La magia, esa chispa que despierta nuestro asombro y nos invita a creer en lo imposible, se encuentra en cada rincón de nuestra vida. Desde los encuentros inesperados hasta las sorprendentes conexiones humanas, a menudo pensamos: “Parece magia”. Pero, ¿nos hemos preguntado alguna vez cómo podemos atraer intencionalmente estas conexiones mágicas? ¿Es posible ser agentes activos en el tejido de nuestras realidades?
Cuando somos niños, la magia está viva a través de cuentos y sueños donde lo invisible nos acompaña. Sin embargo, ¿qué sucede cuando crecemos? A menudo perdemos nuestra conexión con ese mundo encantado. Pero, en realidad, ¿podemos cultivar esas conexiones mágicas en nuestra vida adulta? ¿Podemos atraer el empleo que anhelamos o a la pareja perfecta al abrirnos a nuevas posibilidades?
La respuesta se encuentra en la energía y los símbolos. La energía es la fuerza vital que nos rodea y los símbolos son sus representaciones que nos permiten entender y canalizar nuestras intenciones. Conectar con estas fuerzas puede darnos la clave para desbloquear los caminos hacia nuestros deseos.
La energía fluye a través de frecuencias que vibran de diversas maneras. Cada color, por ejemplo, no solo adornan el mundo, sino que contienen significados profundos. El blanco, el verde, el rojo… cada uno tiene una vibración única que se relaciona con aspectos de nuestra vida; desde las relaciones personales hasta nuestras aspiraciones profesionales.
Símbolos y su Significado Emocional
¿Qué podemos lograr al trabajar con los símbolos? Cada uno de ellos tiene el potencial de elevar nuestra vibración y actuar en nuestra vida. Por ejemplo:
- Rectángulo (Color azul medio): Relacionado con la expresión y el apoyo necesario para actuar.
- Esfera (Color blanco): Permite fluir y liberar sentimientos de no merecimiento.
- Doble espiral (Color rojo): Conecta lo fantástico con la realidad.
- Triángulo (Color rojo): Refleja la relación con el dinero y la familia.
- Cuadrado (Color amarillo): Enseña a establecer límites y decir