El Hipérico o hierba de San Juan florece hacia finales de junio, justo cuando la luz alcanza su cenit durante el solsticio de verano. En esta época, muchas plantas son recogidas y ritualizadas debido a su mayor concentración de principios activos, lo que las dota de notables propiedades terapéuticas.
A lo largo de la historia, el hipérico ha sido conocido como “espantadaemonum” en la Edad Media, ayudando a aquellos con trastornos del comportamiento a recuperar su ánimo. Esta asociación con la luz y la purificación se evidencia en su uso en sahumerios, donde su humo se disipa para liberar energías de sanación en lugares oscuros.
Hoy en día, la ciencia ha desvelado que los componentes químicos del hipérico, especialmente la **hipericina**, elevan los niveles de serotonina, lo que es crucial para combatir la depresión. La depresión puede interpretarse como una falta de luz, una pérdida de claridad y motivación. En este sentido, el hipérico se configura como un verdadero portador de luz.
Visualizar el hipérico nos lleva a imaginar sus llamativas flores de color amarillo dorado, con su estructura en forma de 5 pétalos, evocando el sol y su resplandor. Este simbolismo se remonta a los celtas, quienes rindieron tributo al sol a través de estas plantas luminosas, un legado que aún reverbera en numerosas iglesias románicas.
Sus hojas presentan puntitos perforados que contienen el pigmento rojizo, de ahí su nombre botánico Hyperycum perforatum. Este simbolismo de perforación alude a su capacidad para cicatrizar heridas, convirtiéndolo en un aliado de la piel. El contacto con esta planta puede dejarnos un tinte rojizo, lo que nos remite a su conexión profunda con la luz.
El hipérico no solo mejora el bienestar emocional, sino que también tiene propiedades curativas para quemaduras e inflamaciones. Sin embargo, hay que tener cuidado, pues su tendencia a atraer la luz podría provocar quemaduras si se expone la piel tratada al sol. Personas con piel clara necesitan mayor precaución al consumirla o aplicarla.
Interesantemente, el hipérico también desempeña una función de depurador en nuestro organismo, potenciando la detoxificación a través de los citocromos hepáticos. Esto implica que puede afectar la forma en que metabolizamos ciertos medicamentos, haciendo esencial consultar a un profesional de la salud antes de utilizarlo junto a otras medicaciones.
El famoso médico griego Dioscórides consideraba al hipérico como uno de los mejores bálsamos para la piel. El aceite de hipérico debe ocupar un lugar privilegiado en nuestro botiquín, siendo útil para tratar quemaduras y cualquier inflamación de la piel.
Receta para elaborar aceite de hipérico:Recolecta las puntas floridas de la planta y coloca en un frasco de cristal, luego cúbrelas con aceite de oliva virgen extra. Déjalo al sol durante 40 días y 40 noches. Filtra y guarda en un frasco opaco en un lugar fresco.
Palmira Pozuelo
Farmacéutica Naturista
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