de las influencias tanto externas como internas. De tal manera, aún en la arrolladora corriente de la vida exterior y de nuestro flujo mental y emocional, esa consciencia-testigo podrá mantenerse inalterada e “inmovil” aún en el más frenético movimiento, pudiendo así dar la batalla a ese yo-robótico que nos mantiene abotargados y apresados en el circuito de apegos y odios y, por tanto, miedos.

Conocer al conocedor

Mediante el entrenamiento tenaz para ello, lograremos que la consciencia-testigo pueda resistirse a la influencia hipnótica de los fenómenos externos y de nuestros propios contenidos mentales y emocionales, pudiendo así empezar también a conocer al conocedor, a crear un centro de calma incluso en la agitación. La luna se refleja en las onduladas aguas del lago, pero ella no se mueve.

La lucha contra el sonambulismo psíquico

Una y otra vez somos arrebatados de ese “centro de calma” al que llamo “punto de quietud”, debido a las influencias externas que nos hipnotizan y atraen, y también a nuestras incontroladas actividades mentales. Es cierto que en principio todo tiende a apartarnos de nosotros mismos y a aturdir y narcotizar la consciencia. Por eso es necesario hacer un consistente esfuerzo para salir de ese sopor mental y poder estar más alerta. Mientras somos víctimas de ese sonambulismo psíquico, hay en nosotros muchas angustia existencial, desconsuelo y mecanicidad.

El concepto de samsara

Al remolino frenético de lo fenoménico, en el que estamos inmersos, le denominan los sabios de la India samsara. Uno sólo puede asirse a uno mismo y hallar refugio en la propia naturaleza real. Es fundamental trabajar sin descanso en estar consciente y en cultivar la presencia de sí, que al principio se nos escapa sin remedio una y otra vez.

Un refugio en el ahora

Hay un “punto de quietud” al que asirnos y en el que inspirarnos y confortarnos; un centro de inspiradora calma en el que establecerse aunque sea unos minutos, para experimentar otra forma de sentir y ser. Que nos sirvan de inspiración, recordatorio y orientación las palabras de Nisargadatta a tal respecto:

“En el ahora, tú eres a la vez lo que se mueve y lo inmóvil. Hasta ahora has pensado que tú eras lo que se movía y te has olvidado de lo que no se mueve. Da un giro radical al espíritu. No tengas en cuenta lo que se mueve y te verás como la realidad inmutable y siempre presente, inexplicable, pero sólida como una roca”.

Ramiro Calle

Director del Centro de Yoga Shadak y escritor

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