Perspectivas Transpersonales sobre la Muerte y la Reencarnación, según las tradiciones budistas y tibetanas
No existe mayor don de caridad que ayudar a una persona a morir bien.
Sogyal Rimpoche
La muerte, un tabú en nuestra cultura, es la puerta hacia la luz. Hay una necesidad evidente en nuestra sociedad de reaprender sobre la muerte y, por lo tanto, sobre la vida; vivimos de espaldas a la muerte y la recibimos como un shock que no podemos integrar, cuando se produce la pérdida de padres, esposos, hermanos, amigos o conocidos, y, obviamente, con la noticia de la muerte propia.
Es loable el trabajo de muchas personas ayudando al “bien morir” y acompañando a los que quedan en este plano. Creo también que es inadecuada la actitud extendida de no informar al moribundo de su muerte inminente, aunque comprensible, desde la no afrontación de la misma por los implicados.
La perspectiva transpersonal de la muerte permite disponer de un marco de creencias y actitudes útiles frente a ella, así como de un mapa de viaje entre esta vida y la siguiente. Así como un aprendiz de conductor se entrena para un viaje en carretera, también podemos practicar las habilidades necesarias para el último viaje.
En la cultura tibetana existen libros sagrados como el Bardo Thodol, concebido como una guía de viaje para que la muerte se experimente como una oportunidad del alma para alcanzar la liberación, que en lenguaje occidental podríamos llamar, “ir al Cielo”.
Otra práctica avanzada se denomina Phowa o transferencia de la conciencia. Realizar Phowa permite asegurar que la conciencia se mueve en el momento de la muerte hacia un paraíso específico, evitando así el ciclo del siguiente renacimiento.
Si tomamos la muerte como un viaje entre vidas, y sabemos que tanto el viaje como el destino final dependen de morir en paz, nos prepararemos para ello durante la vida.
La muerte consciente como oportunidad de liberación
Morir en manos de la Madre Divina es dulce. Juan Ruiz
Según la tradición tibetana, podemos destacar tres fases entre la muerte y el siguiente renacimiento: la primera fase se produce con la muerte física, la segunda consiste en el viaje del alma por los mundos internos y la tercera, el proceso de reencarnación, es decir, de toma de un nuevo cuerpo. Todo este proceso se realiza en un intervalo de 49 días simbólicos o etapas menores.
La muerte física se subdivide en tres etapas: la disolución de los sentidos, que acaba con la muerte externa, la disolución de los elementos que finaliza con la muerte energética y la unión de las gotas de energía masculinas y femeninas, que completan la disolución de las formas y apegos llevando la conciencia a la experiencia de la luz. Las personas sin entrenamiento en meditación pierden la conciencia durante esta parte y, por lo tanto, la oportunidad de ir a la luz, es decir, de alcanzar la iluminación, de ir al Cielo.
Algunas personas viven experiencias cercanas a la muerte, donde informan sobre encuentros con la luz y los familiares y maestros en los mundos internos. Algunos maestros son capaces de morir conscientemente y transferir su conciencia a la luz. De hecho, este es el objetivo último de un buen morir: la muerte consciente, el viaje consciente a la luz.
Los grandes maestros dicen que lo fundamental en el momento de la muerte es mantener la calma y morir en un estado meditativo, o al menos en oración, sin miedo, en paz. El Karmapa, el Dalai Lama y otros grandes maestros tienen la capacidad de reencarnarse voluntariamente, es decir, de volver a este mundo con la intención de seguir ayudando a las demás personas.
En el Tíbet, existen los tulkus o niños reconocidos como reencarnaciones de maestros. Hay algunas películas muy emotivas sobre varios tulkus actuales.
La fase final del viaje entre vidas, si es necesario renacer de nuevo, se centra en asegurar un buen renacimiento. El Bardo Thodol explica en detalle lo que hay que hacer para no renacer en mundos como los de los fantasmas o en el de los animales, y cómo encontrar una buena familia en un buen país que permita que el alma avance en su camino espiritual en la siguiente vida.
El Arte de Vivir
Muere antes de morir. El que muere antes de morir, está verdaderamente vivo; su alma está purificada y él está en pie.
Rumi
¿Qué podemos hacer durante la vida para asegurar un buen morir? Recomiendo encarecidamente leer El Libro Tibetano de la Vida y la Muerte, de Sogyal Rimpoché. Es un texto bello, profundo y fácil de leer, destinado al lector occidental, que abarca las prácticas para el bien morir vinculadas al budismo y la sociedad tibetana.
Podemos identificar cuatro ámbitos de preparación para el buen morir:
1. El día a día,
2. La meditación,
3. Los sueños,
4. Prácticas específicas sobre la muerte.
La actitud básica diaria es fomentar el desapego y desarrollar la compasión y ayuda a los demás. Aprender y practicar meditación nos proporciona una mente calmada y centrada en el momento de la muerte; dormir es una pequeña muerte diaria y practicar para despertar en los sueños es la antesala de la muerte consciente. También existen prácticas avanzadas de meditación sobre la muerte y la transferencia de la conciencia o Phowa.
Todos los maestros insisten en la necesidad de morir día a día, en lo que se puede denominar prácticas de muerte psicológica o muerte mística.
Si el siguiente renacimiento depende de nuestro karma y nuestra habilidad para morir en paz, practicaremos en esta vida todo lo posible para eliminar lo que nos mantiene apegados al ciclo de vida, muerte y renacimiento, que en términos budistas son la ignorancia, el deseo y el odio. En un lenguaje occidental, son las emociones, pensamientos y actos negativos, producidos en última instancia por los egos que se expresan en nuestra mente.
El viaje interior se puede practicar con técnicas de estados ampliados de conciencia, como la Respiración Pneuma, que permite experimentar nuestro verdadero Ser y aprender a viajar por los mundos internos de un modo seguro y profundo. Son experiencias renovadoras y muy sanadoras.
Perder el miedo a morir es necesario para un mejor vivir; el bien morir es un derecho fundamental y una oportunidad de alcanzar la iluminación. Ahora hay disponibles información y prácticas que nos ayudan en el tránsito entre vidas.
Rafael Navarro
Inkarri España
www.inkarri.es