Vivimos en tiempos revueltos. Habitamos una era de cambio y conflicto que se manifiesta con la singular trascendencia de una crisis de amplio espectro a nivel mundial, podemos decir a nivel planetario.
En Europa se respira el desconcierto. Las prácticas del sistema financiero internacional, se han convertido finalmente en armas de destrucción masiva y las instituciones financieras, como señala Noam Chomsky, son de hecho el gran poder que nadie ha elegido y los verdaderos arquitectos de la política, lo que cuestiona seriamente la esencia de los sistemas democráticos
El impacto de la crisis no se detiene en el ámbito económico financiero, que ya ha dado lugar a una crisis social, existen además, en estos tiempos revueltos, otros indicadores de crisis, como son la crisis energética, el cambio climático y otros cambios producidos por la propia energía de la Tierra expresados en forma de desastres naturales.
Esta situación genera profundos sentimientos de malestar que tiene consecuencias en la salud física y psicoemocional de las personas y que terminan por afectar a todos los ámbitos de la vida.
Los síntomas más acusados producidos por la crisis social son la sensación de miedo, incertidumbre e inseguridad, que conduce a una percepción pesimista del futuro, a la rumiación constante de los problemas, que suele llevar al insomnio y que junto con este cuadro de ansiedad generalizada puede terminar generando depresiones profundas y tendencia a las adicciones a sustancias nocivas.
La vergüenza, la baja autoestima, la rabia y el sentimiento de injusticia ocupan también un lugar destacado.
La directora de la OMS, Margaret Chan, ya ha expresado su preocupación por el impacto de la crisis sobre la salud, refiriéndose a los posibles aumentos de enfermedades mentales y la ansiedad, así como a la preocupación por que se dispare el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias nocivas, como consecuencia del aumento del desempleo, de los recortes en las redes de protección social y la disminución de los recursos destinados a la salud.
Las Flores de Bach, con su gran potencial curativo de los estados emocionales negativos, tienen un importante papel que jugar en este crítico proceso.
La filosofía del Dr Edward Bach, descubridor de este sistema de curación natural por las flores, nos habla de virtudes como el valor, el coraje y la fuerza de la fe, incluso en las horas de mayor oscuridad.
Fe en un Universo que responde a las leyes naturales de la evolución. Cabe pensar que de la misma manera que todo ser vivo está sometido al ciclo de la vida: nacimiento, crecimiento y muerte, esta era está llegando al cumplimiento de un ciclo.
Ante esta situación, llega un momento en que se puede llegar a sentir que en soledad, no se podrá controlar semejante carga de miedo y ansiedad y es entonces cuando las personas buscan ayuda.
Conocer la acción terapéutica de los Remedios Florales de Bach, constituye hoy más que nunca, una verdadera herramienta de autoayuda y de autocuidado de la salud personal y familiar.
Este nivel de aplicación de la Terapia Floral que es la autoayuda, es básicamente el nivel para el que la Organización Mundial de la Salud, realizó su reconocimiento de utilidad en 1979, recomendando su utilización a los estados miembros.
Poder preparar los remedios de Flores de Bach para uno mismo o para el entorno del Hogar, nos permitirá atender a todo ese repertorio de síntomas psicoemocionales que pueden afectar a toda la familia.
Al tratarse de una terapia que contempla todos los aspectos de la persona, además de las emociones podremos atender urgencias domésticas como golpes, picaduras, desarreglos gastrointestinales o pequeños accidentes, contando así con nuestro propio botiquín floral familiar.
Podemos afirmar que cuando las esencias florales entran en casa, cambia toda la energía del Hogar, de la Familia y de las relaciones interpersonales, produciéndose una mejora sustancial en todos los miembros que forman este entorno, evitándonos además, que algunos de los problemas tratados deriven con el tiempo en patologías más graves. Puede decirse y se dice, que hay un antes y un después del tratamiento con las Flores.
Es por este motivo que el Dr. Bach dio una gran importancia al nivel doméstico de aplicación de la Terapia: «Estas plantas medicinales les ofrecen la oportunidad de sanar a miembros de su familia o de sus círculos de amistades…»
Son ya muchos los casos conocidos en que, después de una formación adecuada en la acción terapéutica de las Flores de Bach, la persona ha tomado la responsabilidad sobre su propia salud mental y emocional, logrando a través del autotratamiento, estados de equilibrio y autoconocimiento que jamás hubiera creído posibles.
Las Esencias Florales nos ayudan a sobrellevar con una actitud positiva y esperanzadora, estos momentos de profundo cambio y transformación que vive la humanidad y que habrán de dar lugar a otras formas de entender la existencia, a otros valores y costumbres más adecuados a niveles de conciencia más elevados.
Las Flores de Bach, esos maravillosos remedios naturales, sin ningún efecto secundario y compatibles con todo tratamiento, que llevan más de 80 años demostrando su eficacia en el campo de la salud integral, en el restablecimiento del equilibrio y la armonía personal, están ahí esperando ser descubiertas por cada vez más y más personas para seguir ofreciendo generosamente, su vibración de amor sanadora.
Manuela María Menéndez
Terapeuta Floral. Periodista especializada en Terapias Naturales.
Presidenta de SEFLOR
COLABORADORA DE GALATEA
www.galateaterapias.com